Sonó el despertador, aunque en mi cabeza ya era tan habitual como el grito de mi madre por no levantarme.
Me acomodé el pelo, con tal de que no me tapara la cara, me coloqué mi jumper arqueotipíco, agarré mi mochila y la colgué en un perchero y, acto seguido, me dí una ducha, me vestí y desayuné. Todo temprano, con tal de no llegar tarde al colegio, como siempre.
Me despedí de mi madre, como una señorita y dejé la casa como una. Luego, agarré mis audifonos de mi bolsillo con tal de escuchar mis temas favoritos de Daft Punk mientras caminaba rumbo al lugar donde paso más de la mitad de mi vida.
Hace tiempo dejé las ocupaciones comunes de socializar, toda la gente de ese lugar, reunida, era como si fuera una sóla, una masa única que piensa como si su ideología fuera la irrefutable verdad y desearía, con muchas ganas, que no fuese así.
La llegada a mi colegio está seguida de un empedrado en mal estado que conduce a una portería de acceso único, donde registra una recepcionista todas las personas que pasan o no, las instalaciones del edificio se notaban desgastadas, pero no lo suficiente para ser dadas de baja, por lo que se puede decir con facilidad que la estructura tenía ya varios años.
Me topé con unas compañeras en la entrada, una tal Gisella y Liseth, que del resto no se diferenciaban mucho.
-¡Buenos días Coni! (Saludaron a coro ambas) ¿Cómo estuvo tú fin de semana?
Me surgió un impulso de decir que todo estaba mal, sólo para ver su reacción, pero no tenía razón para decirlo, así que pasé de ello y les respondí lo típico:
-Piola, nada del otro mundo, como siempre. ¿Y el suyo?A veces me gusta imaginar cómo sería todo si alguien estuviese viendo mi vida, como en una película y, sin duda, el resto de la conversación aburriría a la mayoría de los espectadores.
De ahí, caminé tranquilamente hacia el aula, sin embargo, miré por una ventana del segundo piso y sentí como si una parte de mi se retorciera, y todo se moviera, una sensación extraña sin duda, como si una fracción de mi subconsciente me advirtiera de que algo extraño estaba por pasar.
Seguí observando el paisaje y, a mi sorpresa, sobre la imagen del amanecer, arriba de las montañas, reposaba la luna, concreta y fría, como si de un ojo se tratara, se adentró directamente en mi memoria la idea de que un día especial estaba por desarrollarse.
Pero, no fue así, bajo la primera hora ya había aceptado una serie de malas noticias, es decir, que no había una serie de buenas noticias, todo se mantenía estáticamente igual.
Las literas de la sala estaban cubiertas de polvo y el piso estaba encerado, como si la imagen retratara el retrato de un viejo calvo, intentando adaptarse a las nuevas tendencias colocandose lentes de sol.
Las miradas, la atmósfera, la esencia, se mantuvo igual, mientras yo hacía mi labor normal de mirar, a través de la ventana de una esquina, el horizonte, y de vez en cuando tomaba apuntes, los chicos más revoltosos hacían alboroto y se acercaban a mis compañeras más maquilladas, mientras otro grupo se dedicaba a prestar atención a lo que hacía y explicaba el profesor. Sin duda, tenía ganas de dormir en el pupitre y hacer como si todo el día no había sido igual al anterior y el referéndum de la luna no fue una superstición
Tocó la campana, esperé a Liseth con tal de no ir sola en el camino a mi casa. ¡Dios mío! Cada día es más pesado y más aburrido, es como si las conversaciones de mis compañeras estuviesen señaladas por pauta, que si un chico, que si otro, con razón tengo compañeras con depresión con gente tan plana mentalmente.
En eso, pasó un grupo de gente proveniente del instituto Santa Teresa, y yo sin saber quién será la Teresa, y me di cuenta que empujaban a un tipo de aspecto tímido y foráneo: "alguien de esas facciones no puede provenir de aquí" le dije a la Liseth.
A ello me comentó que el instituto acomoda a traer estudiantes extranjeros, ya que el rector de tendencias derechistas, no podía soportar que los papás en las asambleas de apoderados siguieran confundiendo a la implementación de nuevas metodologías con "marxismo en su forma pura" lo cual simplemente no tiene ni un poco de sentido, le comenté que tampoco me hacía mucho sentido meter a un nuevo estudiante a cambiar el paradigma de toda la comunidad ¿A qué monstruo se le ocurre que eso es una buena idea?
Moría por querer entrar dentro de ese grupo y saber de qué hablan, así que dejé a mi amiga un momento hablando sola, para preguntarle a uno de los hombres de la fila la hora, ¿Quién eres tú? Me respondió de reojo, Yo me llamo Constanza ¿y tú?, ¡Bah! Conozco a la gente de tu corte hermano, erí' tan puta que no tení' miedo de andar buscando cabros que ni conocí'.
En eso, un amigo lo increpó, diciéndole que no podía ser tan rudo, si después de todo solo pedía la hora, sin duda, ese día fue un poco interesante.
Luego de eso, intenté huir, llegué a mi casa y mi cabeza daba mil vueltas, porque al fin había hecho algo fuera de la rutina, aunque fuese grotesco y extraño.
Tal vez, estoy loca por naturaleza o por necesidad.

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Papeles viejos
عاطفيةMas la descripción de la tragedia no abarca la catarsis que provoca en el espectador, la mente de un buen personaje no tiene descripción que valga lo suficiente para convencer al que lo quiere. La historia narra la historia de un chico, su mundo, su...