One-shot

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¿Qué harías en esa situación? Muchas veces escuchamos esa pregunta luego de que un evento extraordinario ocurre a nuestro alrededor. Y la respuesta siempre estará basada en nuestra calmada lógica, tratando de mantenerse firme a nuestros "ideales" morales, éticos y demás. Pero una cosa es la situación de "¿Qué pasaría si...?", a estar viviéndolo en carne propia. Nos apresuramos a etiquetar a los involucrados, sin saber lo que debieron sentir, la angustia que los carcomía en ese momento, la desesperación. El simple sentimiento de no saber nada, y que realmente no eres quien creías. Pero esos escenarios nos son completamente ajenos; tan alejados a nuestra realidad, que no nos preocupamos, y olvidamos que somos tan propensos a pasar por ellos, como cualquier persona con la que compartimos un espacio.

Y así mismo pensaba Antonio. El optimista español llevaba una vida tan normal, como la de cualquiera de nosotros. Aunque en parte, no pensara lo mismo. La vida ya le había hecho sufrir un poco, luego de la muerte de sus padres, dejándolos a él y a su hermana solos en aquel enorme, y a veces (por no decir demasiado), cruel mundo. Pero nada que una gran motivación y mucho trabajo, no arreglaran. A fin de cuentas, si te esfuerzas, y tienes algo, o alguien, por quién salir adelante, nada ni nadie, te pueden parar. Y eso fue lo que hizo el español. De alguna forma, se las arregló para administrar la herencia de sus padres, y con ello, logró pagar los estudios de su hermana, y las deudas comunes de un hogar; además, decidió continuar con sus propios estudios, incluyendo trabajo de medio tiempo. Con ese sueldo, lograba cubrir los gastos extras de la casa, y su educación.

Contra todo pronóstico, había logrado manejar su vida. Si bien, tuvo que hacer uno que otro sacrificio, tal como dejar la universidad, sabía que valió la pena. A pesar de las malas lenguas de los adultos, el joven había logrado educar de manera "exitosa" a su hermana: la joven era responsable, estudiosa, amable, y lo más importante para él, feliz. Antonio había hecho lo posible para brindarle a su hermanita, una infancia normal y alegre. Si bien, nunca se permitió llorar frente a la niña, el simple hecho de verla reír, era suficiente para alejar de su corazón, toda esa tristeza y presión que la situación le provocaba. Y el tiempo no se detiene. Cuando menos se lo esperaron, la chica estaba en edad suficiente de ir a la universidad. Al principio, había declarado que no lo haría, que buscaría un trabajo, para poder ayudar a su hermano. Pero lo único que logró con esas palabras, fue que el castaño pegara el grito en el cielo.

Antonio no iba a dejar que su hermanita, una alumna modelo, truncara así su futuro. En especial, luego de recibir cartas de diferentes universidades, ofreciendo becas a la joven. Luego de mucho reñir y pensar, la joven había decidido unirse a una universidad italiana. Sin embargo, el nuevo problema residía en el hecho de que no quería separarse de su única familia. Y Antonio perdió esta batalla. Por los siguientes meses, los hermanos Fernández Carriedo tuvieron que verse privados de varias cosas, que si bien no eran necesarias, ya formaban parte de su vida cotidiana. Incluso, tuvieron que vender algunas cosas. Pero al final, valdría la pena. Con el dinero que habían logrado ahorrar, Antonio logró, primero, rentar un pequeño departamento en Italia, buscando el más barato y cercano a la nueva Institución de su hermana. Y las buenas noticias siguieron llegando. La menor, se las había ingeniado, para que la universidad le ofreciera una beca completa. Un peso menos para el español.

Su vida no podía ir mejor. Siempre dicen que los cambios son buenos, en especial, los radicales. Y el castaño sentía que le había tocado la lotería. Si bien, su hermana era más "independiente", no dejaba de ser la chica estudiosa que crió. Un mes después de llegar a Italia, había logrado encontrar un trabajo, que si al principio no parecía lucrativo, con el tiempo y su esfuerzo, logró ascensos importantes. No podían jactarse de ser ricos, pero al menos, las deudas ya no le hacían rodar en la cama por las noches. Y nuevamente, su vida cambió repentinamente ante su llegada. Un altivo chico de castaña cabellera, y arrogantes ojos ámbar. Siempre bien vestido; a veces dejaba ver lo filosa de su lengua. Pero eso no le había importado al español.

¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora