Comprender su música

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"La vida está llena de momentos difíciles, pero podemos soportarlos mejor si pedimos ayuda de la forma adecuada"

Mujercitas

Capítulo 1:
Comprender su música

<<Zhi yin>>

Volvió a repasar mentalmente la lista que habían preparado en casa junto a Max mientras se adentraban en uno de los mercados más grandes del medio oriente, solo para asegurarse de que había olvidado ninguno de los ingredientes faltantes para completar sus hechizos y pociones. Cabello de seelies acuáticas, lágrimas de unicornio, garras de demonios, setas de los bosques de Idris, esporas de diversos helechos de las Amazonas, dientes de knockers, escamas de dragón, entre otros. Esas últimas solo si tenían suerte, puesto los nephilims se habían deshecho de la gran mayoría de ellos, incluyendo a su nephilim, quien había conocido uno a sus diecisiete, casi dieciocho años.

Aquel era un paseo habitual, algo que podía llamarse una tradición entre su hijo menor y él. Se habían reservado para ellos dos esas visitas una o dos veces al año, quedándose en alguna posada para disfrutar algunos días allí y recorrer a pie ruinas y palacios a pesar de que podían ir y venir en un portal en cuestión de un pestañeo.

El mercado estaba compuesto en su mayoría de subterráneos, sin embargo, no faltaba el mundano dotado con la visión vendiendo sus productos. Estos eran los mismos que engañaban en otros mercados a mundanos sin conocimiento de las sombras, vendiéndoles ropajes encantados, amuletos de protección, incluso botellas y lámparas donde aseguraban habitaban genios. Si solo supieran que estas eran hadas y que no era nada agradable toparse con una, tan así que se le confundían habitualmente con demonios.

De todos modos, aquello no era su asunto.

Recordaba que en un viaje familiar, estando en un mercado mundano, se le había ocurrido hechizar una alfombra -tenía experiencia en ello- y el comerciante se había casi tirado tras la pila de las mismas al verla moverse no muy sutil frente a sus ojos y luego elevarse ligeramente. Rafe y Max se habían destornillado de la risa por la reacción del mercader, pero Alexander, como padre responsable, se vio obligado a reprenderle, aunque él ya había notado la risa asomándose en sus labios. Con un poco más de magia le hizo creer al pobre hombre que había sido solo producto de su imaginación y reanudaron su marcha hasta el siguiente puesto con la expectativa brillando en los ojos de los menores por lo siguiente que se le ocurriría hacer.

"Papá" Se vio obligado a girar el rostro y a poner una expresión concentrada, como si estuviera de acuerdo con lo que le habían dicho, pero era inútil, Max ya se había dado cuenta de que Magnus no le estaba prestando absoluta atención hace algunos minutos atrás. Le vio negar, de esa manera casi imperceptible, y luego soltar un suspiro.

"Decía que... olvídalo ¿Iremos donde ese brujo malhumorado?" le sonrió con esa diversión en la mirada y el mayor no se tardó en descubrir la ironía en sus palabras, respondiendo con un ligero asentimiento de cabeza.

Bâsim era un brujo de dos siglos y medio de edad, el cual estaban seguros llegaba a su casa con calambres en las mejillas. Acostumbraba a estar sonriente, haciéndole honor a su nombre, y atendiendo a todo el mundo con un humor envidiable. Tuvo buena infancia, solía decir Magnus, quien no había corrido la misma suerte y solo podía justificarlo con ello.

No era difícil de reconocerle -así no le conocieras en absoluto- entre todos los comerciantes que gritaban su mercancía para que el viento llevara sus palabras a oídos de su potencial clientela: su piel estaba cubierta de escamas de un color índigo, que a veces brillaban tornasol bajo el sol y su cabello era negro, largo y ondulado, medio escondido bajo el ghutrah.

Amarte hasta la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora