Retomber.

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Caer de nuevo.

 Los ojos verdes se abrían con pereza, hoy la dueña de los mismos no tenía ganas de levantarse al igual que ayer, anteayer y así sucesivamente; Lila no tenía ganas de ver el día desde que abandonó Francia. Entierra su cabeza en la almohada y suspira, se estira entre las sábanas sin ánimos, pero decide levantarse. 

Su habitación distaba mucho a ser la que tenía en París, ésta era casi tan grande como el apartamento de que tenía allí. Una cama de dos plazas, muebles de madera de cerezo, un gran espejo, ventanales... todos los lujos para llenar los huecos en su vida. Muerde el labio inferior con fuerza y toma la ropa que seleccionaron específicamente para ella, a sabiendas que si no se la colocaba, la reprenderían. Ya no tenía el privilegio de elegir.

Ingresa al baño privado que tenía en su alcoba, se desviste y se mira al espejo. Está irreconocible, bueno, comparándose con la Lila de hace cinco años, sí lo está. Su cabello castaño ya no era largo, sino corto. Su cuerpo había cambiado, y aunque no tenía grandes curvas como su madre, poseía las suficientes para hacer babear a la población masculina de Roma. Rueda sus ojos y ríe para si, como si estuviera interesada en los chicos. 

 Lila cierra los ojos cuando la lluvia de la ducha golpea su piel logrando relajarse por completo, quizá era lo único bueno que tenía en su rutina de todos los días. Contra su propia voluntad, recuerda la risa de la niña que seguía latente en ella; gruñe molesta, odiaba recordarla porque le hacía recordar su propia estupidez. La ducha ya no le resultaba tan relajante como antes. Sale y se viste rápidamente, al terminar de cepillar su corta cabellera castaña, una sirvienta entra a su cuarto para avisarle que sus padres están esperándola. Frunce el ceño, ¿desde cuándo sus progenitores la esperaban para algo? No tenía un buen presentimiento. 

Después de cinco minutos dando vueltas, sale de ahí para bajar lentamente las escaleras, intentando pensar en qué querrían sus padres ahora. No tiene mucho para ello, pues la rubia vestida en un ajustado y precioso vestido rojo, y el castaño en un lujoso traje hacen aparición frente a ella. Pasa saliva, apretando sus puños para evitar apretar el borde su vestido blanco de encaje y tiras.

  ━ ¿Qué necesitan ahora?━espeta la castaña con cierto tinte tóxico en su voz. Los mayores ni se inmutan, están acostumbrados━. Llegaré tarde a mi sesión de fotos y...   

  ━ La sesión está atrasada hasta las tres de la tarde, querida━responde Sarah Rossi con una sonrisa━, y esa será la última, tendrás otro nuevo patrocinador. Giovanni está desgastado. 

Arrugas la nariz, Giovanni era una buena marca de ropa, la mejor de Italia, ¿qué otra podría hacerle competencia para hacerlos cambiar de parecer? 

━ Gian pasará por ti en diez minutos━informa su padre, Emilio Rossi sin inmutarse. Lila rueda sus ojos, no tiene nada en contra del chico, pero era más que obvio que su relación de 'noviazgo' era demasiado falsa; ninguno sentía nada por el otro más que lástima━. Iremos con el patrocinador en cuanto llegue, desayuna mientras tanto.

Sin perder más tiempo, se dirige al comedor donde seguramente un tazón de frutas con miel y jugo de naranja  la esperaría. Suspira, extrañaba los waffles con crema y chocolate.

{*}  

Gian no era un mal muchacho, todo lo contrario; era amable, bondadoso y de sonrisa casi perfecta. Tuvo mala suerte de ser hijo de uno de los empresarios de vinos más importante de Italia, y que este mismo lo obligara casi toda su vida a mantener una imagen perfecta. 

Gian era un prisionero como Lila, por ello ambos se llevaban bien. Se entendían a la perfección y no podían verse con otros ojos más que de la amistad, además, él no era estúpido, notaba que la chica tenía una inclinación diferente, cosa que respetaba y agradecía. Sólo debían esperar hasta sus 21 años, donde podrían ser libres de hacer lo que quisieran; aunque eso significase dejar su vida acomodada atrás. 

Los dos estaban en los asientos de atrás de la limusina blanca de los Rossi, el hombre de la familia conducía al lado de su esposa en silencio. Los dos muchachos se miraron de reojo, Lila suspira ante el incómodo silencio, suponiendo lo que le sucedía al chico. 

  ━ ¿Cómo estás?━pregunta para romper el hielo, recibiendo un encogimiento de hombros━. Carlo sigue con sus insistencias, ¿no?

Asiente sin muchos ánimos y alborota su cabello negro con las manos, sus ojos miel pedían a gritos que lo acribillasen en ése mismo instante.

━ Cree que debo acomodar mis ideas━murmura Gian abrazando su codo. Lila lo mira sin comprender y él bufa con el ceño fruncido━, ya sabes, eso de ser vegetariano parece no gustarle mucho...

  ━ Que se vaya al demonio━el azabache se ríe por lo bajo, sintiéndose un poco mejor y la castaña le palmea con suavidad la espalda. Sonríe, adora a Lila y no duda en hacérselo saber con un pequeño beso en la frente━. Ya, ya cursilón. 

Ambos se ríen, son buenos amigos, ¿por qué tienen que forzarlos? El auto frena y mira por la ventanilla que están en la Compañía Rossi, donde las mujeres y hombres que deseaban ser modelos se inscribían. Muerde la parte interna de su mejilla, sabe lo que viene a continuación y Gian bufa molesto, pero no tienen de otra. 

Él sale y rodea el auto para abrirle la puerta a la modelo para posteriormente ofrecerle la mano, Lila la acepta y casi puede oír el ruido de los flashes de los papparazzi que están escondidos. Rueda los ojos, odiaba a la prensa cuando invadía su privacidad, para su suerte, sus padres ésta vez decidieron no armar tanto escándalo y se encaminaron a las puertas de cristal, los dos muchachos sin soltarse las manos.

Los ojos esmeralda se abrieron de par en par, casi al mismo tiempo que su madre observaba con horror y su padre con incredulidad a la muchacha que estaba frente a ellos. Marinette tampoco estaba en mejores condiciones, su boca estaba abierta y su mirada reflejaba miedo. 

Gian no entendía el porqué la familia Rossi actuaba tan extraño, pero decidió mantenerse en silencio, Lila seguramente le explicaría después. 

  ━ ¿Qué haces tú aquí?━la cortesía había quedado atorada en la garganta de Emilio, quien no apartaba la mirada de los ojos celestes, aquellos que antes rehuían ahora le hacían frente. 

  ━ Marinette Dupain-Cheng━se presenta la de cabello azul, aunque todos, a excepción del azabache, sabían su nombre━. El señor Agreste me recomendó y ustedes aceptaron, soy la diseñadora.

Lila atina a cubrirse los labios con ambas manos y echar a correr afuera, lejos de Marinette, recordando como si fuera el día de ayer, hace cinco años, la amenaza de Emilio Rossi. Pero no pudo evitarlo, aquella niña, ahora mujer, volvió a hacerla caer en su red, de nuevo. 

  ━ ━━━ 

¿Qué opinan de Gian? Yo lo amé mientras comenzaba a escribirlo y sí, tiene un cierto parecido con Adrien en cuanto a padres.

Otra cosa, ¿recuerdan que Queen Bee quedó con Chat Noir en Francia? ¿No les gustaría que escribiese un one-shot sobre ello? Díganmelo en los comentarios. 

Hasta el próximo capítulo. <3   

Pd: Necesito un apellido para Gian, ¿alguna sugerencia? 

Una renar ris au piege | Lilanette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora