Capitulo uno.

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Había rogado toda la semana para que esta llegara a su fin. Hasta que finalmente mi anhelo se convirtió en realidad. Becca y yo habíamos decidido ir a divertirnos un rato, lo merecíamos.

Subí los tres escalones para encontrarme con la entrada del establecimiento, la cual estaba siendo abierta, el hombre, algo mayor que nosotras, se hizo a un lado para que nosotras entráramos y yo solo me limité a ofrecerle una sonrisa. Mis fosas nasales se llenaron con el humo de cigarrillo y solo podía escuchar el fuerte sonido de la música.

Nos dirigimos hasta la barra y me deslicé en uno de los asientos libres, Becca imitó mi acción y finalmente pidió dos tragos. Luego de un par de tragos y canciones, mi amiga había salido de mi plano visual siendo arrastrada por un moreno.

—Nina. —Llegó Becca a mi lado nuevamente. —Vi a Matt hace rato. —Habló gritando un poco, para que la pudiera escuchar y dándole un giro a su dedo índice, señalando que mi ex, se encontraba en alguna parte del recinto.

Becca fue llevada a rastras nuevamente por el moreno, dejándome confundida en mi lugar. Me deslicé finalmente de mi asiento, y el mundo me dio vueltas, me sostuve de la barra y cuando me compuse, emprendí paso en busca de Becca.

El vestido que Becca había solicitado que usara, comenzaba a molestarme; con cada paso que daba, subía aun más por mis muslos, sin mencionar que no los cubría mucho y además del prominente escote que lo acompañaba.

Baje por el ala oeste del lugar y me detuve en el descanso, saqué mi celular del pequeño bolso que traía conmigo y marque el numero de Becca. Sin obtener respuesta decidí terminar de bajar los escalones que restaban.

—Lo siento. —Me disculpé con el extraño con el que acababa de tropezar, mientras el recogía mi bolso que había ido a parar al suelo en nuestro choque.

—No te disculpes, fue mi culpa. —Habló para luego extenderme el bolso, junto a una sonrisa.

Detalle pacíficamente cada facción de su rostro, junto a su atuendo. Ojos verdes, con mirada despreocupada. Su piel pálida, luciendo ropa impecable.

—Gracias. —Dije, terminando mi recorrido en sus labios, los cuales comenzaban a esbozar una sonrisa pícara.

— ¿Te parece si te invito un trago? —Preguntó, haciendo que alzara mi cara para dirigir mi vista a su rostro.

—Está bien. —Acepté a su petición, siendo tomada por la cintura por su mano izquierda que me guió hasta la barra.

Tomamos asiento y el ordeno dos bebidas, que aparentemente y según mi poco conocimiento, era vodka.

Mi tranquilidad se quebró, al recordar que mi ex, se paseaba muy campante por los alrededores y podría estar en cualquier lugar. Una mueca se formo en mi rostro, y simultáneamente tomé todo el líquido de mi vaso, provocando un ardor en mi garganta.

— ¿Bailamos? —Preguntó el chico de piel pálida frente a mí, sacándome de mis paranoicos pensamientos.

El chico tomó mi mano, guiándome a través de la pista de baile, que se encontraba oscura a excepción de algunas luces que escapaban del techo, nos llevo hasta la parte derecha de esta y se detuvo. Coloqué mi mano izquierda en su pecho y la opuesta alrededor de su cuello, el poso las suyas en mi cadera, mientras ambos nos movíamos al ritmo de la música.

Comenzó a pasar sus labios por mi mejilla, descendiendo hasta llegar a mis labios. Lo detuve.

— ¿Qué intentas hacer? —Pregunté separándome de él.

—Creo que era obvio. —Habló el chico encogiéndose de hombros.

—Te equivocaste de persona. —Dije retirándome de su lado al divisar a Becca hablando con un chico a lo lejos.

Di la vuelta hasta llegar a ellos, escondiéndome detrás de la columna para escuchar lo que hablaban.

—Solo quiero su número. —Habló el chico.

—No te lo daré. —Se negó Becca, cruzándose de brazos.

—Tu amiga estará feliz, por favor. —Suplicó, con cierto tono burlón. Y supe que hablaban de mí.

— ¿Qué te hace pensar eso? —Dijo Becca alzando una ceja.

—Porque quizás yo sea su príncipe azul, y ella nunca lo sabrá porque tú no quieres darme su número.

—Dudo mucho que tú seas mi príncipe azul. —hable yo esta vez, saliendo de mi escondite.

—Es malo escuchar conversaciones ajenas.

—Becca es hora de irnos. —Manifesté, ignorando al chico.

—Bien, me despediré de Cameron. Dame un segundo. —Respondió Becca desapareciendo de mi vista.

Me giré hacia el chico y lo detalle levemente, mientras alzaba mi ceja izquierda. Una sonrisa fingida salió de mi boca, pero pareció más una mueca, me giré nuevamente, dándole la espalda; vestía ropa negra, perfectamente limpia y arreglada. Sus ojos marrones, del mismo tono que su cabello, su tez blanca y pálida y sus labios carnosos.

— ¿Así que no soy tu príncipe azul? —Preguntó divertido.

—Lo dudo. —Contesté repelente sin mirarlo.

— ¿Por qué tan segura?
—Porque no me gustan los tipos como tú
—¿Cómo soy yo? Según tu
—No eres mi tipo, simplemente eso.

—Nina. —Interrumpió Becca.

—Nos vemos pronto, princesita. —Susurró sobre mi oido.

Tome a Becca por el brazo y salí finalmente de ese lugar.


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Fuckboy. Shawn Mendes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora