Zapatos

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La noche se había alzado de nuevo sobre Seúl, convirtiendo la ciudad en una gran galaxia poblada por pequeñas estrellas de distintas formas y colores.

La oscuridad; oculta entre los focos de los coches, farolas y publicidad brillante; era la única testigo de lo que ocurría entre ellos.

Apoyó la cabeza en su pecho, dejando que sus cabellos se esparcieran sobre el cuerpo del asiático, provocando por ello pequeñas cosquillas en la pie masculina.

-Ahora dime dónde tienes mis zapatos.- Insistió, poniendo voz de niña pequeña con la respiración agitada, mientras dibujaba con la punta de sus dedos círculos en la elegante mano del hombre que estaba a su lado.

-¿Todavía sigues con eso?- Preguntó a la vez que soltaba una pequeña risotada. - No sé de que zapatos me hablas.

-Sí lo sabes.- Contestó ella, sin darse por vencida. -Son mis tacones favoritos: negros, de tacto suave y bastante altos.- Dijo a la vez que giraba su cuerpo para poder mirarlo directamente a los ojos.- Los llevaba puestos la anterior vez y volví a casa sin ellos.

El cuerpo desnudo de ella rozaba contra su pecho en una inconsciente caricia, que se le hacía muy difícil de ignorar.

Utilizando todos sus recursos de actor, fingió estar pensando mientras se movía discretamente para tener más contacto con la suave piel de ella y su mano izquierda practicaba caligrafía en su espalda hasta llegar a la parte baja de la misma.

Habían pasado un par de noches desde aquello, pero era imposible para él olvidar cualquier detalle de ese y cualquiera de sus anteriores encuentros. Todavía recordaba la acalorada discusión que tuvo con el líder en el pasillo y el malhumor de sus compañeros, exceptuando Chanyeol y Baekyun que siempre parecían estar riendo, por el incidente de la música.

-No, sigo sin saber de que hables.- Ocultó la sonrisa que empezaba a dibujarse en sus labios ante la descarada mentira que acababa de soltar, besando el hombro de la chica.- ¿Solo has venido esta noche para recuperarlos?

Dejó que las manos de él recorrieran su cuerpo sin pudor, regalándola caricias que hacían su cuerpo temblar.

Soltó una maldición en voz baja. Sabía que estaba intentando distraerla y lo peor es que lo estaba consiguiendo.

-Eres realmente malo, Do Kyung Soo.- Susurró, en una mezcla entre inglés y corean, sin darse cuenta.

El aludido simplemente volvió a reír mientras negaba con la cabeza con suavidad.

-La culpa es tuya.- Contraatacó, pronunciando cada palabra con lentitud en la pequeña oreja femenina, antes de morderla suavemente.

Se separó de él, apoyando una mano en su fuerte pecho para poder mirarlo bien, completamente sorprendida e indignada con un grito ahogado que murió en sus labios convertido en un gemido.

-¿Culpa mía?- Sus rasgos occidentales se marcaban aún más a la luz de la luna y se apreciaban claramente las diferencias con su compañero.- Perdona que te lo diga, pero yo no soy la que va robando zapatos de otras personas.

-Yo no he robado nada, simplemente me los encontré.

-Entonces admites que los has visto y que los tienes.

Sus miradas se conectaron y se mantuvieron así durante unos segundos en una guerra que disputaban con fiereza.

-Devuélvemelos.

-No.

No iba a dejar que el otro ganase, era razón de orgullo.

-¿Por qué no?

Lady Luck (D.O.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora