Capítulo 2.

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La luz tenue alumbrando su rostro, un vaso de agua en su mesa de noche, una gelatina a medio comer -pip, pip, pip- ya se me hacía conocido ese sonido, pero era el único sonido que me recordaba que ella aún estaba conmigo.

Señora, como ya conoce, Isabela, ella... Bueno, ya sabe, y... -me vio de reojo, como señalandome rapidamente para que no lo notara, pero si lo noté, y rápidamente me dijo -¿Por qué no vas un rato afuera?

Nunca podía escuchar lo que tenía que decir el doctor, siempre me tenía que conformar con estar afuera esperando, convirtiendo mis pensamientos en miedos, sola, vacía, casi como si algo dentro de mi muriera poco a poco. Siempre he querido saber que piensa la gente, que es lo que pasa por su mente, que me ocultan; cuando estoy sentada en la banca esperando a que la Señora Hudson y el doctor salgan simplemente mi mente se encuentra con un sin fin de pensamientos revoloteando por todos lados, ya no sé que pensar o que sentir.

Podía oír sus voces al otro lado del muro, pero no entendía ni una sola palabra de lo que decían.

-1 o 2 meses quizá- fue lo que me transportó de nuevo a este mundo.

¿1 o 2 meses de qué? ¿Qué sucedía? ¿De qué hablaban? No, era imposible que ella...

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