CAPITULO 01

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Alonso

A menudo me pierdo entre el paisaje del exterior de la ventana. Me asusta la manera en que avanza el tiempo y tan solo mirar hacía afuera parece menos abrumador. La ventana de la cocina no era muy grande, recuerdo que cuando era pequeño colocaba un pequeño banco frente a ella y me quedaba ahí arriba por horas. Diario contaba los coches que avanzaban por el vecindario, que no eran muchos en realidad. Si algún crimen se cometiera estoy seguro en que yo sería la gran pieza del rompecabezas. Aunque en una ciudad pequeña como esta no ocurrían esas cosas.
La casa de enfrente era color ladrillo, lo que hacía contraste con la blanca fachada de la mía. A un costado había un gran árbol y pasto siempre estaba podado. Ahí vivía Nancy Ramírez. Una chica un año mayor que yo.
No éramos amigos
Nunca lo fuimos hasta que cumplí 11. Fue en el funeral de su hermana que hablamos por primera ves y nos volvimos muy cercanos rápidamente.
Una tarde en el campamento de verano trato de besarme cuando tenía 15 años, le explique que algo extraño pasaba conmigo, jamás había sentido el deseo de besar a una chica pero que si que quería besar a los chicos.
Fue ahí cuando conocí a Alan . Un chico alto con cabello ondulado, esbelto, bonitas cejas y lindos labios
Nancy lo había traído a la mesa, fue ella quien lo puso en mi vista, en mi camino y en mi destino.
Ese siempre fue el plan. Dejarme a solas con él para que asi pudiera entender mejor lo que me sucedía. Y lo hice
En la última noche del campamento lo bese frente al río, él sol estaba a punto de desaparecer, él se quedó quieto, no fue malo conmigo, no me juzgó, tan solo se quedo quieto.
Supongo que ninguno sabia que decir, así que caminamos en silencio hasta el campamento otra ves. En el autobús Nancy se sentó a mi lado y antes de que nuestras madres vinieran a buscarnos Alan se acercó.

-Alonso ¿Podemos hablar un segundo? -Llevaba una pants negro con sudadera holgada- 

-Claro -Sonreí nervioso y caminamos detrás de una camioneta vacía-

-Yo ayer no supe exactamente que debía hacer pero no quiero que dejes de hablar conmigo. Quiero estar contigo y me gustaría que me llamaras -Me tendió un sobre- ahí está mi número de teléfono, mi dirección y el número de casa por si no te respondo. -Me dio una sonrisa a medias y continuó- Alonso no quiero que esta sea una despedida. Tampoco estoy diciendo que lo que hiciste me desagrado por que no me desagrado para nada. Solo, tomemos esto con calma ¿okay?

-Okay- Respondí y tome el sobre entre mis manos y para mi sorpresa de ambos él me volvió a besar-

-Úsalo -Señalo el sobre y se fue-

No supe que decir. Lo recuerdo bien. Estaba emocionado y algo dentro de mí sucedía inexplicablemente.

(...)

Mi madre siempre llegaba a las 4:00 de la tarde del trabajo. Se sentaba en el sillón de la sala, exahusta y yo me inclinaba para desabrocharle las agujetas y acercarle un calzado más cómodo. Le traía un vaso con agua y ella me contaba como había ido su día.
Mi padre nos había abandonado hace ya bastante tiempo. Ha decir verdad yo no le extrañaba ni un poquito. No tengo ningún recuerdo en el que me haya sentido bien a su lado. Siempre me resultaba incómodo e inquietante su presencia. Era malo con mamá y a mí me trataba como si no me conociera de nada.  Soy hijo único por si se lo preguntaban y sí, siempre me he sentido totalmente solo he incomprendido. Fuera de lugar, inseguro y cobarde.
Nancy siempre decía que el miedo no servía de nada pero, ¿Cómo evitar tener miedo?

CONTINUARÁ...
ALIVILLALPANDO

CUANDO EL AMOR TOCA LA PUERTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora