cap 2.(editado)

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_siéntese por favor señorita Covenhay_ dice el marqués señalando una silla frente a su escritorio.  él se sienta tras el mismo. Ella lo mira y un suspiro impredecible sale de lo más recóndito de ella, por alguna extraña razón, o tal vez no tan extraña siente un cosquilleo recorrerla ante su mirada, no esta acostumbrada a estar en la presencia de alguien con tal gallardía, él la mira y le ofrece una sonrisa cordial. ella se dio cuenta que esa sonrisa tan perfecta sólo podía ser digna de un dios, mínimo un ángel tomando forma de hombre se encuentra frente a ella. Si alguna vez imaginó al hombre perfecto en sus mejores novelas de amor que solía leer en sus breves momentos de ocio, este era.  Entonces se siente cometer un pecado ante tal manera de pensar. ¡debes ser seria y muy profesional Elizabeth!... se corrige mentalmente. 

_bien señorita, iré directo al asunto que me hizo hacerla venir hasta mi despacho, me gustaría contratar sus servicios como institutriz.

_¿a quien he de instruir milord?_pregunta ella tratando de parecer relajada pero en realidad su corazón se sobresalta ante tal propuesta, había trabajado antes para familias importantes, pero jamas para alguien de la realeza, aunque le entusiasma la idea también le angustia semejante responsabilidad. 

_a mi hijo_responde él. 

_no sabía que tenía usted un hijo milord_ dice ella, él sonríe y a ella  le parece muy joven, además siempre se ha comentado en los pueblos adyacentes que es un hombre solo. todo el tiempo se lo imaginó como un hombre mayor, tal vez viudo, sin hijos,  pero los chismes no tienen porqué ser siempre verdad, las amigas de su madre siempre hablando de la realeza y ella restandole importancia a dichas conversaciones aburridas, una vez oyó decir a su madre que tal vez no se le veía por que probablemente era un anciano sin fuerzas para salir y a otras de las mujeres que lo contrario podría ser cierto, a lo mejor era tan guapo que evitaba salir para no tener que lidiar con las damiselas enamoradas del pueblo, puras estupideces pensaba Elizabeth.  . 

_ soy muy cuidadoso con mi vida personal señorita, sobre todo en lo que tiene que ver con mi hijo _ dice El haciéndola salir de sus pensamientos. Ella asiente y guarda silencio en espera de más información. 

_no se moleste en mostrarme recomendaciones, me tomé el tiempo de investigarla, se que lleva tres años como institutriz, sus anteriores patrones me dieron muy buenos informes suyos, también sé que hace dos semanas que terminó su último trabajo _ella se sorprende pues no tenía ni idea que el marqués supiera tanto de ella, claro, es entendible, no pondría a cualquiera a cargo de la instrucción de su hijo.

_¿que me responde?_ pregunta él.

_es una propuesta tentadora milord, precisamente estoy en búsqueda de empleo, verá mi madre y yo no estamos en muy buena posición que se diga así que creo que debería aceptar.

_que bien, aunque aun debo explicarle las condiciones que debe cumplir señorita.

_¿condiciones?... muy bien, lo escucho milord. 

_ verá, de aceptar mi propuesta, hay algunas cosas que debo decirle,  en primer lugar, nadie debe saber que usted trabaja para mi_ dice Elliot atento a cada mínimo cambio en la expresión de la institutriz. 

_ tendría que saberlo mi madre milord. 

_por supuesto, solo asegúrese que ella sepa ser discreta. 

_puede contar con eso_ responde ella enseguida. ya verá como se las arreglará para que su madre sepa guardar el secreto. 

_bien, otra condición , el niño jamas, jamas debe salir de esta propiedad_ ella frunce el ceño. 

El secreto del marqués. ( Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora