¿Together forever?

Capítulo 8.

Luna

Mientras miraba el cielo por la ventana del avión, mi mente solo podía pensar en una cosa: Lo que había pasado hace unas horas.

Flashback

—No estás sola. Daddy está contigo, cariño —dice Dominik y suena su teléfono arruinando el momento, aunque desperté del trance en el que me encontraba.

—Debo irme —hablo con rudeza, ya no soy una adolescente jugando a ser la pequeña de alguien, dure cuatro años sin saber nada de él y dure todo ese tiempo sin tener a nadie que me consolara cuando entraba en crisis depresivas, ahora soy una adulta y Dominik es un hombre comprometido, esto no está bien y sólo vine aquí con la misión de arreglar todo el papeleo de la muerte de mi tía, la persona que me separó de Dominik, pero que me dio estudios, un techo y una "familia".

— ¿Sí? —dice Dominik al teléfono.

Salgo del pequeño baño y me visto rápidamente, arreglo la cama y pongo las maletas listas justo al lado de la puerta para irme.

—Si no te he llamado, Naomi, es porque he estado ocupado con cosas del trabajo —sigue hablando Dominik.

Escucho y me alejo un poco, cada palabra que hace mi corazón doler al mismo tiempo hace que entienda, que Dominik ya no es para mí.

—Lo sé, Naomi —dice y tomo mis maletas con cuidado. —Lo siento. Debí llamar, amor.

Salgo de esa habitación de inmediato, reprimo las lágrimas y salgo de ese hotel lo más rápido que puedo, me monto en un taxi y llego rápidamente al aeropuerto para regresar a Inglaterra.

Fin de flashback

Cierro los ojos, estoy agotada y me quedo dormida por un par de horas.

Al abrir los ojos, el avión está a punto de aterrizar, tomo mi pequeño bolso de manos y salgo del avión junto con los demás pasajeros, tomo un taxi devuelta a casa y llamo a mis primas para avisarles que estoy aquí y que el cuerpo de mi tía ya lo trasladaron, los actos fúnebres serían esa misma tarde.

Desempaco mis cosas y mi teléfono comienza a sonar.

Llamada telefónica.

— ¡Luna!

— ¿Gabriel?

—Sí, ese mismo. ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu vuelo?

—Pues, estoy con vida que es lo importante. Pero, ¿Tú cómo estás?

—Estoy mejor ahora que escucho tu voz.

Gabriel, el hombre perfecto para cualquier mujer.

—Eso es muy amable —digo sonriendo.

— ¿Cómo están, tus familiares?

—Están muy dolidos.

—A ti te noto un poco más fortalecida.

—Sí, es que solo llevo como cuatro años conviviendo con ellos.

—Ya veo, espero que tengas mucha fortaleza y lamento mucho esto.

—Muchas gracias, Gabriel. Por todo.

—No es nada, Luna.

—Bueno, debo arreglarme para reunirme con mis familiares. Muchas gracias de nuevo.

—No debes agradecerme nada, te mereces mucho más, hasta pronto.

—Hasta pronto, cuídate —digo y finalizo la llamada.