Tiempo.

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-Despierta mi querido, éste final no es debido.-

La mujer blanquicienta estira sus delgados dedos alcanzando a rozar la nariz de aquel chico recostado contra el cerezo.

-no puedo moverme- dijo con apenas fuerzas abriendo sus ojos azulados alcanzando a ver el caer de las hojas del gran cerezo.

La luna ilumina el lago que yacía a su lado iluminando ahora completamente a esa figura moribunda.

-Que final terrible ha sido ese para alguien tan hermoso y amable.- habla la dulce mujer sin dibujar sombra alguna.
-Encantada estaría yo de tenerte entre mis amados angeles, pero esta vez he de ayudarte.-

-Eso ¿como lo harás?- preguntó algo escéptico recordando su descuido al cruzar.

-Una tarea importante te he de dar, y tu obediente me has de ayudar.-

Unas mariposas pasajeras comienzan a brillar, mientras se reúnen al rededor del alma desafortunada que yacía en paz.

-estas... mariposas ¿que harán?- preguntó utilizando las ultimas fuerzas en él presentes.

Las mariposas comienzan a comer y desgarrar su cuerpo material. Dejando al cabo de 5 minutos un ente semejante a la dama inmortal.

-Un poder codiciado te acabo de dar, tú con mucho celo lo debes cuidar..-

Una fresca brisa sopla arrastrando con sigo las hojas del majestuoso arbol, y algunos insectos que en este dormían.

-En el tiempo has de viajar y a mis hijos perdidos ayudar, en el caso de que ellos regresaran conmigo, tu podrás tener una segunda oportunidad.-

-Pero, amable dama, ¿como los podré yo encontrar?- sin el peso de la mortalidad, este se levanta sin pensar.

-La luz te enseñara el lugar, y tu trabajo es pensar y buscar sin cesar. Se que lo lograrás.-

La brisa se detiene.

-Ahora- la doncella levanta una mano.
- Será un arduo camino, tú solo luchando contra el destino. Pero, si en algun momento tu mente comienza a dudar, aqui estaré par tus dudas aclarar.-

Una luz encandila al pobre chico llevandolo así a su primera parada.

Saltando En El Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora