Pov Maura

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Más de mil veces me pregunté como fue que me enamoré de
ella, en que momento pasó, cómo, por qué, entre otras cosas.
Jamás hubiera imaginado que algo así me pudiera pasar a mi, a una mujer que solamente se basa en comprobaciones científicas, en afirmaciones y no en instintos,
hasta llegue a pensar que me estaba volviendo loca porque
realmente era un tanto irracional la situación en la que me
encontraba. Me había enamorado de la persona que se
supone es mi mejor amiga, la que siempre estuvo ahí para
secar mis lágrimas y darme ánimos, ni el mejor de todos los
psicólogos podría entender aquella situación.
Por muchos meses medite la idea de que quizás fuera una
confusión ante las muestras de cariño que ella me daba,
asemejando esto al hecho de que nunca había tenido a
alguien a mi lado que realmente se preocupase porque a mi
me pasara algo, debido a que durante mi niñez y adolescencia mis padres estaban muy ocupados en su vida y por ello me internaron en un instituto de Francia, a medida que crecí me fui cerrando y trate de rellenar con conocimientos esos vacíos en mi interior.
Pero la cruel realidad me golpeo de lleno haciéndome caer en
cuentas que había encontrado el amor en el lugar menos
esperado.
Puede sonar algo tonto pero quien en su sano juicio no se
enamoraría de ella, después de ver su sonrisa, escuchar su
risa, su manera de hablar, su sensibilidad que se encarga muy
bien de ocultar, teniendo ese sentido del humor tan
característico de ella. Su perfume con fragancia a lavanda, tan suave que llegaba a
sentirlo como si fuera yo quien lo llevara puesto.
Me sentí tan afortunada al darme cuenta que ella no intentaba
fingir nada cuando estaba cerca suyo, me llenaba el corazón de
alegría ver el brillo en sus ojos cuando hacía cosas que
realmente amaba. No se imaginan lo especial que me sentí
aquella noche cuando lloro y yo la consolé con un simple
abrazo, no me malinterpreten, no fue que me sentí bien a
causa de su sufrimiento, sino que fue el hecho de que ella se
mostrara débil frente a mi, que tirara todos sus muros, que
confiara en mi. La calma que sentí esa noche durante el
abrazo atenta a su respiración y dándome cuenta de lo
calmada que estaba no se compara con ninguna otra cosa en
mi vida.
Tuvimos mil y una peleas por culpa de sus celos y orgullo de
no querer reconocer cuando se equivocaba, que irónico no,
ella, la gran Jane Rizzoli celosa cuando solo eramos unas simples amigas, debo
admitir que nunca termine de entender eso. Me acuerdo que
después de cada pelea quedaba devastada, me sentía
incompleta, le suplicaba una y mil veces que no me deje
porque no soportaba la idea de perderla, odiaba esa sensación de volver a sentirme sola . Le pedía perdón
cuando ni siquiera era la culpable, y cada vez ella se excusaba
con el "te hago daño Maur, no te das cuenta de eso", pero no me
importaba, todo daño era soportable si ella seguía
regalándome su amistad.
Me conformaba con eso, lo sigo haciendo aún.
Que ridículo no, darse cuenta hasta que punto podemos ser
masoquistas los seres humanos. Preferimos dar amor y ver a la otra persona feliz,
a arriesgarnos y sufrir.
Cada cierto tiempo me pongo a pensar y llego a la conclusión
de que tal vez ella me gustaba desde un principio pero yo era
muy necia como para querer aceptarlo, si es así eso explicaría
muchas cosas. Pero realmente no lo tengo muy claro.
Me acuerdo el día que me confesó que estaba de novia con casey, sentía
que el corazón se me iba a salir del pecho, sentí un nudo en el
estómago y una impotencia inimaginable, además de infinitos
celos. Tuve que estar en las sombras y escuchar como ella
sufría por él cada vez que se iba, estaba en sus noches de desvelo consolándola
porque ese hombre no sabia valorarla, era un idiota
definitivamente, sino quien más podría pensar siquiera en
lastimar a mi bella morena.
Con cada cosa que decía sentía que mi corazón se rompía un
poco más si eso ya era posible. La ayude y apoye cuando
decidió terminar su relación con él. Debo admitir que yo
estaba que no cabía de felicidad porque aunque parecía un
algo absurdo en el fondo de mi alma albergaba una esperanza,
por más pequeña que sea de que un día ella finalmente
pudiera darme una oportunidad.
Pero desde que tengo memoria el amor nunca jugo a mi favor,
ya que, meses después ella me dijo que estaba saliendo con
otro hombre y que éste realmente le gustaba. Fue en ese preciso
momento cuando mi corazón terminó por hacerse añicos,
llevándose consigo la ilusión de que algún día por muy lejano
que sea ella me mirara con ojos de amor, pero no, eso jamás
pasaría y tendría que entenderlo de una vez por todas.
Se imaginan lo tortuoso que fue tener que leer todos los días
sus mensajes en los cuales ponía lo feliz que él la hacía, tener
que ver fotos de ellos jurándose amor eterno cuando en mi
interior maldecía por no poder ser yo la que tenga la dicha de
besar sus labios.
Ya perdí la cuenta de cuantas beses lloré por ser tan
fracasada, mas de mil veces me pregunte que era lo que
estaba mal en mi, porque ella no se daba cuenta de mi amor,
cualquiera que viera como la miro se daría cuenta, para mi ella
es magia, algo hermoso y a la vez muy raro sencillamente algo muy difícil de conseguir.
Recuerdo los días que pase en su casa, las noches en las que
no podía dormir por cuidar sus sueños, por admirar su
tranquilo rostro mientras esta sumida bajo los brazos de
Morfeo, su respiración tan serena, las sonrisas tímidas que se
escapaban de ella al parecer por estar soñando con algo bello,
aunque para mi no había nada más bello en ese momento que
ella, mi morena de rizos negros.
Me gustaba mirarla cuando no se daba cuenta, perderme en
ella, en el color de su pelo, en sus ojos que cambiaban
dependiendo el día o inclusive su estado de ánimo,
ciertamente creo ser la única que notaba ese cambio en sus
ojos. Mirar la manera en que fruncía su cara al estar
concentrada o fruncir el ceño cuando algo le molestaba. Con
tan solo verla sabia como se sentía, sabia cuando mentía,
sabia cuando algo le dolía, simplemente lo sabía.
Me acuerdo una de esas tantas noches en la que casi le
confieso mi amor, estaba algo ebria por decirlo de una manera
y creo que eso me daba un poco de coraje, pero no, por
desgracia la razón me golpeo de frente haciéndome entender
que no era una buena idea. Y, nuevamente volví a guardar el
secreto.
Recuerdo una noche en particular, fue una noche antes de mi
vuelta a París, ella dormía tan serenamente que me enamoraba
más el solo verla. Mi mirada automáticamente se trasladaba a
sus labios semi abiertos, con la loca idea de besarla, no se
imaginan lo que me costó resistir ese impulso de lanzarme a
ella y besarla fervidamente hasta que por fin pudiera saciar mis
ganas de ella, pero no, la razón llamo nuevamente a mi puerta
haciéndome descartar esa idea de mi mente. Necesitaba
sentirla aunque sea de una manera casta, fue así como
acomode mi cabeza cerca de su pecho, pase una mano por su
cintura, entrelase mi pierna a las de ella y me dormí en su
abrazo.
Me dolía admitir que cada despedida de ella era una tortura,
verla llorar, incapaz de poder impedir esa partida me
destrozaba el alma, pero a mi pesar era necesario, necesitaba este viaje para tomar distancia, necesitaba dejar de sufrir y elegí París aunque ello carezca de lógica, necesitaba sentir el amor de alguna manera y allí seguramente la encontraría.
Es aquí donde me encuentro, amándola en secreto, secando
sus lágrimas cuando aquel idiota lastima su corazón o
atormenta sus sueños. Dentro de mi renuncié a pelear por ella,
en una batalla que ya estaba perdida antes de comenzar.
Me conformo con contemplarla siendo humana, amando como
me di cuenta que lo hace a grandes escalas.
Acepte mirarla cuando ella no se percata, con la ilusión de que
ella algún día se percate de mi amor... Sólo espero que ese día no sea muy tarde.

*Nota de autora: El amor puede ser demasiado fácil o demasiado difícil, varía dependiendo de las actitudes que tomes ante ello. El amor es lo único por más doloroso que sea, que nos puede salvar en este mundo lleno de odio. El amor sana, mejora, y llena el alma.

Amarla en silencio (Rizzles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora