Desde la ventana de la segunda planta, blancas cortinas bailaban con el viento al ritmo de la suave música del pequeño toca discos, dándole a la vacía casa el toque humano en medio de todo el silencio.
Esa mañana de sábado se había levantado con un gran ánimo, amaba la primavera por todo lo que traía consigo; en especial el olor a las flores que flotaba en el aire.
Estaba sentado frente a la ventana, disfrutando del fresco aire que entraba y movía sus cabellos, provocando un leve cosquilleo en su frente.
El ligero sonido en la puerta lo saco de sus pensamientos.
—Adelante.— La puerta se abrió con un rechinido apenas audible, seguido de pasos que pararon hasta llegar a su lado. Sonrío en anticipación pues sabía de quien se trataba.
—Muy buenos días, joven amo.—Escucho decir a la voz, tan amable como siempre.
—¿Cuántas veces te he repetido que no me llames así?— Reclamo, tocando la silla frente a él, indicando que tomara asiento.
—Lo siento, no puedo evitarlo.—Apenada, se disculpó la persona frente a él.
—Está bien Sungmin, no importa.— Calmo estirando la mano al frente, siendo tomada entre palmas cálidas.
—Se ha levantado muy temprano hoy, ¿Qué quiere para desayunar?—
—Lo de siempre—Respondió sonriendo.
Sungmin se levantó y se dirigió, deteniéndose antes de salir.
—En un momento regreso, joven am-.— Sin embargo no pudo terminar cuando otro reclamo se escuchó en el cuarto.
—Ahora vuelvo, Hyukjae.— Al ver la sonrisa de satisfacción en el otro, salió.
Aunque eran amigos desde hace años, Min, como él le llamaba de cariño, siempre estaba tratándolo de esa manera tan respetuosa y educada. A pesar de los años transcurridos, seguía recordando claramente cómo fue que se conocieron, después de todo, era su único y mejor amigo.
Fue en un tiempo de otoño, cuando tenía 15 años. Sora, su hermana mayor, lo usaba para poder salir en secreto con sus amigos con la excusa de que él pedía ir al parque, sin embargo una vez llegaban a uno, ella le dejaba allí y se marchaba. Le dejaba siempre dinero por si necesitaba algo y le decía que cuando acabase volvería por él.
No era algo nuevo puesto que desde que podía recordar así eran las cosas con su hermana.
Agradecía eso, ella se preocupaba un poco por él, pero no lo odiaba, algo de sorprender cuando desde pequeña su madre le inculcaba que lo hiciera, al igual que ella lo hacía.
Su madre lo detestaba de una manera increíble, y como no hacerlo si el hijo que había intentado abortar había nacido y encima, ciego. Él era el bastardo, según su madre. Había sido producto de una de sus infidelidades; ella se había enamorado de aquel hombre, sin embargo cuando le dijo que estaba embarazada, desapareció.
Cuando su esposo, Kim Yunho se enteró de todo, incluyendo el intento de aborto, la detuvo y obligo a darlo a luz. ¿Cómo sabía todo eso? Bueno, desde pequeño ella se había encargado de ponerlo al tanto de ello. A pesar de todo, Yunho, su padre, había una excelente persona y lo había amado y criado al igual que a Sora. Con él nunca existieron distinciones; ambos eran sus hijos aunque su madre era una historia diferente.
Tal vez era por su padre que Sora no lo odiaba, aunque él estaba seguro de que tampoco lo quería, quizá era solo para respetar la memoria de Yunho, que había fallecido en un accidente automovilístico cuando sora tenía 16 y él 12.
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Perfecta Imperfección [HaeHyuk] Pausada temporalmente
FanfictionUn "defecto" que ha conservado a un alma pura, sin maldad o ambiciones que anhelar. Una "obsesión" que pasara por sobre de todos para obtener lo que desea y lo llamara amor. Si la pureza y el egoísmo de encuentran ¿Cuál crees que será el resulta...