Yoongi no podía dormir. Sin embargo, esto no lo sorprendía en lo más mínimo. El insomnio había estado azotando su cansancio desde hace ya un par de meses y se había acostumbrado a él. Aún así, el motivo de su permanencia le daba miedo. Yoongi tenía miedo.
No es que no supiera lo que ocurría con él, precisamente el hecho de saberlo era lo que lo atormentaba. A pesar de que muchas de sus inseguridades habían sido exterminadas con el debut, algunos de sus demonios afloraron luego de aquel momento ¿Por qué? Simplemente, ahora tenía más tiempo para pensar, lo que no ocurría antes del debut. Las largas horas de práctica y sus noches produciendo música lo habían mantenido algo más distraído, ocupado.
Yoongi había tenido mucho tiempo para pensar antes de mudarse a Seúl para cumplir sus sueños y su mente se había convertido a partir de entonces, en su peor enemigo. Él no podía controlarlo, él sólo se dejaba llevar por sus vívidas pesadillas, esas que ocurrían frente a sus ojos incluso cuando estaba despierto.
Recordó con amargura su primera vez en el psiquiatra. Recordó lo mucho que sus padres habían insistido en todo aquello, diciéndole todo el tiempo que debía hacer algo para repararse de una vez por todas. Actuaba extraño, sus amigos ya no querían estar con él y el resto de su familia creía de él lo peor. Era una escoria y él lo sabía.
Sonrió y negó, rememorando. Fobia social, había dicho aquel médico finalmente, al terminar la primera sesión. Pero la fobia social sólo era un pequeño eslabón más de la enorme cadena de cosas que estaban mal en él. Sus posteriores citas en aquel consultorio le demostraron eso.
Suspiró cansado, levantándose de su cama lentamente, con cuidado de no despertar a los demás. Se dirigió a la cocina, abrió la nevera, saco de ella una botella de agua y se giró cerrando la puerta con el pie. Se arrastró hasta el pequeño sillón que ocupaba prácticamente toda la sala y se tiró en él. Decidió que lo mejor ahora, sería acomodar sus pensamientos. Quizás de esa forma le sería más fácil conciliar el sueño luego. Abrió la pequeña botella y bebió de ella, sintiendo cómo el fresco líquido corría por su garganta, haciéndolo sentir aún más despierto. Se dio cuenta que dependía de pequeñas cosas como esas para sentir que estaba pisando tierra. Se rió con ironía, Yoongi bebía agua no para vivir, sino para sentirse vivo.
Miró el techo sin más y comenzó a recapitular. En comparación a sus años anteriores, ya no se sentía tan perdido. En aquel entonces, cuando aún no se decidía por su futuro, pensó muchas veces en morir. Ahora, tenía motivos mucho más que suficientes para seguir vivo. La gente los había recibido con cariño, les gustaban y comenzaban a admirarlos. A sus dieciseis, su familia pensaba que era un caso perdido. Ahora, sin embargo, estaban orgullosos de él. Sus amigos habían sido crueles y se habían alejado de él en sus días de oscuridad. En este momento, había seis cabezas huecas del otro lado de la pared, ansiosos por escuchar cada cosa que tenía para decir. No se entendía a sí mismo, concluyó. Si todo iba tan bien en su vida, ¿por qué seguía tan vacío?
Pensó en el día del debut. Había llorado como un niño pequeño y se había encerrado en el baño aterrorizado. Todos sus temores estaban allí, esperándolo para tragárselo vivo. Faltaba muy poco para salir al escenario y el mero hecho de imaginarse parado allí, lo hacía temblar. Pero él sabía que lo mejor vendría después de hacerles frente. Y así fue. Todo había salido perfecto.
Aún así, algunos de ellos permanecían oscureciendo su alma todavía.
¿Sería que jamás podría curarse?
Sus reflexiones se vieron interrumpidas por un pequeño ruido que provenía de unos metros más allá. Un golpe y un gruñido.
- Aish, mi dedito. - escuchó Yoongi. Sonrió. Se levantó del sillón con sigilo y se acercó hacia el lugar de dónde provino aquel quejido.
- Jimin-ah. - susurró Yoongi en la oscuridad, haciendo que Jimin pegara un salto, asustado.
- ¿Yo-Yoongi Hyung? - preguntó el pequeño agitadamente.- ¿Qué haces despierto a esta hora?
- Lo mismo debería preguntarte a ti. Tenemos que estar en el estudio en menos de cinco horas. - le recordó Yoongi, quien buscaba un lugar dónde tirarse nuevamente.
- Tengo hambre.- admitió Jimin sin más, haciendo reír al mayor.
- Creo que Jin dejó las sobras de la cena dentro del microondas. No preguntes por qué, tampoco lo sé.- musitó Yoongi, recostándose sobre la pared más cercana que sus manos pudieron encontrar. Sintió cómo unos pequeños pies corrían ahora hacia la cocina.
- ¡Gracias, Hyung! - lo escuchó decir. Sonrió de nuevo. Jimin lo hacía sonreír mucho, pensó. Él simplemente era adorable. No sabía muy bien la razón, pero el pequeño estaba junto a él siempre que podía y entablaba conversaciones de lo más incoherentes con él. Cualquier cosa era motivo de charla entre ellos, aún cuando Yoongi no soltaba más que un puñado de palabras.
- Hyung, ven. No quiero comer todo esto sólo. Engordaré.
- No tengo hambre. Además, tus mofletes son parte del poco encanto que posees. No deberías deshacerte de ellos.- sugirió Yoongi caminando hacia Jimin.
