2. Monstruo

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Mangle entró en la habitación agobiada, se quitó sus gafas pequeñas y de forma circular delicadamente y las guardó en el bolsillo de su bata blanca, y un poco más tranquila, miró a la persona que tanto amaba.

—Hola nena—le saludó un joven de cabello claro y despeinado con una capucha verde oscuro y una sonrisa codiciosa—. ¿Por qué estás tan agobiada?

—Es horrible tener que ver la cara de esas estúpidas enfermeras y psicólogas y no poder matarlas, ojalá pudiera clavarles un cuchillo en la cara, vaya forma de sonreír.

—Paciencia cielo, pronto matarás a todo el que quieras.

Mangle sonrió y agachándose, besó a Springtrap, él sin dudarlo le siguió el beso, el joven de ojos grisáceos intentó abrazarla, pero por culpa de los grilletes no pudo.

—No te lo he comentado, pero estás para comerte, literalmente.

Mangle iba a responder, pero unos golpes en la puerta la interrumpieron, se volvió a poner las gafas y abrió la puerta, lo que encontró la dejo sin palabras.

—¡Joy!—exclamó abrazándola—. Cuanto te he echado de menos.

—Mangle, ¿por qué no viniste a verme?—preguntó abrazándola aun más fuerte—. ¿Ahora eres una enfermera?

Mangle miró a sus ojos azules, esos ojos que mostraban a una joven delicada y tímida, que no aceptaba como era, que estaba perdida y solo quería una persona que le dijera: "te quiero". La joven de cabello blanco y un mechón rosa tenía miedo de decirle que ella amaba al caníbal que observaba la escena, así que optó por lo más fácil, y en su opinión el camino, doloroso, pero correcto; la mentira. En realidad, era el camino erróneo.

—No podía, mi prioridad era Springtrap, pero desde ahora te visitaré más seguido.

Joy miró de reojo a Springtrap, estaba igual que desde la última vez que lo vio, con esa mirada que mostraba lo loco que estaba. Mangle miró a los chicos que estaban detrás de ella.

—Hola Golden, alabado sea el fuego—le saludó Mangle poniendo los ojos en blanco, pero arqueó una ceja sorprendida por Freddy—. ¿Tú quién eres, y qué enfermedad padeces?

—Soy Freddy, soy nuevo, he venido hoy, y tengo trastorno de doble personalidad.

Mangle sonrió con una sonrisa que Joy odió, era como la de Springtrap.

—Encantada, pero no deberíais estar aquí, volved al patio con todos antes de que os descubran—pidió Mangle temiendo que aparecieran alguna de las enfermeras—. Intentaré visitaros luego.

Los cuatro se despidieron rumbo al patio, con una sensación de desagradable, no sabían porque, pero creían que habían hecho mal, y así era.

En el patio Bonnie y Bon seguían hablando, habían congeniado bastante bien.

 —¿Puedo decirte un secreto?—preguntó con miedo Bonnie.

—Claro, ya te he dicho que puedes confiar en mí.

—Cosa Roja te odia, solo me repite que te mate—cuando Bon escuchó eso se estremeció y le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo—. Pero no te preocupes, tú me caes genial, intentaré ignorarlo, al final le caerás bien, ya verás.

—Eso espero, quiero caer bien a tus amigos—comentó Bon con una sonrisa forzada—. ¿Qué quieres hacer?

—Quiero que me enseñes a hacer un peluche, con él me sentiría más seguro, por la noche tengo muchas pesadillas y Cosa Roja no me puede ayudar, con él no me siento seguro, con él tengo más miedo—Bonnie se giró un momento y mirando para su izquierda con sus dos ojos carmesí abiertos de par en par negó con la cabeza, estaba hablando con Cosa Roja—. Él podrá hacerlo, y así te podrá caer bien, podemos confiar en él.

No es solo locura #SICKFNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora