"Tengo que decirlo, para ser tan joven duras poco en la cama", con esas palabras me desperté una mañana de un jueves como cualquier otro, acostado con mis boxers rojos favoritos y revestido por mi saliva ya seca y esparcida entre mi piel y la media sabana que hacía un mal papel al arroparme, mostrando todos mis atributos y la piel de gallina causada por la suave brisa que entraba por la ventana al extremo del cuarto, junto a la cual se encontraba Betty, mi compañera del trabajo, Betty la del duro comentario, sentada en una silla plástica.
¿Betty?-pestañeo dos veces, tratando de confundir a la resaca-, ¿Qué carajos haces en mi casa?
-Vaya ¿te molesta la visita de una dulce niña como yo? Y eso que traje tantos dulces, pero no aparece nadie con quien compartirlos.-Expone con una mirada provocativa mientras cruza las piernas- y observo de reojo sus tacones y subo un poco la vista, buscando la gloria que no está dispuesta a mostrarme.
-No gracias- me tambaleo al levantarme, tumbando varios objetos que reposaban en la coja mesa de noche.
-¡Hey!, cuidado con esos guantes, son importados- refunfuña la larguirucha.
Recojo los guantes de cuero, los toco levemente y reviso en su interior, miro las siglas "S no B", y con bastante enojo, y mucho mal genio respondo:
-Estos son los guantes que te regalé... ¡¿Por qué carajos no los llevas puestos?!
-Pero... Y tú qué tienes, puedo usar lo que se me plazca, por ejemplo a ti, la próxima vez que me hables así...-exaltada y casi de pie, frunciendo el ceño y apretando los apoya brazos, veía como enrojecían sus delicados deditos en contraste con el blanco de la superficie.
-Cállate, -tomé airé y bajé el tono- te pondrás estos guantes cuando salgas de compras, cuando vayas a cagar, cuando te pongas a cuchichear con tus amigos, o los pocos que tienes, cuando limpies, cuando folles, hasta cuando mueras quiero verte con unos bonitos y bien pulcros guantes de seda blancos como la nieve, ¿te queda claro?
Bajando la mirada, y deteniendo mi pequeño discurso, encuentro su cara dulce, triste y desilusionada, como quien descubre un secreto de golpe.
-Sí, te escuche, maldito Johnny- dijo a la vez que sin demora, tomó los guantes que les lancé de mala gana.
Salió del cuarto, tirando la puerta con todas sus fuerzas, luego por la puerta principal, o esa supongo fue la puerta a la que ahora le falta una pieza, por el sonido del metal rebotando que escucho desde mis aposentos, mientras trato de entender que acaba de pasar, y qué rayos pasó ayer... Huele a muerto en este cuarto.
-Joder viejo, ¿esa fue Betty la que acaba de salir rompiendo media casa a su paso?- Aparece una figura escurriéndose por la puerta entreabierta del medio baño de mi cuarto.
Ese hombre peludo que salió cepillándose con mi cepillo (por quinta ocasión) en pijamas y con una camisa con varios huecos es Lucas, mi amigo y peluquero, me gusta llamarlo "esponja Luca", porque este personaje solo sabe beber, pero nunca pone para el gozo de las multitudes.
-Se puede decir que sí... Sabes qué hice ahora, no recuerdo un carajo de lo que...
-Deja eso- me interrumpió- no me creo esa falsa.
-¿Me volví a declarar?- dije apenado.
-Si- respondió en un tono seco.
-¿Fue estúpido, simplón o falto de inteligencia para ella?- pregunté mientras me acostaba y como bajo la cabeza, bajo el tono de voz.
-¿Para Sonia? Puedo decir que sí, ¿pero para Betty? Debió de ser eso y más- dijo y volvió a cepillarse contrario a las agujas del reloj.
-Si ya me lo... ¿Qué rayos dijiste?
-Johnny, te declaraste a Sonia, frente a Betty, tu supuesta novia... Eso es tener cojones amigo.
No dije nada, coloqué mis manos sobre la cien de mi cabeza, en un intento de reflexionar, sin dar muchos frutos, me acerqué a Lucas, le arrebaté el cepillo y lo tiré por el retrete, luego volví a acostarme, sin colocarme la sabana. Lucas trató de recoger el cepillo, mientras raspaba el agua del inodoro de las cerdas de este, dije: "Ni lo pienses", y lo tiró de nuevo al lugar... Qué horrible mañana, opino para mis adentros.
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Más que mil palabras
RomanceLa vida parece tediosa para Johnny, siempre lo ha sido, pero no por eso es una mala o triste vida, Johhny vive con esperanzas, con el sueño de que algún día le sonría la vida, de que su amiga Sonia mágicamente se de cuenta, de que tras el cobarde y...