—El jefe nos matará —anunció Rocco en el marco de la puerta aún sosteniendo el picaporte y con la respiración agitada, tenía miedo.
La expresión exaltada de Luigy definitivamente no lo ayudaba mucho a calmarse.
—No, no, no, ¡No! —exclamó Luigy enojado —¡Es tu culpa! —dijo apuntando con un dedo acusatoriamente a Rocco.
—¿Por qué sería esto mi culpa? —preguntó Rocco claramente enojado.
—¡Tu dijiste que fuéramos a jugar! ¡Qué ella no podría hacer nada! —reclamó Luigy.
—¡Tu fuiste conmigo! ¡Yo no te obligué! —gritó Rocco.
Y de esa manera siguieron reclamando y echando la culpa al otro, mientras que al otro lado de la ciudad el Lamborghiny del Guasón corría por las calles escapando de las patrullas, sin preocuparse por el volante, este tomó la bazuca que se encontraba a un lado, recargada en el asiento del copiloto.
—¡Deténgase! —ordenó el oficial por el altavoz.
El hombre de cabello verde bajo la ventanilla y mostró su blanquecino dedo de en medio a los oficiales. Abrió más la ventanilla y sacó parte de su cuerpo junto con la bazuca, el auto se iba de lado así que, como pudo logró, con su pierna tomar el control del auto, esperó unos segundos y... ¡Boom! Varias patrullas explotaron causando las carcajadas del hombre de traje morado. Una vez que perdió a las patrullas recorrió su camino hasta la guarida.
Entre gritos y reclamos Luigy y Rocco escucharon el motor del auto de su jefe y cruzaron miradas con temor.
—¡Mierda! —exclamó Luigy - ¿no se supone que estaría fuera todo el fin de semana? —Rocco se encogió de hombros.
—¿Crees que se de cuenta? —preguntó Rocco con esperanza.
—Por supuesto que no —proclamó Luigy con sarcasmo —. No a menos que la quiera ver, o que quiera hablar con ella, o que quiera algo de su parte, ¡o que simplemente entre a la habitación donde se supone que debería estar ella! —gritó enojado.
La puerta se abrió, dejando entrar al Guasón inundando el silencio con risas.
—Pues... una vez desapareció casi un año y parecía no inmutarse —argumentó Rocco ganadose una mala mirada por parte de Luigy.
—¡Si! ¡Pero esa vez nos la había dejado a cargo de nosotros, idiota!
—Llegué —avisó Joker canturreando.
Al instante su sonrisa desapareció notando la ausencia de un sorpresivo beso o abrazo de bienvenida de parte de Harley y la oportunidad de darle un buen golpe, se le hizo verdaderamente extraño, pero lo pasó por alto, ya que creyó que era mejor así, sin que la niña estúpida lo molestara, quizás estaría durmiendo. Se dirigió a su oficina, si, a seguir haciendo planes para matar a Batman, verdaderamente la rata voladora era lo que el más odiaba y la última vez había estado cerca.
El tiempo pasaba y Harley no había ido a molestarle, lo cual era raro, pero tranquilizante, fue bueno para el no tener que soportarla al menos por un día.
Al caer la noche, el peliverde se dirigió a la habitación que compartía con Harley mientras Rocco y Luigy la reguardaban.
—Quítense —ordenó Joker.
—No creo que sea una buena idea... —dijo Luigy.
Joker los empujó con desdén, abrió la puerta y entró, para su sorpresa faltaba algo en esa habitación ¿serían las sábanas?, ¿sería una lámpara? Joker lo pensó por un momento... ¡No! , era la pequeña y tonta Harley, eso faltaba, él casi esperaba que su cadáver estuviera bajo la cama, pero no.
—Rocco, Luigy, ¿donde esta mi dolor de trasero personal?
Ambos secuaces lo miraban con pánico desde la entrada de la habitación.
—Escapó, señor —masculló Rocco.
Silencio.
Un silencio aterrador.
Una sonrisa macabra adornó el rostro del Payaso.
—¡Escapó! —grito asustando a los dos hombres que se encontraban con el — ¡Un trabajo! ¡Tenían un trabajo! —se acercó a Luigy y lo tomó del cuello de la playera mientras le apuntaba al rostro con un arma —¡son unos inútiles!
Se alejó de Luigy, peinó su cabello y acomodó su traje.
—En algún momento volverá.
—Hizo una llamada, en su oficina —informó Rocco.
—¿Y por qué no lo dijiste antes? Escuchemosla.—¿Bueno?
—¡Soy yo!
—¿Harley?
—¡Si!
—¿Que pasa?
—¡Ire!. Estaré el fin de semana.
—¡Genial!
—En un momento salgo para allá.
—Oye.
—¿Que?
—Me alegra que hayas decidido tomar esta decisión.
