[Capitulo 51]

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- Ella siempre fue tu elección –musitó -, ¿pero qué hay de ti? ¡Qué hay de mí! ______, te juro que quise evitar esto –me apretó las muñecas - pensaba en Sharon y en el daño que le provocaría si confesaba que estaba enamorado de ti. Muchas veces quise terminar con ella, pero no me atrevía y para ser sincero, tampoco quería cuando veía que coqueteabas con Chris. Estaba furioso de verte junto a él y yo no podía quedarme sólo en ese momento. No era que utilizara a Sharon, también me dolía dejarla. Por supuesto que la quería, la quería mucho; y no me cabía en la cabeza como es que se podía llegar a estar enamorado de dos mujeres al mismo tiempo. Hasta que comprendí que no se puede, la quería a ella, pero de una manera distinta en la que sentía que te quería a ti. Cuando estaba contigo era como... no escuchar las voces de los demás, como si estuviera donde quisiera estar y no donde todo el mundo quiere que esté. Esa era la diferencia. Contigo era yo, con Sharon era la orden de las personas a mí alrededor. Por supuesto que me sentí un idiota por fijarme en la persona menos indicada, traté de evitarlo, pararlo, ignorarlo, ¡de todo! Pero cada día era más imposible. Hasta que me di cuenta que no podía luchar más con esto. Pero estaba confundido, no sabía si tú me querías a mí o si yo era el único. Hasta ese día en que te embriagaste y te llevé a casa, no podía dejarte sola en el departamento por eso te llevé a mi hogar; cuando tomaste mi rostro entre tus manos y me besaste te juro que removiste todo dentro de mí, algo que jamás me había pasado. No me creas si no quieres pero es la verdad. _______, entiéndeme, me sentí como un idiota tanto tiempo, sé que tú viviste con la misma agonía que yo; nos merecemos una oportunidad, un final feliz –rogó.

- ¿Feliz? ¿Podrá deberas suceder? –Dije - Tú dime Justin, ¿y Kristen?

Al oí su nombre Justin se echó hacía atrás, como sorprendido de que la mencionara. Intentaba controlar mis lágrimas, pero no podía pararlas.

- ¿Kristen?

- Te vi hablando con ella la última vez, dijiste que... –la voz volvió a quebrárseme - fue la novia que más quisiste, ¿y me dices a mí mentirosa? –quise desasirme de su agarré pero fue imposible.

- Por eso escapaste –relacionó - ______, ¿por qué no terminaste de oír toda la frase?

Le miré, ceñuda y aun con lágrimas en los ojos.

- Le dije eso, le dije que ella había sido la novia que más había querido, hasta que me fui a Venecia y conocí a Sharon, y que gracias a ella había conocido después a la persona que más he amado en toda la vida. Le dije que lo sentía, pero que no fuera hipócrita conmigo. Por favor, ______, no me juzgues. Lo que siento por ti es verdad, me hiciste escribir canción tras canción, hiciste que mi sueño se cumpliera cuando un famoso cantante le puso voz a mi letra. Lo que acabo de cantarte, ¿no te dice nada? –dijo, casi desesperado – 'No digas que es demasiado tarde para hacer lo correcto.'

Me miró por un largo instante y yo, con la voz atascada en el nudo de mi garganta le sostuve la mirada, sin poder hablar. Su entrecejo se arrugó levemente en señal de desesperación a mi silencio y de pronto y sin aviso, soltó mis manos para colocarlas en mis mejillas y aferrar mi rostro con temor de abandono y lo condujo hasta sus labios, que al instante de juntarse con los míos, ardieron con un fuego descomunal que quemaba placenteramente. No podía creer que los estuviera tocando de nuevo, que ambas bocas estuvieran bailando con la misma pasión con la que danzaron al unisón la primera vez. Sentí que todo mi cuerpo se deshizo en el suyo y mi corazón golpeteaba contra su duro pecho.

Pero aún no estaba segura de nada y el pensamiento que me había cruzado la mente hace unos minutos volvió como una ráfaga y me hizo separarme abruptamente de él. Lo aventé del pecho con una escasa fuerza de voluntad y me miró, confundido; mientras sentía mis labios arder y pedir enérgicos ser de nuevo unidos a los de él.

- No es que sea tarde –dije - pero tampoco que esto sea de verdad lo correcto –no pude resistir más e intenté alejarme de él.

- Te lo ruego, no escapes de nuevo –soltó como si fuese un sollozo, viéndome caminar.

Giré sobre mis talones para mirarle, la vista volvió a empañárseme.

- No estoy escapando, Justin. Sólo dame tiempo para... para pensarlo.

- ¿Tiempo para pensarlo? –repitió, incrédulo - _____, pasaron dos meses sin tenerte. No puedo creer que sigas pensando en algo que no seas tú.

No dije nada, sólo tragué saliva intentando deshacer el nudo que me asfixiaba la garganta y me di la media vuelta, dejándolo allí, mirando cómo me alejaba. Si él de verdad me quería no iba a dejarme ir, pero yo necesitaba tiempo para pensar qué hacer.

Me decía que él y yo éramos lo correcto, pero ¿cómo estar segura de ello? ¿Lo correcto era pisotear el ya destrozado corazón de Sharon? ¿Vivir con la culpa comiéndome por dentro? ¿O qué era lo correcto? Sentía que la cabeza me explotaba. Tomé un taxi para ir al hotel, pero en realidad le pedí que me llevara al parque central. No tenía ganas de encerrarme en un cuarto sofocándome a mí misma. Tenía que despejar mi cabeza, ordenar mis ideas, es que no había acabado cuando me fui de Venecia, el corazón roto de Sharon me seguía persiguiendo incluso más que Justin. Pero, ¿no era lo que quería? ¿Tener a Justin para mí y que él me quisiera? Pero, ¿qué tanto me quería?

Ya estamos en los últimos capítulos 😢

Manual de lo prohibido [Justin Bieber] AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora