*La familia o la soledad*
Una semana más y un mes abría pasado de estar junto a mi madre y mi hermano.
¿Pero que podía hacer yo?
Estaba asimilando la idea de estar sola en esta guerra con el cielo, de verdad lo hacía.
Si en toda mi vida había imaginado que mantendría una buena relación con mis padres, ahora era el momento en que despertaba de ese bello sueño con un balde de agua helada.
Mantenía firme mi idea de salir a buscar al único familiar que me haría sentir como antes, como antes de que todo se desbordara de lo normal. ¡Incluso había negado que mirara a Alice!
Aunque esta situación me había vuelvo más sensible podía decir que ha este punto de mi vida y de la situación completá podía llorar y seguir firme en el ojo del huracán. Así era como actuaba ahora, tenía que ser fuerte aunque el mar saliera de mis ojos.
Lidia había sigo la amiga que siempre había tenido, había vuelto a recuperar la tradición de hacer todo juntas, casi inseparables. Bellamy se había vuelvo más que mi amigo, mi confidente. El único que auqneu siguiera molesto y peleará vida vez que estaba junto a él por persuadir me de no hacer mi plan de huida lo seguía queriendo y sabía que el a mi, pero tenía que hacerlo.
Ahora era el momento en que no decía que no aunque el miedo estuviera moviendo mi cuerpo, aunque la duda de si funcionaria me llenara, no, ahora el era el momento de actuar. Habíamos decidido entre los cuatro—porque si, Vladímir había insistido en estar presente cada vez que nos reunamos— que Bellamy iría conmigo a es misión, me había negado por que no quería llevarme por los pies a otros pero el insistió tanto como lo hizo Lidia, así que no pude contras tres personas por lo que el planteamiento concluyó en dentro de dos semanas cuando se cumplía un mes y una semana ir a ejecutar ese plan.
Ahora iba camino al dormitorio de Dimitri por que Vladímir me había dicho al finalizar el día que no había querido salir de la cama, no entendía porque por eso iba directo a verlo. Entre sin tocar por que sabía que estaría en la recamara.
Efectivamente fue donde lo encontré, estaba boca abajo con el torso desnudo, no me escucho por lo que me acerque hasta inclinarme y besar su hombro izquierdo. Giro la cabeza hasta conectar con mi mirada.
– ¿Te sorprendí?– Preguntó.
Niega.
– Sabía que eras tú desde que entraste.– Asegura–¿Que haces aquí?
Me siento en la orilla que sobre para mirarlo más de cerca.
– Vine a verte. ¿Te sientes mal?
– No puedo sentirme mal.– Asegura de nuevo.
– No te creas tan recistente, quien sabe un día coges una gripe.– Digo en broma, pero al ver como no ríe me detengo– De verdad, ¿Que te ocurre?
– Solo te miro.– Le resta importancia.
– Sabes que me refiero a el porque no te has levantado de la cama.– Digo preocupada.– ¿Tienes algún síntoma?
Resopla y se da la vuelta quedando boca arriba dejando su increíble pecho tentador a mis ojos.
– Ya te dije que no me voy a enfermar y no es algo normal, digo; ¡Jamás me había pasado!– Exclama sin creerlo– Pero tú tienes la culpa.
Frunzo el ceño.
– Estás culpandome de no poderte levantar de la cama?– Asiente.
– Tu y tu loca cabeza.– Suspira.

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Dark Days.
Ficção CientíficaPor que el humano es cambiante, evoluciona a cada instante. Un segundo puede estar en el suelo derrotado y llorando. Y al siguiente de pie luchado por vencer.