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Ocho de la mañana y el timbre de la casa de Erick sonaba sin cesar, se levantó con pesadez, iba tallando sus ojos, quitó los seguros y abrió la puerta encontrándose con Christopher

—¡Buenos días! —dijo muy entusiasta.

—Son las siete de la mañana, Velez, no te pases —bostezo, dio medio vuelta caminado hacia la cocina, sintiendo los pasos de su amigo detrás de él

—Ocho cincuenta y nueve, traje de desayunar donas de chocolate y para Teo...

—Thiago —corrigió Erick

—Digo, Thiago, le traje papilla —sonrió poniendo la bolsa en la mesa

—Gracias, ¿por qué tan madrugador?— se sentó en una silla apoyando sus codos en la mesa y cerrando sus ojos

—Hoy es buen día... Tengo unas citas junto a Thiago, ¿por qué tan flojo, no te dejaron dormir?

—No, Thiago lloró hasta la madrugada

—¿Y cómo lo calmaste?

—Con unas gotas, dijo mi hermana que eran cólicos

—Pero, ¿ya está bien?

—Si —escucho a el bebé llorar— Ay no, por favor, no

—Voy yo

Christopher fue hacia la habitación tomó al bebé con mucho cuidado y lo envolvió en una cobija, al volver ya habían 2 vasos de leche sobre la mesa y un biberón.

Mientras Erick desayunaba su amigo cuidaba de su sobrino, según él para irse familiarizándose, al terminar ahora él cargó al pequeño y Chris desayunaba

—¿A qué hora es tu cita?

—La primera a las once, la segunda a las doce y media y la última a las dos

—¿Y por qué llegaste tan temprano?

—Para ponerlo bonito, me conozca más y no lloré cuando esté conmigo

—Si piensas

Su amigo lo miró mal, al terminar de desayunar Erick cambió al bebé, le puso una camisa de color rojo que tenia bordado un carro, un pantalón de mezclilla, unos tenis, lo peinó de lado, le puso perfume y se lo entregó a Christopher

—Lo quiero de regreso a las tres para comer

—Aquí lo tendrás

—Gracias, aquí viene una mamila ya preparada, agua para más leche, pañales, talco, ropa de cambio por si se llega a mojar, toallitas húmedas, jugo y una cuchara para el yogurth —le entregó la pañalera junto a la carreola

—Gracias, espero no necesitar todo eso —caminó empujando la carreola hasta la salida

—Lo harás, cuídalo mucho —se puso enfrente del bebé y se agachó para estar a su altura— Portate bien, te quiero mucho pequeño

Chris salió junto al bebé, Erick cerro la puerta, tenía casa sola, sólo había una cosa por hacer... Dormir, y así sucedió, fue a su cuarto, se metió entre las cobijas y se quedó dormido.

Tiempo después fue despertado por el sonido de celular, era su hermana, tomó la llamada

—Hola

—Erick, ¿cómo sigue Thiago?

—Bien

—¿Y tú?

—Despertando

—¿Y Thiago?

¿Papá soltero? |Erick Brian ColonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora