Capítulo 4.

3.2K 217 11
                                    

Maratón (2/3)

Luna

Quede con Dominik para mañana, porque hoy al parecer los dos estábamos ocupados, yo debía ir a lo de mi tía y él tenía como que algunos asuntos que arreglar, no había asimilado nada todavía, mi cabeza estaba vuelto un huracán de emociones y sentimientos.

No sé qué pasaría de ahora en adelante, todavía no puedo creer que lo haya visto ¡Y más aún! Hable con él. Sin embargo, la llama que en unos años había entre los dos al parecer está apagada. La pregunta es ¿Para siempre? ¿Esa llama estará apagada para siempre?

El señor del taxi llegó al lugar y yo salí de mis pensamientos, debía enfrentarme a la realidad, tome valor y baje, pague al señor y pase por la puerta principal de medicina legal.

—Buenas, señorita. Soy la sobrina de la difunta Alissa Fischer —hablo con voz fuerte.

— ¡Oh! Sí, déjame ver aquí un momento... —dice y mira un listado con nombres, cuando encuentra el mío registrado, firmo y pongo el número de identificación.

Me dirige a donde se encuentran los cuerpos, lo observo una sola vez... Su cara no es la misma, lleno unos papeles y luego me voy, trato de no quedarme mucho tiempo, es un lugar desagradable, en el que todos los sueños y metas que acompañaban a una persona terminan.

Salgo de allí, y prefiero caminar, se está poniendo cada vez más oscuro, pero necesitaba aire, las cosas no son siempre como uno las quiere. Pensaba mientras caminaba y pasaba por una plaza muy bonita, también observaba a las familias, parejas y amigos que sonreían y hablaban tan animadamente, sólo noté algunas caras tristes, no eran muchas y sólo se perdían en la multitud.

— ¡Luna! —escucho y me estremezco asustada.

— ¡Oh!

—Soy Gabriel, ¿me recuerdas?

—Claro... ¡Cómo olvidarlo! —digo tratando de calmarme, el chico que conocí en el avión ahora está aquí.

—Perdón, te asuste —dice riendo.

—Tranquilo, sólo estaba pensando.

— ¿Cómo te fue...?

—Hm, en resumen este día ha sido un completo enredo.

— Te entiendo, ¿tienes hambre?

— No, digo, un poco.

— Vamos, te invito a comernos una hamburguesa y si quieres hablar con alguien o contarme como está tu día, aquí estoy para ti.

—Oh, no tienes que preocuparte —digo en tono amable.

—Vamos, insisto —dice Gabriel, sonriéndome, me inspira confianza, noto sus hoyuelos a cada lado de sus mejillas y sonrió.

—Está bien, pero me da pena que invites tú.

—Ya, a la próxima invitas tú —dice riendo.

—O sea ¿Hay próxima? —digo con una sonrisa burlona.

—Claro que sí.

Caminamos mientras él me contaba algunas cosas de su vida, de su trabajo, y también me hace preguntas a mí; vamos, no es normal ir a comer algo con un chico que acabas de conocer en el avión, sin embargo, Gabriel me inspira cierta confianza y ha sido algo persuasivo, por eso a la final acepte su invitación.

Por suerte encontramos una mesa vacía, hicimos los pedidos y mientras llegaban hablamos de todo.

—Bueno, ya he hablado mucho de mí. ¿Qué hay sobre ti?

—Me encontré a mi ex en el hotel, podrás imaginar el lio que tengo en la cabeza.

— ¡Uh! Te entiendo, me han pasado unas casualidades... Tan peculiares.

—Sí y en realidad estoy aquí porque mi tía... Falleció, en un accidente de avión —hago una pausa, me estaba desahogando con un desconocido. —Y todo el papeleo, para llevar el cuerpo de mi tía a Inglaterra, lo he hecho yo sola. Mis primas están muy destrozadas, inconsolables.

—Me acabo de dar cuenta de que eres muy fuerte, eso me gusta. Lamento mucho todo lo que te está pasando, pero recuerda que siempre después de una tormenta saldrá un arcoíris.

—La verdad es que no me han pasado muchas cosas buenas a lo largo de mi vida.

—Todos atravesamos situaciones, no te sientas sola en esto.

—Lo estoy.

Y tenía razón, lo estaba, no tenía a nadie más. No tenía muchos amigos en los que confiar y los que tenía, algunos ya habían hecho su vida y otros simplemente estaban lejos, no quería molestar a nadie.

—Yo estoy ahora.

—Oh, vamos. A penas te conozco.

—Sin embargo, aceptaste venir a comer conmigo y me acabas de contar gran parte de tu día. Eso me gusta, me encantaría escucharte todo el tiempo.

—Lamento molestarte ahora con mis problemas, es que necesitaba a alguien para desahogarme, ya sabes.

—Te entiendo, ¡No tienes que disculparte! Para mí es un honor que te hayas desahogado conmigo. ¿Sabes que es lo mejor?

—No. ¿Qué es?

—Que ahora que salgamos de aquí te invitaré a comer un helado y no acepto un no por respuesta —dio en el blanco, ¡Mi debilidad por los helados!

—No, no, no. Déjame invitar los helados a mí.

—Ya te dije que la próxima invitas tú.

—Hm, está bien. ¡Solo por esta vez!

— ¿Sabes? Te felicito.

— ¿Por qué?

—Eres la persona más valiente que conozco.

—No es así, aún no me conoces del todo —digo y nuestros pedidos llegan, comienzo a comer porque muero de hambre.

—Pero te estoy conociendo y me doy cuenta de que sí, lo eres.

—También lloro, me desvelo y a veces no como, pero siempre he mostrado mi lado fuerte.

— ¿Y quién no? Eso no está mal, es totalmente normal. Todavía estas aquí, respirando aunque en algún momento o ahora desees no hacerlo, ese simple hecho de que sigas aquí luchando, te hace la persona fuerte que eres.

—Tal vez tengas algo de razón —termino mi hamburguesa y saco las pastillas que debo tomar a esta hora, me tomo dos siempre para mantenerme tranquila y poder dormir.

— ¿Puedo preguntar para qué son? Perdón si hago muchas preguntas, me pareces muy interesante.

—Tranquilo. Son para la ansiedad, me diagnosticaron ansiedad, entonces debo tomarlas. Así duermo más tranquila, me mantiene como en un estado neutro, ni tan feliz ni tan triste.

Gabriel termina su hamburguesa, y se arregla la camiseta de color azul oscuro que lleva puesta, hace que sus ojos verdosos con algo de azul resalten, es realmente guapo, de hecho me he dado cuenta que algunas chicas lo miran sin disimular un poco, arregla su cabello y me mira sonriendo, la misma sonrisa que hizo la primera vez que lo vi.

—Vamos, por aquí vi una heladería —dice Gabriel, saliendo del restaurante de comidas rápidas.

Lo seguí y escuchaba sus historias, su vida debe ser divertida, viaja mucho y conoce personas de todas partes. Llegamos al lugar y me pedí un helado de chocolate, de inmediato tuve un recuerdo con... Dominik, me encantaba cuando íbamos a comer helados juntos.

Mis ojos se cristalizaron pero rápidamente parpadee para que Gabriel no se diera cuenta, en ese momento me di cuenta que los recuerdos con Dominik habían vuelto, pero... ¿Acaso también volvió el sentimiento que creí enterrado por mucho tiempo?


Continua leyendo... 

¿Together forever?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora