Amor Prohibido || MPA2||

Una y mil veces te escogeré a ti

Capítulo Final "Una y mil veces te escogeré a ti"

¿Cuánto tiempo había pasado ya de aquel incidente?, tal vez unos dos o quizás tres meses, en realidad, el peliplata contaba los días desesperadamente, intentando que el tiempo se detuviera para no seguir viendo a aquella chica en ese estado.

Después de aquel día, Aome cayó en coma, todavía no habían descubierto el motivo de por qué su cuerpo se había puesto en estado vegetal, pero ahora estaba estable. Lucía demacrada, pálida y flacucha, pero estaba bien. Quizás mejor que su cuidador.

Sesshomaru se quedaba con ella todo el tiempo, en aquella mansión que estaba junto a la de su propia familia, prácticamente vivía ahí. Su madre y su hermano habían vuelto cuando recibieron la noticia. Naraku en cambio sólo podía venir los fines de semana por su trabajo en Europa. Aun así, él siempre llamaba esperando escuchar alguna buena noticia, y mandaba dinero a su esposa para los tratamientos de la azabache, por supuesto que no era necesario, Sesshomaru se encargaba de eso y más. Nunca la dejaría sola.

Los amigos de Aome venían con frecuencia a saludar y a dejar de vez en cuando algún obsequio. Todos querían a Aome, ella era una pieza importante en su día a día.

Él único que no había ido a visitarla era Inuyasha. Sesshomaru se sentía molesto por esa actitud tan cobarde de él, así se sentía, hasta que cierto día, se dio cuenta que alguien observaba desde el jardín el cuarto de la azabache. Los primeros días pensó que solo era alguien que pasaba, pero no fue hasta un día que salió a comprar unos ingredientes que pudo ver de cerca al muchacho. No le dijo nada, ni siquiera lo volteo a ver, pero supo por lógica que era de Inuyasha de quien se trataba.

Entendió que no se sentía con la suficiente voluntad para verla. Y decidió no decirle nada hasta que él estuviera listo para ir a verla.

Con lo que no contó fue que hoy, en este día donde se cumplían tres meses desde que Aome no despertaba, había llegado un invitado a la casa Higurashi.

Sesshomaru fijo su vista en el marco de la puerta y se encontró con un chico completamente diferente a lo que recordaba de Inuyasha. Había cambiado por completo su estilo, ahora lucía un cabello corto, por arriba de los hombros, algo despeinado pero con un toque masculino, su ropa seguía siendo de aquel estilo rockero, pero menos exagerado y más formal, su mirada se veía más madura, pero en sus ojos seguía notándose ese nerviosismo por entrar.

-¿Vas a entrar o te quedarás en ese lugar todo el día?

La voz de Sesshomaru fue impotente, pero ladeo su labio formando una pequeña sonrisa de lado. Algo poco usual en él.

Inuyasha le devolvió el gesto y se acercó. Ahí en esa cama estaba la persona que más amaba, su mirada se oscureció y su semblante se entristeció. Tomo su mano con sumo cuidado y la acercó a su rostro. La dulce sensación de sentir su mano sobre su piel provocó en él una especie de electricidad que emanaba desde sus adentros. La misma que sentía cuando la abrazaba, la besaba o simplemente colocaba su cabeza sobre su hombro.

-¿Qué has estado haciendo que no has tenido tiempo de venir a verla?

La señora Higurashi les había dejado té y galletas. Sesshomaru había hablado luego de darle un sorbo a su taza mientras que Inuyasha se sorprendía por la repentina pregunta y dejaba de colocarle azúcar a su té.

-Deje mi carrera luego de mi última gira, era lo establecido por el contrato. Después de hacer el papeleo y que la agencia aceptará mi retiro me di un tiempo para empezar de nuevo. Si quería estar con Aome para siempre, debía hacer estas cosas primero.