Ataque Número Uno

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           Ya llevábamos casi medio año en esa casa. Lo bueno es que no había pasado nada desde esa vez. Y eso nos aliviaba a todos, era genial sentirte segura. Pero, esa noche... lo cambió todo. Recuerdo estar viendo películas con mi familia en el cuarto de mis padres, mi hermana se había ido a quedar a la casa de mis tíos. Me levanté en medio de la noche, vi a mi hermano y padre sentados en la cama tratando de escuchar algo, los llamé, y ellos solo me callaron. Al estar todos en silencio pudimos escuchar algo en la cocina. Todos los utensilios de cocina estaban cayendo en el piso. Lo que me asustó fue escuchar caer las ollas. Mi padre se levantó y agarró un bate que él usaba para jugar Béisbol con mi hermano. Tal vez se preguntarán, "¿Por qué te aterraba escuchar las ollas caer?" Pues, para que ellas cayeran ALGUIEN debía abrir el horno y tirarlas al piso. Dudo mucho que alguien se haya metido acá solo para hacernos una mala broma.  

  Al rato, escuchamos pasos subir por las gradas. Agarró la manija y abrió la puerta. Por suerte solo era mi padre volviendo de ese lugar. Aún recuerdo lo que dijo, "Todo... está intacto. Las ollas en su lugar, no hay seña de que alguien las haya dejado caer" y después cayó sobre el frío piso de cerámica. Su espalda estaba rasguñada, su camisa toda rota y manchada de sangre. Ese día la casa nos dejó un mensaje, no importa cuanto tiempo pase, o cuanto le dediquemos a remediarlo... Siempre volverá a atacar. 

¿Qué sucedió con mi padre? Además de trauma seguro, él está bien. O al menos estaba en ese entonces... Lo llevamos de prisa al hospital, el doctor dijo que no era nada serio, pero era bueno que hayamos reaccionado de modo rápido, aún sin ser serio lo pudo haber matado.

El Libro De La CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora