Todos alguna vez pensamos en nuestro futuro.La mayoría de veces, solíamos pensar en que pasará mañana, o tal vez que pasará el año siguiente.
Pero Ryan, ya solo pensaba en una sola cosa.Aquel que ocupaba sus pensamientos futuros, cercanos o pasados, era él... Brendon.Ese joven de 28 años, siempre ocupó su mente.
Ryan era alto, de cabello castaño, y ojos cafés y aunque la mayoría dijera que Brendon y él se parecen, la verdad era que ambos eran totalmente diferentes. Ryan era tímido, algo tranquilo, y bastante callado, que a diferencia de Brendon, su hiperactividad no lo dejaba ser como Ryan.
Ryan estaba de regreso de New Jersey a Nevada.
Su padre estaba enfermo, y era como una obligación ir a verlo, ya que desde hace días su padre parecía empeorar.
De a poco, y como si fuera algo repetitivo, Brendon apareció en su mente de nuevo.
Aunque sus recuerdos eran demasiados, Ryan siempre recordaba ese momento tan lejano, el recuerdo más feliz que tenía de su adolescencia, cuando Brendon y él iban juntos, debajo de la lluvia, compartiendo el mismo paraguas, y Brendon le compartía su abrigo.Ryan recordaba tan bien ese día, y hasta deseaba volver a vivirlo.
Ryan se subió al tren, en el último vagón, y tomó de su saco gris, un papel y una foto.
"Ryro" Leyó mientras se formaba una sonrisa en sus labios "Hace tiempo dejamos de vernos, y todo este tiempo, estuve pensando en todo lo que pasamos. Me gustaría verte, en donde solíamos encontrarnos luego de clases.Lamento lo de tu padre. -B.B.UP.D: Entenderé si no quieres venir. Te envío una de nuestras fotos que me encanta."
Ryan, de repente, comenzó a llorar. Aun extrañaba esos momentos. Pero no podemos volver atrás. Él quería volver a su verdadero hogar. Quería volver a Nevada lo más rápido que pudiese. Quería volver a ver a Brendon lo más pronto posible. Quería volver a vivir esos días dorados.