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Spencer

Escucho un murmullo casi inentendible desde fuera de mi habitación.

-Spencer es la última vez que te llamo, sino despiertas ya mismo voy a entrar y...

-¿mamá quieres dejar de gritar?- suspiro con cansancio abriendo la puerta dejando a la vista mi madre con su pijama purpura.

-Es tu primer día de clases y ... ¡Spencer te estoy hablando vas a llegar tarde!- Grita exasperada al haberle cerrado la puerta en la cara.

Entro al baño que está en mi recámara, lavo mis dientes y entro a la ducha, aunque me queje Gabrielle tiene razón llegaré tarde si no me apresuro.

Salgo de la ducha, paso mi mano sobre él espejo para librarlo del vapor y cepillo mi cabello, al salir del baño me visto con él uniforme, él horrible uniforme que consta de falda azul oscuro con rayas blancas a mitad del muslo, medias negras encima de las rodillas, camisa blanca, la estúpida e innecesaria corbata y él saco, dejo caer mi cabello con ondas a un costado y salgo de mi habitación para bajar a desayunar.

-Spencer como sigas de impertinente vamos a tener serios problemas y...

-¿Y papá?- ella guarda silencio de inmediato, yo rio sin gracia -no durmió aquí... ¿cierto Gabrielle?-

-Él... Tuvo que trabajar, volverá esta noche y...

-Me voy a la escuela mamá, te quiero- beso su frente y salgo de la casa, no quiero escuchar excusas que ella inventa para no hacerme sentir mal, se que la engaña, siempre lo a hecho ¿por qué seria diferente ahora?

Antes de alejarme de la casa mi madre sale detrás de mi.

-Spens- yo doy media vuelta y le miro -por favor, no te metas en problemas, no estamos en condiciones de pagar una escuela, agradece la beca y portate bien por favor- yo sonrió y asiento hacia mi madre, para luego despedirme y dirigirme caminando hacia él instituto que quedaba a cinco calles de la casa.

Cuando ya solo faltaba una calle veo autos pasando cerca mio, todos costosos, al parecer a pesar de que la Mayoría de los estudiantes de aquí vive a dos o a una calle tienen que venir en sus lujosos autos, la verdad no me molesta, pero... A una persona que a caminado cinco calles ¿no le daría envidia? Agh esto me estresa.

-¿Te llevo muñeca?- escucho detrás de mi y doy media vuelta, al hacerlo veo a cuatro chicos, al parecer él que hablo es él que iba conduciendo porque me miraba expectante, por alguna razón no me agradan, ni siquiera llevan uniforme.

-No gracias, puedo caminar- ellos ríen y eso por alguna extraña razón me incomoda.

-Tu te lo pierdes- dice él castaño y luego acelera él auto pasa por una esquina, yo suspiro y sigo caminando.

Al llegar mi boca se abre de par en par, él instituto es enorme, con puertas como si fuese un castillo, bueno es un lugar muy antiguo no me sorprendería que lo fuera, al entrar se ven chicos jugando con una pelota de fútbol la cual casi me hace caer, y todos se quedan viéndome, yo río nerviosa y sigo caminando.

Entro por fin al instituto ya que estaba como en una especie de patio delantero, no se como se le llame a eso, y busco la oficina de la secretaria.

Secretaría

Leo un letrero con letras cursivas cerca de unas escaleras que deben llevar a los salones pues por lo que veo abajo solo hay lokers.

Toco antes de pasar, al entrar me entregan mis horarios, me dan la bienvenida, y una llave para mi loker, la guardo en mi mochila y voy al loker a dejar unos libros que me entregaron.

Habían muchas personas en ese pasillo, mucho ruido en sí, pero todas se callan al escuchar una puerta abrirse y cuatro chicos entran por esta.

Todas suspiran al verlos entrar, y los chicos algunos les miran como si fuesen sus ídolos y otros con envidia, yo les doy la espalda y abro mi loker.

-Disculpa- llama una voz masculina, bastante gruesa debo agregar, a mi espalda.

-¿Si?- al darme la vuelta choco con un pecho bastante duro y con un olor exquisito.

Se escucha una risa, y luego otras tres -deberías fijarte Preciosa- se escuchan de nuevo las risas y yo ya estoy roja, no me gusta llamar la atención, se supone que eso sería lo último que haría -Al parecer... Eres nueva- suena como una afirmación pero por si las dudas asiento -¿y quien te crees para darnos la espalda?- yo le miro confundida -él punto está en que a nosotros- señala a sus amigos y luego a sí mismo - nunca debes darnos la espalda, es una de nuestras reglas preciosa- yo sigo confundida y él ríe junto con sus amigos, para luego marcharse.

-¿Y esos quienes son?- pregunto para mi misma, pero mi murmullo al parecer no fue tan murmullo.

-Son los reyes aquí, ponen las reglas, son dueños de la vida de todos, deciden que hacer contigo prácticamente, ellos le dicen a alguien que te mate y ese alguien debe hacerlo- dice un chico castaño a mi lado -Hola, soy Nicholas, pero puedes decirme Nick y ella es Chelsey puedes decirle Chels- señala a una chica de cabello rubio a su lado, ella me sonríe -y.... Aun no escucho él nombre de la chica nueva- dice Nick sonriendo.

-Emm yo... Agh- me golpeo la frente por tartamudear tanto- yo soy Spencer, Spencer Food- sonrio mostrando mis hoyuelos.

-¿No es nombre de chico?- dice Chelsey riendo un poco, yo asiento.

-Digamos que era una bebé rebelde y mis padres no sabían mi sexo, así que decidieron ese porque era él único en la lista, SPENCER - digo dramatizando y ellos ríen.

-Bueno Spencer, tenemos historia a primera hora, ¿que tienes tu?- pregunta Nick.

Yo miro mi horario y... -historia- sonrió y empezamos a caminar.

Vemos a tres chicas que llevaban la falda más corta de lo usual.

-Ellas son Camila- señaló a una rubia - Stephanie- señala a una chica rubia con puntas rosas - y Emma- señala a otra rubia con puntas purpura.

-No memorizare tantos nombres digamosles... "Él trio de teñidas"- ellos ríen y yo sonrio.

-Nos llevaremos bien- dice Chelsey y yo sonrío, nunca e tenido amigos.

Al parecer esta será una gran escuela.

Al entrar al salón me topo con los cuatro chicos y choco con un castaño, él me mira furioso y yo le miro sin entender, hasta que dirijo mi mirada a su camiseta blanca manchada de café, miro su mano y veo él recipiente vacío.

-¡TU!- grita y él salón queda en silencio....

Okey retiro lo dicho, mamá lo siento.

Enséñame A ConfiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora