-Johnny- introduce en un lento y agradable paso sus dedos por mi cabello, y siento como retuerce algunos, de forma juguetona- Johnny capullo, me debes pasta, ¡espabila gilipollas!
El de verso castellano y acento cubano con poca delicadeza y mucha fuerza, agarra mi cabello en profundidad y arremete mi cráneo contra la cabecera de mi desordenada cama, en dos ocasiones, lo cual entrelazó la realidad y mi modorra, a lo cual grité: "No tan fuerte señora Lucía, me molesta que muerda ahí".
Me levanto de golpe, lanzando el torso hacia delante al entender como mi sueño con mi maestra de secundaria acababa abruptamente, más por el hecho de aún recordar mi romance con una septuagenaria que por la presencia de un intruso, que saltó de golpe al ver mi reacción.
-Vaya, ¿de qué me suena una mayorcita de nombre Lucía?, espera- se pintó una expresión de sorpresa falsa y fugaz- no será...
-¿Yudel? ¿Qué haces jodiendo a esta hora de la mañana? No, alto, ni te atrevas a acabar-
-No será aquella profesora de física Lucía, la vieja de los cañones operados que follabas para pasar el semestre, eh chico-
-¡No acabes la puta frase!- me levanté con piernas temblorosas, cara de pastor alemán, y una desarreglada barbilla digna del trasero del gorila más bonito del Congo.
-Tranquilo campeón- retrocedió-, vengo a que me pagues mi deuda, y a que te levantes, llegarás tarde al trabajo.
-Oh- miro el reloj, ubicado en la mesa de noche hecha de un bien pulido roble, regalo de mi difunto padrastro, apreciando primero la hazaña de acabar una cama del Ikea sin manual ni conocimientos previos, te quiero Google. Y por último, apreciando la detestable hora actual 8:20, siendo mi hora de entrada las ocho en punto.
-Sí, tenemos que darnos prisa, o Johnny, el chico polla, no podrá hacer su gran entrada hoy e impresionar a las nuevas trabajadoras- sale corriendo en este punto.
-Es cierto, hoy llegará una nueva cajera y- aparecen unos ojos saltones, una vena se dispara en el lado izquierdo de mi frente y mis piernas gelatinosas obtienen una fuerza desconocida-, ¡vuelve acá pedazo de bastardo!-salí en su persecución, con varios segundos de retraso, en prendas menores y sin mirar por donde andaba.
-Suerte con eso, de paso, devuélveme mi plata, ¡capullo!- de golpe, abre la puerta y veo como se desliza por las barras de metal de la escalera principal de mi apartamento, como si recordara su época jovial de adolescente.
-Pero que hijo de...-mi cara se enrojece, mientras miro su figura esfumarse según bajaba al segundo piso, y miro las barras por la cual hizo aquella hazaña-, bueno- miro a todos los lados- edificio pobre y antiguo, sin cámaras y lleno de ancianos que compraron su diminuto apartamento en la última burbuja económica, pensando que sería una buena inversión para los pocos fondos que recibían del estado- "¿por qué no?"- es lo que digo para mis adentros.
Según me deslizo en mi pijama en un temeroso acto víctima del enojo y la adrenalina presente en dicho momento, advierto un extraño sonido proveniente de mi entrepierna, donde esta vieja prenda más coceduras ha recibido. Cuando con mi brazo derecho hago un galante giro y empujo mi cuerpo hacia caer al otro piso, volteó repentinamente la cabeza hacia abajo y observo a una pequeña joven, que con lentes y unos rizos oscuros, me ve con gestos de exclamación y preocupación bastantes bochornosos, entiendo entonces mi estúpido hacer y busco detener mi súbita bajada, para subir como el rayo hacia mi apartamento, cerrar la llave y no ver nueva vez la luz del día tras sufrir esta vergüenza. Con el plan hecho, paso a ejecutar la graciosa huida... Graciosa es hasta el punto en que al intentar saltar impulsándome con mis manos sobre la barra de metal, se imposibilita el acto por el desgaste y la edad que poseo, por lo cual, mi cuerpo no puede detenerse, y por el momento de sorpresa, no supe como aterrizar, por lo que se me ocurre juntar las piernas y rezarle a todos los santos que conozco en el proceso.
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Más que mil palabras
RomanceLa vida parece tediosa para Johnny, siempre lo ha sido, pero no por eso es una mala o triste vida, Johhny vive con esperanzas, con el sueño de que algún día le sonría la vida, de que su amiga Sonia mágicamente se de cuenta, de que tras el cobarde y...