–Es una habitación bonita ¿No? El señor Fredrick tiene muy buen gusto en decoración, él mismo eligió las cortinas y la alfombra –hablo rápidamente, así es siempre que estoy muy nerviosa. Trato de distraerme e ignorar el hecho de que estoy perdida, al menos quiero saber algo de ese alfa que no se separa de mi cuello. Olfateando mi inexistente aroma y dejando una que otra marca roja.
–¿Qué edad tienes? Yo tengo 17 años, pareces de mi edad aunque no estoy segura. –Evito soltar un chillido cuando él me gira y se pega a mi espalda. Es imposible ignorar su erección contra mi muslo. Cameron está concentrado en mantener su rostro a mi cuello mientras me abraza por la espalda, no tengo idea de por qué lo hace, si busca algún aroma dulce y agradable, no lo encontrará.
–Ammm... Sí sabes que no soy una omega, ¿cierto?
–Ajam –contesta dirigiéndome a la cama.
–Pero no estarás satisfecho conmigo. Hay omegas que-
–Mi padre no quiere que ninguna omega impregne su olor en mí –me interrumpe mientras mi espalda cae suavemente sobre las sábanas. Cameron comienza a quitarse el traje azul oscuro que lleva puesto.
El saco del mismo queda sobre una silla que está en la habitación, a unos metros de la cama. Él abre los botones de las mangas de su camisa blanca y quita su corbata. Típica ropa de alfa. Así como es típico que un beta use el uniforme de su trabajo.
–¿Q-Qué dices? Tu padre no tiene p-por qué saberlo –insisto estando al borde del pánico, mis palabras salen entrecortadas y me sudan las manos.
–¿Nunca paras de hablar?
Él sube a la cama mientras sostiene mis piernas, de esta manera las mantiene abiertas para colocarse entre ellas. Luego pasa a sujetar mis manos para llevarlas sobre mi cabeza, su agarre en mis muñecas es muy fuerte. Siempre había oído que los alfas no son capaces de controlarse en la cama y lastiman a su pareja sin querer. Pero nunca me había sentido de esta manera, tan pequeña e insignificante.
–Hazlo de una vez, pe-pero que no duela mucho. Tengo q-que soportar un día entero.
Cierro los ojos con fuerza cuando Cameron vuelve a acercarse a mi cuello, esta vez a dejar leves mordidas en mi piel. No puedo evitar retorcerme e intentar escapar.
–Una semana –murmura alejándose un poco. Pero aún siento su aliento cerca de mi rostro. No entiendo de lo que habla, oh, espera...
–¡¿Tú maldito celo dura una semana?! –Mi voz suena muy aguda y no me gusta.
–Lo sé, es mucho –el alfa jadea en mi oído al mismo tiempo que se frota contra mí. Su erección crea fricción y mi cuerpo comienza a responder a sus caricias y movimientos–. Quítate la ropa antes de que la desgarre... por favor.
Su petición me deja sin aliento, no quiero estar aquí. Sin embargo, lentamente comienzo a quitarme mi uniforme, mis prendas terminan sobre la alfombra y mi cuerpo se estremece al estar expuesto. Siento de inmediato sus manos recorrer mis muslos y vuelve a ubicarse entre mis piernas. Me siento vacía, destruida completamente y unas lágrimas caen. Estas mojan mis mejillas hasta que siento unas manos sostener mi rostro.
–No llores, no me hagas sentir más culpable. –Cameron me mira fijamente, por un momento pude ver un rastro de tal culpa. Pero su cuerpo continúa moviéndose contra mí y marcando mi piel–. Lo siento.
En ese momento siento una fuerte presión en mi centro, él está entrando. Me muevo para evitar sentir ese dolor, pero mis fuerzas no son nada comparadas a las de Cameron. Sus manos retoman mis muñecas para sujetarme. Con un gruñido de por medio choca suavemente su cadera contra la mía. Apenas puedo respirar, es como si el aire escapara de mí, todo es dolor y solo puedo llorar en silencio.
–Ah... Ah... Ah... –Los primeros movimientos son de lo peor, mi interior arde.
–Lo lamento, no puedo detenerme. –Él me suelta, hace unos minutos dejé de luchar, siento sus brazos rodear y sostener mi espalda. Así nuestro pechos se unen mientras lo escucho jadear, la piel del alfa arde, es suave y su aroma esta en todo, sólo puedo respirar su olor.
Las penetraciones aumentan de velocidad, yo lucho por respirar. Al menos puedo ignorar el dolor fácilmente, ahora ya no es tan intenso. Nuestras pieles producen un sonido obsceno al chocar, no quiero oírlo ni tampoco disfrutar de las caricias. Cameron se aleja y coloca su mano derecha en mi mejilla, luego baja, trazando un camino abrazador hasta mis cadera, donde se une a la izquierda. No permite que me aleje demasiado, sus embestidas son cortas y rápidas, que luego son interrumpidas por otras lentas y profundas. Éstas últimas duele un poco y me dejan sin aire.
A estas alturas sus movimientos son más erráticos que antes, feroces. Él se detiene al soltar un gemido ronco, muy profundo en mí. Entonces comienzo a sentir una fuerte presión en mi interior.
–¡Ah! –El nudo me atrapa, es lo más doloroso que he sentido jamás. Por más que intente sacarlo no puedo.
–Quieta, te harás daño.
Él sujeta mis muñecas nuevamente, su respiración está agitada y su cabello alborotado. Algunas gotas de sudor brillan en su frente y en el resto de su cuerpo. Sólo puedo mirarlo en silencio, mordiendo mi lengua para no decirle groserías que terminaría conmigo llena de golpes.
–Duele.
–Lo sé, yo... debí quitarlo antes de-
–Pero no.
–No pude, se siente muy bien. –Suspira. Sé que el lado racional del alfa se nubla nuevamente cuando sus manos suben, empiezan desde mi vientre, lentamente hacia mi busto. Cierro con fuerza los ojos, quiero que todo termine.
–Detente ya.
Gracias a mi súplica, él no hizo más el resto del tiempo que estuvimos unidos. Simplemente se recostó sobre mí, dejando uno que otro beso en mi pecho.
–¿Estás bien? –Cameron vuelve a hablar luego de unos minutos de puro silencio. Me estremezco cuando lo siento deslizarse fuera. Él suspira y aparta algunos mechones que estaban en mi rostro, simplemente miro a un lado cuando nuestras miradas se conectan por un instante. Ahora me siento sucia y ni siquiera tengo fuerzas para levantarme.
–Hum. –Siento como el alfa me toma en sus brazos, aunque quisiera negarme no puedo y sólo mantengo la mirada abajo.
Entramos al baño que está dentro de la habitación, mi piel se eriza cuando el frío aire choca contra mí, aunque el calor de Cameron...
–Tranquila –susurra al entrar en la bañera–. Vamos a limpiarte.
El agua caliente comienza a cubrirnos poco a poco hasta derramarse, el calor y el sonido líquido tranquiliza todo mi ser. Siento mis párpados pesados.
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Versión Beta
WerewolfLa vida de los beta no es sencilla. Incluso ahora, estando frente a él, decidiendo aceptar o no. Aveces, perdonar es mucho más difícil de lo que se cree.