JiMin disfrutaba mucho de el silencio en su salón y también de la soledad. Era algo común para el quedarse después de clases para estudiar un rato, sin el bullicio de sus compañeros ni el de sus padres al estar en casa. Tampoco había mucha gente en el establecimiento a esas horas, por lo que los sonidos del exterior no fueron problema. Se sentía relajado y podía trabajar mucho más rápido en sus tareas y otros.
Cuando terminó todo y comenzó a guardar sus pertenencias con tranquilidad en su mochila, cuidando que todo quedara ordenado y que no fuera a molestar su espalda con tanto peso mal dispuesto. Con su mochila ya en sus hombros, miró a su alrededor, confirmando que nada se les estaba olvidando. Notó que a él nada se le olvidaba, pero a su compañero de clases, llamado JungKook, sí. Su usual gorro rojo estaba abandonado en su mesa, la cual se encontraba en la tercera columna, al final. JiMin mordió su labio inferior mientras miraba aquella prenda. No sabía que era lo que debía hacer. Si la dejaba ahí, JungKook posiblemente la recuperaría al día siguiente, eso si es que alguien no lo tomaba antes. Tragó pesado. El podría cuidarlo ¿no? Al día siguiente se lo entregaría y no habría problema alguno. Con ese pensamiento, corrió hacia la mesa de su compañero y tomó el gorro entre sus manos. Lo guardó en su mochila rápidamente y la volvió a colgar en sus hombros, mirando a su alrededor cuando su misión se dió por finalizada, comprobando que nadie lo había visto. Salió de la sala y controló su expresión facial y su respiración para no preocupar a nadie.
Debía admitir que más que miedo, sentía emoción.
Llegó a su casa, saludo a su madre, lavó sus manos y corrió a su habitación, cerrando la puerta con pestillo. Abrió su mochila y sacó la prenda roja perteneciente a JungKook, el chico el cual le gustaba hace mucho, pero que había decidido quererlo de lejos pensando en que el chico alto de cabello castaño nunca lo querría. Claro, hablaba con JungKook, habían hecho proyectos juntos y todo, pero no eran amigos, o al menos JiMin lo veía así.
Dejó todos sus pensamientos de lado, manteniendo solo uno, aquel que le estaba molestando desde que salió de su salón. Se lanzó a su cama, pancita abajo, y apoyó el gorro en una de sus almohadas, hundiendo su nariz en el, deleitándose del aroma que este desprendía. Ese delicioso aroma a JungKook, su shampoo y perfume mezclados. En ese instante le surgió la enorme duda si es que debería volver la prenda. Es que olía muy maravilloso, pero desechó la idea. Luego de unos días, el gorro perdería el aroma de Jeon y ahí no sabría como explicarle al chico como pasó tantos días sin devolverlo. Se dijo que lo disfrutaría al máximo y que al día siguiente se lo devolvería al chico que su corazón ocupaba.
JiMin despertó con el insistente sonido de su despertador. Quedó mirando el techo con un poco de angustia, ya que sintió que la noche se le hizo muy corta y quería pasar más tiempo con aquel gorro en el que aún perduraba fresco el aroma de Jungkook. Tontamente se imaginó que dormía con el, o que el chico le había entregado aquella prenda como una muestra de cariño. Sacudió su cabeza con un tierno cosquilleo en su estómago. Jeon JungKook le gustaba demasiado, pero no permitiría que su vida girara en torno a aquello.
Se levantó, bañó, vistió y desayunó, saliendo de su casa con treinta minutos de anticipación a la hora de entrada de su escuela. Caminaba de forma tranquila al establecimiento, de vez en cuando revisando el gorro que estaba en el bolso vintage marrón que había decidido llevar aquel día. Parecía un niño pequeño admirando algo trivial como si fuera un tesoro único, y esque así lo sentía.
Los nervios lo comenzaron consumir en cuanto notó lo cerca que estaba de su escuela, de lo cerca que estaba de volver a hablarle a JungKook. ¿Cuál sería la respuesta del chico? No debía esperar más allá de un simple gracias, estaba claro, aunque a su mente le gustaba jugar con su corazón e imaginar los contextos más románticos y clichés, en donde Jeon le confesaba su eterno amor, mirándolo a los ojos y besándolo luego. Vaya que idiotez, pensó.
Llegó a su salón a la hora usual y buscó rápidamente con su mirada al chico dueño del gorro rojo. Estaba en su puesto, dibujando algo en uno de sus cuadernos y con otro gorro rojo en su cabeza. JiMin se quedó mirandolo extrañado. No era algo extraño que alguien fuera dueño de dos prendas iguales o parecidas, pero no parecía siquiera preocupado por su gorro extraviado. Park tragó pesado y caminó a su propio puesto, sentandose rendido. Cuando el profesor llegó, JiMin decidió no acomplejar su mente en algo tan vanal y concentrarse en lo que el hombre, que estaba de pie adelante, tenía para decir.
Al terminar la clase, sus compañeros dejaron el salón, mientras JiMin jugaba con un lápiz de pasta azul haciendo pequeños círculos en una hoja. No tenía en qué concentrarse y sabía que sus pensamientos volverían a dar vueltas alrededor de Jungkook.
Tan perdido estaba en eso, que nisiquiera notó cuando alguien cerró la puerta del salón y abrió su bolso, sacando de este el preciado gorro rojo.
—Disculpa por ser tan tímido.
El lápiz que JiMin ocupaba cayó al suelo con el sonido débil de tres golpes que desplomaron el silencio que JungKook había formado al terminar su frase. ¿Había escuchado bien? ¿Jungkook era el dueño de aquella voz? JiMin temía que su mente le estuviera jugando una pequeña broma, haciéndole escuchar frases con aquella voz que tanto le estaba oír.
Se volteó con los ojos cerrados y sin levantarse de su puesto. No quería mirar a la persona que ahora estaba frente a él y darse cuenta que no era Jeon. Se deciso del aire que ocupaba sus pulmones, de forma lenta, y abrió sus ojos.
—Lo-lo siento.— Soltó rápidamente Park al notar el gorro rojo en las manos de Jungkook —N-no intentaba robarlo ni nada parecido. Yo quería devolverlo, pero tú...ya traías otro y pensé que no te importaba.
—Y-yo soy el que se está disculpando.— Jeon jugaba con los bordes del gorro entre sus manos— Pensé que te darías cuenta, pero no, porque no hice las cosas como se debían.
—¿A qué te refieres?— el corazón de JiMin latía con fuerza, sabía que no debía ilusionarse y se gritaba en su interior que no lo hiciera, pero ya era demasiado tarde.
La verdad era que JungKook sabía sobre las tardes de estudio en el salón de JiMin, por lo que dejó el gorro en su mesa a propósito para que el chico lo encontrara y, si tenía algún interés, así lo imaginaba, se lo llevara. El gorro estaba nuevo, JungKook solamente lo había ocupado el día anterior, así dejarlo con un aroma agradable a shampoo y perfume. Si JiMin hubiera sido un poco más intruso, hubiera notado su nombre entre corazones en la etiqueta interior del gorro y ahora no tendría a un muy sonrojado y tímido JungKook intentado explicarle todo y confesarle sus sentimientos.
—Y así ambos...tú y yo...tendríamos gorros iguales... así co-como las parejas hacen.
🐏
Qué wea yo publicando tantos os.
No pregunten, sólo gozenlo.
Espero que les haya gustado y gracias por leer.
Atte. Stumplynn.
ESTÁS LEYENDO
red beanie × kookmin × os
ContoJungKook olvidó su beanie en el salón y JiMin lo encontró ×2017×