—Como sea.
—Nos vemos Harl... Harley, nos vemos Harley.
—Bay.
—¡Eso no sirve de nada! —exclamó Joker.
—Podemos rastrear de donde vino la llamada —sugirió Luigy.
—¿Y qué estás esperando? —se quejó Joker.
Las manos le sudaban por los nervios mientras dudaba de si tocar o no el timbre del pequeño apartamento. Por fin despues de diez minutos "ding dong", se arrepintió al instante y quiso salir huyendo. Demasiado tarde.
—¿Harley? —llamó su hermana desde la puerta.
—¡Hey!
Su hermana se apresuró a abrazarla impidiendo que huyera. Se separaron, su hermana la tomó por los hombros y la miro con cierta tristeza, no podía creer lo mucho que Harley había cambiado. La abrazó de nuevo.
—¿Mami?
La tierna voz de una niña alarmó a Harley e hizo que se tensara de inmediato. Su hermana se separo de Harley y preguntó a la pequeña que pasaba y la pequeña de cabellos dorados la miro con tristeza mientras le mostraba en una mano el cuerpo de una muñeca y en la otra su cabeza.
—¿Quién es ella, mami? —preguntó la niña mirando con curiosidad a Harley.
—Lucy, cariño, es mejor que...
Harley la interrumpió con un ademán para que callara. Se acercó a la niña y tomó de sus manos la cabeza y cuerpo de la muñeca y coloco la cabeza en su lugar mientras miraba a la pequeña con asombro, era hermosa y se parecía tanto a ella, tenía la piel clara, nariz fina, labios rosados, cabellos dorados y, ¡por Dios! ¡Tenía los ojos de su padre! Esos profundos y grandes ojos verdes.
Los ojos de Harley comenzaron a cristalizarse, puso la muñeca de nuevo en las manos de la niña.
—Soy Harley.
Lucy sonrió mostrando sus blancos dientes y ese espacio que dejaba uno faltante, Harley sólo pensaba en lo tierna y bella que era Lucy.
—Yo soy Lucy —le ofreció su manita a modo de saludo, pero Harley se lanzó a abrazarla y dejó salir un par de lágrimas, Lucy correspondió al abrazo y su hermana las miraba con ternura y tristeza.
—Hay que entrar —dijo su hermana.
Harley y Lucy se separaron y la mayor asintió.
Harley y su hermana estaban sentadas en la mesa tomando café cuando Lucy se acercó a ellas.
—Mira, Harley, ¿te gusta?
—Es lindo —respondió ella.
—¿En serio lo crees? —preguntó con ilusión y Harley asintió —. Los demás creen que es raro, pero a mi me gusta, es un auto bailarina.
—A mi me encanta.
—Te lo regalo.
A Harley le sorprendió pero lo tomó.
—Gracias, Lucy —Lucy sonrió y corrió de nuevo a seguir jugando.
Su hermana la miro con cierto dolor, sabía que ella no era su madre, si no Harley, pero amaba a la niña.
—¿Cómo es? —preguntó la villana.
—La estás viendo.
—Habló de... No lo sé, ¿es lista? ¿Tiene buenas notas? ¿Se porta bien? ¿Tiene muchos amigos?
Su hermana rió y le dijo que si, la pequeña era muy inteligente, tenía muy buenas notas, aunque siempre la hacían llamar por que era algo... desastroza <<cosa que bien pudo haber heredado de uno de sus padres>>, pero en general era buena, y no, Lucy nunca había sido muy amigable.
—Tengo hambre, mami —dijo Lucy acercándose a ambas mujeres.
—También come mucho —agrego —... como tu.
Harley rió.
—Iré por hamburguesas, ¿se te antoja? —la pequeña ojiverde asintió — ¿Puedes cuidarla, Harleen?
—Harley —se quejó la mencionada y al momento entró en pánico al percatarse de lo que su hermana había dicho, no podía quedarse sola con Lucy, no se sentía preparada —Creo que...es una mejor idea que yo valla por comida, solo dime donde.
Su hermana la miro con desaprobación y Lucy con tristeza, quería que Harley la cuidara, la pequeña no sabia porque, pero quería estar con Harley. Pero ninguna se atrevió a objetar nada. Harley salió por comida siguiendo las instrucciones que le dio su hermana.Estoy algo oxidada, pero espero que les haya gustado.
En serio perdón por la espera, prometo que la siguiente y última parte no tardará tanto.
ESTÁS LEYENDO
Su nombre es Lucy ♥ (Harley Quinn & el Joker) (One-shot)
FanfictionTengo una hija, se llama Lucy. Vive con mi hermana, tiene cuatro años y le gustan los tutús y los autos de juguete. En especial le gusta poner tutús a los autos de juguete, le gusta la idea de un auto bailarina... creo que tiene sentido. El señor J...