Jimin sintió su cara calentarse. Agradecía ahora a la oscuridad que había hecho torcer su dedo meñique del pie unos momentos antes. Se apoyó sobre la mesada y con una cuchara en una mano y el recipiente con las sobras en la otra, comenzó a comer en silencio.
Su Hyung lo hacía sentir extraño de vez en cuando. No hablaba mucho, pero cuando lo hacía, sabía exactamente lo que debía decir para hacerlo sonrojar. Yoongi amaba molestarlo, pero a Jimin no le importaba. Estar con él le hacía bien, de todas formas.
- Jimin, ¿a qué le temes?
Jimin casi se atraganta con la pregunta. - Yo... Bueno, eh... Aho- ahora quisiera tener la luz encendida. No me gusta la oscuridad, sabes. No creí que pudieses darte cuenta de- - escuchó una risa ronca provenir de su lado. Tragó sonoramente.
- No me refería a ahora, tonto. Me refería a cuáles son tus miedos. - dijo Yoongi con una sonrisa torcida. No es que Jimin pudiera verla, pero la imaginaba. Conocía el tono de voz que su Hyung hacía cuando esbozaba aquella sonrisa. Le gustaba un poco esa sonrisa.
- Mmmh... Supongo que mi mayor temor ahora sería que Bangtan no funcionara y tuviéramos que disolverlo. - dijo Jimin con un bocado entorpeciendo el correr de sus palabras.
- No sucederá. - afirmó el mayor, muy seguro.
- ¿Cómo lo sabes?
- Sólo lo sé y ya. - finiquitó Yoongi.
- ¿Me extrañarías? Ya sabes... Si disolviéramos Bangtan. - dijo Jimin, casi en un susurro.
- No sucederá. No debes temer que pase, porque no pasará. Aún si no funciona, seguiremos juntos. Y no podré extrañarte si estás saltando como idiota alrededor mío todo el día.
- Es lindo que lo digas. - cantó el menor sonriendo ampliamente. - ¿Por qué me preguntaste eso, Hyung? -
- Yo... No lo sé. Tengo miedo de algunas cosas y necesitaba saber si tus miedos eran tan irracionales como los míos. - explicó Yoongi, pateando el suelo con unos de sus pies, con su cabeza gacha. Estaba avergonzado.- Afortunadamente no lo son.
Jimin dejó de comer al instante que escuchó a Yoongi decir eso.
Yoongi y él se habían vuelto cercanos, de alguna manera. Su insistencia en acercarse al mayor en el último par de meses había colaborado bastante a ello, ciertamente. No obstante, el mayor nunca hablaba de su vida, de sus preocupaciones. Al escuchar a Yoongi dejando salir este tipo de pensamientos, Jimin sintió a Yoongi un poco más humano. Un poco más abierto hacia él.
Le encantó como eso lo hacía sentir.
- Háblame de ellos, Hyung. - musitó Jimin, girándose hacia Yoongi. Buscando su mirada a través de la oscuridad.
- No quiero hablar de ellos, Jiminnie. - dijo el mayor, pesadamente.
- Quiero escuchar y tú necesitas hablar. - pasaron unos segundos y al no obtener una respuesta alguna, Jumin tomó a Yoongi de la mano, arrastrándolo. - Ven. Vamos a sentarnos. - dijo. Y se dirigieron juntos hacia el sillón donde Yoongi yacía antes.
- Cuando estés listo.- dijo Jimin. Totalmente ajeno a lo que vendría después.Aquella noche, el pequeño Jimin entendió cosas. Entendió a Yoongi finalmente. Entendió cuán difícil podía ser para su Hyung, hacer cosas que él podía realizar perfectamente. Entendió que los motivos de su curiosidad hacia Yoongi no eran infundados, desafortunadamente. Entendió su mal humor y su templanza, incorrectamente asumidos. Entendió lo sucedido aquella vez en la pequeña terraza de la compañía. Entendió sus palabras.
Y quiso llorar.
Y lo hizo. No sabía cómo ni cuándo sus lágrimas comenzaron a descender, ni sabía cómo detenerlas, pero allí estaban.
Esa madrugada sólo hubo dos cosas que Jimin no pudo entender. No entendía cómo algo tan extraño a él podía calar tan fuerte y tan duro en su alma. Su cuerpo parecía querer desfallecer del dolor mientras lo escuchaba hablar.
Tampoco pudo entender por qué abrazar a Yoongi se sentía tan jodidamente bien, aún con el mayor llorando en su hombro. No sabía cómo podía disfrutar algo así pero lo hacía, y además, Yoongi le dejó abrazarlo. Eso era lo importante.
Yoongi en tanto se sintió libre. Avergonzado, humillado, descubierto, desnudo... pero libre.
Su llanto parecía inagotable y su cabeza daba vueltas, pero todo era cálido y el futuro se sentía prometedor en aquellos brazos fuertes que lo sostenían. De algún modo percibió cómo una a una, sus pesadillas perdían su poder ¿Sólo eso necesitaba? Su vacío estaba allí, llenándose.
Ambos sabían que mirarse a los ojos tendría un nuevo significado para ellos a partir del día siguiente. Algo grande y distinto parecía venir y quizás sabría a locura cuando masticaran lo ocurrido.
A pesar de todo ello Jimin, sin saber, comenzó a querer.
Yoongi, sin querer, comenzó a sanar.
Jimin, salvaría a Yoongi. Y ambos lo supieron esa noche.
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Oculto - YoonMin ♥
Fanfiction- ¿Qué crees que sucederá ahora, Hyung? - No lo sé ¿Importa? - No.- lo miró y sonrió- Ya no. Historia con capítulos sin cronología y escenas aleatorias.