En el pequeño (aunque poderoso) reino de Konoha, dos poderosas familias han decidido unir a sus herederos.
Por un lado tenemos a Lady Tenten, hija de una de las familias más ricas e importantes del reino; reconocida no solo por su belleza, sino tamb...
Estimados lectores... ESTOY DE VUELTA:D No sé si leyeron lo que compartí hace unos meses en mi muro -sino, por favor, vayan a hacerlo para entender un par de cosas-, pero quiero de todas formas aprovechar este espacio para agradecerles el largo tiempo de espera -un año y un poco más-. La historia de "Conquistando a mi prometida" cambiará muchísimo, pues he madurado mucho mi manera de escribir y considero que la historia era carente de múltiples argumentos y esta llena de incongruencias -en un sentido ahistórico-, además, muchos personajes no tenían la misma personalidad que en la serie y eso no es lo que quiero lograr. Por lo tanto, mientras edito la historia completa, he bajo los demás capítulos para los nuevos lectores que irán llegando en el trayecto, así evitamos confusiones.
Dicho todo esto, les invito a leer la historia desde el prioncito y espero profundamente que sea de su agrado, espero que una vez lean el capítulo completo, se devuelvan a este aparto y me comenten su parecer.
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-Lady Tenten- susurró la dama de compañía, abriendo lentamente la puerta de su cuarto, sabiendo que encontraría a la muchacha dormida. Tenten se revolcó en su cama, haciendo un intento fallido para que la dejaran dormir un tiempo más.
-Lady Tenten- volvió a repetir la mujer, la mujer moviéndola suavemente para que despertara.
-Kurenai, ¿Qué ocurre?- preguntó con la cara en la almohada y voz adormilada.
-Su madre la espera para desayunar, tiene algo muy importante que decirle-.
-Vamos Kurenai , solo cinco minutos más- contestó volteando hacia el otro lado, dándole la espalda.
Kurenai la miró con diversión y se dirigió a las cortinas para abrirla.
-Gggg, demasiada luz-.
-Quizá debería empezar a pasar menos tiempo leyendo de noche y hacerlo de día, leer a la luz de las velas no es algo muy recomendado-.
-Dígale a mi madre que bajaré en quince minutos- dijo dando un bostezo y frotándose los ojos, haciendo caso omiso a la reprendida de Kurenai.
-Claro- sonrió divertida Kurenai -Con su permiso- haciendo una inclinación.
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-Buenos días, cariño - dijo sonriendo divertida al ver a su somnolienta hija aparecer en el comedor.
-Buen día, madre- dijo con una dulce sonrisa mientras se sentaba a comer. -¿Dónde está mi padre?-.
-Fue a atender unos asuntos-.
-¿Y no lo acompañaste?-.
-Debía quedarme aquí para conversar algunas cosas contigo-
-¿Cosas? ¿Qué clase de cosas?-.
Su madre no le respondió, se quedó observándola, no tanto a ella, sino al atuendo que traía: un vestido azul, sin corsé, sin nada que le marcara su perfecta y hermosa silueta, bastante holgado para su gusto, con ese gastado delantal blanco atada a su cintura. Su cabello, como siempre, lo traía recogido en dos perfectos chonguitos; rostro limpio de maquillaje y sin ningún tipo de accesorio en sus orejas o cuello.
