Una oficina bien decorada, cuadros originales de remarcables pintores se mezclaban con ejemplares falsificados para aquel que tuviera un ojo inexperto en esta labor; en ese espacio de amplias dimensiones era que el jefe Enrique trabajaba, ese era el espacio del patán que dio una fortuna por cuadros impresos. Verdes eran las columnas y grises las paredes de las inmediaciones del lugar, solo había en la zona cuatro ventanas laterales, y dos figuras blasfemando y debatiendo.
-Creí que fui claro contigo, creí que serías el ejemplo del hijo que nunca tuve, Me das asco- dijo Enrique, sirviéndose un trago de un whisky de segunda, lo huele, hace al amague de beberlo, pero desiste, su charla no ha acabado.
-Creíste mal- le arrebato el vaso de cristal- bien sabes que soy un actor de primera, querido padrastro.
-Así veo- pestañea con la mirada fija en mi vaso, saca del cajón con llave de su escritorio un vino añejado de polvo y telarañas producto de su olvido.
-Alumno estrella salido de una escuela pública, que tras mantener a su madre alcohólica, víctima de los maltratos de su exesposo, sufrió de un agujero que no se pudo cicatrizar en la unidad de la desdichada familia- toma un respiro, como quien se regocija tras acertar una respuesta-, solo para luego ser rescatado por un director de una prominente Asociación de préstamos, que rescató la canasta familiar y las noches de placer de la dama de la casa- respiró de forma pesada mientras reía en un tono bajo, grave y nauseabundo, digno de la escena más pútrida que tuve el deshonor de ver- eso amerita un brindis, ¿no hijo?
El corpulento hombre le quita el sello al vino, trata de sacar el corcho con la herramienta requerida, pero acaba casándose, a lo que me ve, y con menos de media mirada se presenta mi nuevo calvario, aguantar un mayor sufrir en tan mala compañía.
Con corcho fuera y dignidad inexistente, Enrique toma la botella de vino, la agarra por el cuello, y la levanta en línea recta de su hombro, tomo la señal, y un trago para cegarme, busco perder mi cordura, e imaginar que estoy en otro lugar, con otra persona, en otro ambiente. Su voz seca me saca del sueño, y vuelvo de golpe al mundo, pestaño dos veces, y choco su jodida botella, golpeando exactamente en sus nudillos, el hombre chilla un poco, pero no pasa de mayores, su orgullo no se lo permite.
-Compórtate Johnny, la familia debe cuidarse siempre hijo.
-Claro madre, que la pases bien con papi y su nuevo novio- hago el chiste del año, al menos para mí. Y dejo el lugar.
El lugar desolado, ni un alma a la vista salvo los empleados en sus puestos de trabajo, se podría decir que soy el hijo del jefe, y por eso tengo ventajas; pues no lo soy, soy la perra personal del jefe, y me agrada, mientras pague por un buen servicio.
Encuentro que la araña del trabajo, la nueva, Betty, me anda pegando el ojo desde hace rato, le corto la mirada, y pego la huida. Dos horas de trabajo ya vale como nuevo record semanal.
Llego a mi apartamento destartalado, subo por los crujientes escalones, recuerdo de forma vaga el altercado de la mañana cuando paso por el cuadro que rompí sin piedad ni remordimiento, me entra un poco de pena, víctima de mi debilidad por el alcohol saco mi billetera y lanzo todos los billetes que ahí estaban, y escribo en una servilleta arrugada en mi bolsillo derecho con la letra más borrosa posible: "Nunca llegué a tirar dinero en un burdel, dile a esta linda Frida Cahlo que cuando quiera mi cuarto está disponible", y sin darme cuenta la tiré en el acto a donde el viento diera dicha en su destino, subí sonriendo y riendo como el bastardo que tengo de padrastro, y para mis adentros me gustó, vivir como el, sin razón de ser, era algo que no se hacía todos los días.
Fallo al entrar la llave en la cerradura de la manilla, lo que provocando ira, se suma en mi mente ocupada en un letargo de ideas que se conglomeran y me crean una fuerte migraña... Que fuerte es esta migraña... No me dan ganas de seguir de pie... Jodanse pies... Jodete puerta... Jodan-me.
4 Horas después.
La brisa del atardecer recorre mi tieso pelo castaño, el suelo que frío como la nieve y molesto como celos de mujer forman un conjunto de caracteres que coronan mi día como uno bastante preocupante, en el intermedio de esto, escucho unos lentos y cuidados pasos que casi pasan desapercibidos, salvo del caso que escucho que algo les sigue, algo ancho pero delgado que está golpeando los escalones junto a los ligeros pasos.
-Disculpe- la voz más suave que jamás he escuchado me hace despertar de un sueño lejano, este día, este horror, la tragedia que vivo, desaparece, y siento calma, hasta alegría podrían decir-, dejó estos fajos de billete enfrente de mi apartamento, junto al cuadro que presumo, fue el culpable del cambio radical en su "figura", ¿no...señor...?-hace una vuelta con el dedo en la única trenza de su negra cabellera.
-Dígame Johnny, señorita, Juan para los amigos, y sí. Yo tengo el honor de cometer eso que me acusa- pestañeo mientras me tapo la vista, la bombilla del pasillo es incandescente para mi despertar inesperado.
-Perfecto, señor, gracias por responder- sonríe.
De la nada siento como unos billetes caen cerca de mi cuerpo, y algo pesado cae sobre mi cabeza.
-Puede tener el cuadro, y sus billetes baratos, de paso... Kahlo se escribe con "k", no con "c", pase buenas-baja por la escalera.
-¡Cada día aprendes algo nuevo, ¿no es así chica de la linda sonrisa?!-grité, aún segado por la luz y la reciente demostración dirigida por la líder del club "odiamos a Johnny", tras mucho debate se decidió que el sublíder de este fuera Enrique, el cual siempre estaba ansioso de recordarme la misión de la asociación.
-Dilo fuerte, imbécil de las manos preciosas, ¡disfruta el cuadro, odié cada minuto que duré dibujándolo!
Y así bajó las escaleras, cerró la puerta de hierro, luego la puerta frontal, y finalmente volvió el silencio del anochecer... Yo le seguí la corriente a mi nueva vecina, y cerré las puertas de los ojos, buscando atrancar la realidad.
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Más que mil palabras
Lãng mạnLa vida parece tediosa para Johnny, siempre lo ha sido, pero no por eso es una mala o triste vida, Johhny vive con esperanzas, con el sueño de que algún día le sonría la vida, de que su amiga Sonia mágicamente se de cuenta, de que tras el cobarde y...