Nueva mente desperté gritando de mis sueños, nada había cambiado, seguía ahí; acostado pensando por que el se había ido, por que no me había aceptado tal y como era, recordando su ultima palabra que me me había dicho "Suerte con tu otra vida"
Yo, Stephan Ross soy un contador que trabaja en horario normal, no me gusta mucho que digamos tal trabajo pero me ha enseñado a estirar el dinero cuando lo necesito.
Mi vida es común y corriente como cualquier otro ser humano, solo que con la gran diferencia que soy un prostituto de noche, hago lo que sea con cualquier persona que venga a buscarme, hombre mujer, realmente me da igual, solo con que lleven para pagarme puedo hacer lo que ellos me pidan. Eso cambio cuando conocí a David, un joven universitario que fue a hacer practicas a la empresa en donde trabajaba, un buen partido para cualquier mujer que lo quisiera.
Ese día me lo encontré con mi jefe, al parecer algo había hecho mal. Solo me quede escuchando lo que le decía. Prácticamente su error era algo insignificante, así que no tenía la necesidad de defenderlo, él podía hacerlo solo.
Cuando terminaron de hablar me acerque a el y le pregunte su nombre.
-Oye eres nuevo ¿cierto? ¿Como te llamas?
-D-David -dijo tartamudeando
-Espera, tranquilo no muerdo, solo quería saber tu nombre
-No, no es que el jefe me dijo que si cometía un error mas no firmaría mis practicas
-Ese viejo es un millonario solterón que ha tenido cuatro divorcios, es normal que te esté amenazando, pero no lo hará. Se lo que te digo.
-Bien, gracias. Me tengo que ir.
-¿Por que? Acaso no quieres ir por un trago para que se te quite aquel nerviosismo
-Creo que tengo tiempo
-Vamos, conozco un bar cerca.
Lo lleve al típico lugar que siempre voy cuando me siento miserable, es muy formidable para mi y pensé que le gustaría.
-Es muy elegante -dijo con un tono de asombro.
-Lo es, me encanta venir aquí cuando me dan mi paga, vamos yo invito el primer trago- copa tras copa se fue bebiendo, pensé que era normal que bebiera así, pero al parecer era su primera vez haciéndolo-¿estas bien?- pregunte un poco preocupado.
-Si! Siu! Clarines! -como lo pensaba, estaba borracho- quiero ir a tu casa a... Dormir.
-¡No! Sabes que, vete a casa
-¡No quiero! Quiero estar contigo- estaba apunto de llorar- además si la señora de la pensión me ve así, le dirá a mis padres y volveré a mi rancho, no quiero eso!
Suspirando espere que el alcohol pasara su efecto en el, pero no fue de lo más rápido de lo que esperaba, lo lleve a mi casa. Ya era de noche y debía irme a mi otro "trabajo"
- David, tienes que irte, la señora de la pensión te espera con una chancla si no regresas este día a su casa
- Ya te dije que me quiero quedar contigo!
- ¡No! ¡Vete! tengo que trab - me dio un fuerte beso en los labios - "ya acabo la hora del trabajo" - me dijo.
Sonrojado me pare de la cama y fui a traer una sabana para taparlo y preguntarme que estaba haciendo. Al parecer no iría a trabajar hoy.
Al día siguiente el se despertó un tanto penoso pero me pareció que si recordó lo que había echo y dicho.
- B-buenos días
- David, despertaste, me alegro, están sobre la mesa unos waffles y busque el número de la señora que te renta su casa y le dije que no se preocupara, que estabas con unos amigos.
-¿No hicimos nada?
-Claro que no, no soy esa clase de persona - rayos, que mentiroso soy.
-Oh bueno.
Nos fuimos al trabajo, mi relación con el iba incrementando hasta el punto de volvernos novios, pero hablando sinceramente no iba a dejar mi otra vida, era la que mas sustento me daba. Eso era algo que esperaba que el nuca se enterara hasta un lunes, donde cierta mujersuela con un busto enorme a la que había tenido relaciones sexuales, me la encontré en el supermercado.
-Steph, te he extrañado, por que no has estado disponible últimamente, creo que tengo que organizar cita para estar contigo- odiaba ese tono burlón que se cargaba.
- Maritza que buenas bromas dices - respondí con la sonrisa mas falsa que mi cara pudo dar
- Disculpa ¿quien eres?- pregunto él con curiosidad.
- ¡Oh! Discúlpame Stephan, tienes un cliente. Me voy, el próximo lunes si requeriré tus servicios, Chao!
- ¿De que esta hablado?
- Nada, una vieja loca cualquiera. Vamos, necesito papel de baño.
- ¡No! Ella conocía tu nombre y al parecer tu también sabias el suyo, dime ¡quien ese ella!
- ¡Ya te dije que nadie!
David me miro desilusionado y corrió hasta alcanzar a Maritza.
- ¡Hola! Oye disculpa la imprudencia, pero ¿qué relación tuviste con Stephan?
- Oh chaparrito ¿es que no lo sabes? El y yo tuvimos sexo hace poco, el es un prostituto, un trabajador de la vida alegre, el mejor de su clase déjame decirte. Lamento por romperte tus ilusiones pero esa es la única verdad.
Maritza le había dicho todo, mi vida con el se acabo en ese instante.
-¿oye, estas bie...?- con un golpe de reflejo me empujó la mano.
- No quiero volver a saber de ti y "suerte con tu otra vida"
Hasta la fecha esas palabras siguen redundando en mi mente y a pesar que me mude a otra ciudad para ya no verlo mas y olvidarlo por que sabia que nunca me perdonaría aun sigo pensando que mi egoísmo fue la acción más estupida que el destino nunca me perdonara.
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Mi vida acabo por un simple egoísmo (One-shot)
RomanceUna historia narrada por Stephan Ross, contador de día y un trabajador de la vida alegre de noche. Conoció a un tímido practicante en su trabajo y sin planearlo termino enamorándose de el.