Lazos de amor

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No entiendo como la vida cambia sin avisarnos, dando giros inesperados. Pensar en como unos meses atrás estábamos comprometidos, listos para formar una familia ¿y ahora? Nada es igual. No mentiré, me duele como no tienes idea. ¿Dónde quedaron los te amo? Los problemas que afrentamos, las sonrisas, los abrazos por la cintura, los besos robados. ¿Dónde quedaron? Los gritos, las peleas que superamos, el cariño que nos demostrábamos. ¿Dónde diablos quedó el amor? ¿Dónde quedaron los "juntos por siempre"? Ya nada de eso importa.

Entrar a nuestra antigua habitación, sintiendo la soledad que la inunda. Esa misma habitación que fue testigo de tantas promesas, besos y cariño. Ahora solo son lágrimas amargas en ese lugar donde creció el amor. Mi corazón antes cálido por tu cariño, se ha vuelto frío por el abandono. Esos momentos en los que nos acurrucábamos en el sillón para entrar en calor, mientras veíamos una película aun rondan por mi mente. Las risas que inundaban nuestro pequeño espacio, esas risas que fueron reemplazadas por sollozos. Aun así ningún dolor se compara a verte tomado de la mano con ella, jurándose amor eterno. Saber de tu compromiso solo me hundió mas, que me hayas invitado fue un error, no podría soportar escucharte decir esa simple palabra: "Acepto". Creo que soy más osada en asistir, es estos momentos me arrepiento. Las lágrimas se acumulan en mis ojos, pero me prometí a mi misma no dejarlas salir. No soy tan fuerte como para acercarme, solo te observo desde el fondo del jardín bellamente decorado con adornos florales. Verte ahí con ese traje y a ella con ese vestido blanco hace que mi corazón se estruje, saber que tus "te amo" no son para mí, que tus besos jamás lo serán, que tú jamás lo fuiste. Tal vez solo fui un juego, nunca me explicaste, solo me dejaste. Ver como le sonríes, intentando calmar sus nervios, como aprietas su mano, llenándola de valor. No te has percatado de mi presencia, tampoco quiero que lo hagas, solo quiero ser testigo del final de algo que jamás comenzó. Me llamaran masoquista, pero no lo soy, simplemente quiero cerciorarme que con ella sí serás feliz. Cuando la escucho decir "acepto" mi corazón se encoje, el sacerdote se dirige esta vez a ti. Mi mirada no te ha abandonado, creo que te has dado cuenta. Cuando tus ojos buscan por el lugar no tardan más de dos segundos en fijarse en mí. Tu sonrisa se borra de inmediato, tus pozos azules no abandonan los míos. Un brillo cruza por ellos, incluso podría decir que ese brillo era amor, me estaría engañando a mí misma. Ella te hace parpadear, volver a la realidad cortando ese contacto. Nada sale de tus labios, solo balbuceas, sin contestar nada concreto. No creo soportarlo, me prometí quedarme, pero no. Tu mirada vuelve a fijarse en mí, esta vez no logro retener una lágrima solitaria que baja por mi mejilla. Sin decir más me levanto, abandonando el lugar. Me creía fuerte, pero no es así. No podría verte unido a ella, cuando yo tendría que estar ahí. Cierro los ojos al llegar a la acera, dejando las lágrimas amargas salir, sin oponer resistencia. Estoy lista para dejarte ir, dejar que hagas tu vida, aunque eso signifique perder algo que nunca fue mío.

Una mano en mi muñeca detiene mis pasos, aprieto los ojos para encarar a la persona, sin saber que eras tú. El culpable de mis sollozos, de mi insomnio, de mi sufrimiento; pero que en algún tiempo también de mis sonrisas, de mi buen humor, de mi felicidad.

—No-o —intento alejarme, pero no despegas tus ojos de los míos. El dolor y la impotencia pueden reflejarse en ellos. Acunas mi rostro con sus manos, limpiando las lágrimas que caen como cascada. Cierro los ojos, disfrutando de tus caricias, pero solo quiero saber algo que me carcome desde que lo supe—. ¿Por qué? —fijo mis ojos en los tuyos, los cuales se encuentran cristalizados. Una sonrisa triste cruza por tus labios, esos labios que tuvieron la oportunidad de recorrer cada rincón de mi piel.

—Para protegerte —sin decir una palabra más unes tus labios con los míos, demostrándome todo lo que sientes. Mi corazón no deja de bombear sangre con fuerza, parece irreal. Estás aquí conmigo, fundiéndonos en un beso que ambos anhelábamos desde hace tanto, demostrando cuanto nos necesitamos, cuanto nos extrañábamos—. Disculpa por permitir que nos alejáramos. Disculpa por haberte dejado, sin pensar en cuanto sufrirías. Disculpa por no haber luchado por nuestro amor... —cierras los ojos unos segundos—... Escápate conmigo —unes tu frente con la mía, intentado regular tu respiración. Las lágrimas no dejan de correr por mis mejillas, humedeciendo mi rostro a su paso. Una sonrisa cruza por nuestros labios, no hacen falta palabras, simplemente me deshago de mis tacones. Entrelazas nuestros dedos, al mismo tiempo que corremos sin dirección alguna, solo lejos. Lejos de los problemas, lejos de tu familia que tanto me detesta, lejos de esa mujer que intentó separarnos tantas veces y casi lo logra, pero no pudieron lograrlo, no cuando existe un lazo de amor.

 Lejos de los problemas, lejos de tu familia que tanto me detesta, lejos de esa mujer que intentó separarnos tantas veces y casi lo logra, pero no pudieron lograrlo, no cuando existe un lazo de amor

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Cam V.

Cuentos que no son cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora