14. Un lugar mágico.

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Alguien llamó a la puerta. Una melena larga se asomó y entonces Jovana entro a la habitación. Me senté en la cama y estornudé ruidosamente.

-Parece que el clima te a afectado- apuntó Jovana enarcando la ceja.

-Parece que si, pero realmente estoy bien.

-yo creo que estas soltando una excusa para que no nos preocupemos.

-Es solo un resfriado-tome un pañuelo de la mesita de noche y me sone ruidosamente mientras la habitación retumbaba a mi parecer, volví a estornudar.

-¿Realmente estás bien? Creo que no será bueno estar en las montañas con semejante resfriado.

-Sí-solté fastidiada por tanta pregunta.

-Me quedaré contigo en esta habitación por si empeoras.

-Estaré bien, voy a salir a caminar un rato tal vez-suspire y me impulsé para levantarme de la cama.

-nos vemos más tarde entonces, voy por mi equipaje.

Agarre mi bolso y salí de la habitación, en la cocina Itania y Fernando desempacaban provisiones y aproveché para escurrirme hasta la puerta, baje el porche y el auto de Alex no estaba ¿Que raro? ¿En donde estaba? No quise seguir preguntándomelo yo sabía que él estaría ahí en cualquier momento, sin embargo yo necesitaba recuperarme un poco para que nadie pensara que estaba enferma y debía regresar, ligeramente desorientada comencé a caminar por el lugar, observe a través de las ramas y entonces recordé el lago. Sería un bonito lugar para meditar ¿se darían cuenta si me tomaba cinco minutos fuera de lo acordado? No lo creo. Camine un poco más y mis ojos estaban asombrados el paisaje era de lo más hermoso y no estaba arrepentida de tener que pasar el fin de semana en ese lugar, después de todo , no había acampado desde que era una niña ajena a los problemas que me llegarían después.
La chaqueta de piel que llevaba puesta me hacía estorbo para maniobrar, me la quite al igual que mis sandalias amarillas y tan pronto llegue al lago me senté a las orillas del muelle, el aire estaba fresco, demasiado para mi camiseta de tirantes que estaba usando, mis manos frotaban con delicadeza mis brazos en busca de calor, mientras mis pies se balanceaban y mis dedos casi tocaban el agua cristalina del inmenso lago , me imaginé que se sentiría nadar desnuda en ese lugar, la idea me tentaba y me hizo agitar la cabeza rápidamente, pero aún así seguí imaginándome la situación un poco más, cuando una voz me sobresalto.

-un abrazo es lo que necesitas para calmar ese frío.

Me volví para ver quien había dicho eso, Alex estaba parado al inicio del muelle, usaba una sudadera gris, y llevaba las manos metidas en las bolsas de su bermuda de mezclilla. Sonreí el era realmente guapo. Se frotó la mandíbula y transcurrieron algunos minutos antes de que yo pudiera responder de forma inteligente.

-¿Y por que no vienes a comprobar tu teoría?

Se apresuró y tomó asiento a un lado mío sus pies descalzos se sumergían en el agua, se alejó un poco para retirarse la sudadera dejando su torso al desnudo, y me la coloco encima de mis hombros. Suspire. Me rodeó la cintura con su brazo y con el otro atrajo mi cabeza a su hombro. Le brillaban los ojos y el sol comenzaba a ponerse detrás de las altas montañas.

-venía a avisar que la cena está casi lista, David y Jovana están asando la carne y Johan ha traído unas cuantas bebidas.

-¿Solo venias a eso?-suspire decepcionada, amaba su compañía y ese momento era perfecto.

-Aún que es posible que también viniera a decirte que Anete está aquí - me dijo con tono de voz sarcástica.

-¡ohh Dios mío!-me lleve las manos a la boca-estas de broma ¿verdad?

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