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XX: A ver ¿Que tenemos acá?

YY: ¡Es Camila Cabello! ¡Nuestra lesbiana favorita!

Dinah: Luis, Austin, déjenla en paz. Se los advierto.

Camila: Déjalos, Dinah. No me importa.

Normani: Pero a nosotros si nos importa, Mila, y hasta que estos idiotas no te dejen en paz…

Luis: ¡Cállate de una vez! ¡Nosotros haremos con ella lo que se nos dé la gana! Camila dejo escapar un gemido de terror. Sabía lo que aquellas palabras significaban. La golpearían… De nuevo.

Normani: ¡Ni se les ocurra tocarla!

Austin: ¿Y qué pasara si lo hago? ¿Qué me harán? –Pregunto con una sonrisa típica de villano de película.

Dinah: No querrás saberlo, Austin Mahone.

Luis y Austin se miraron y dejaron escapar una fuerte carcajada al unisonó. Luego, Luis miro a Austin y asintió aun con su sonrisa de villano en el rostro.

Fue entonces cuando Austin sujeto el cabello de Camila con una mano, la hizo retroceder hasta los casilleros y
luego enterró su rodilla en su estomago. Un grito de dolor
escapo de los labios de Camila y, cuando el chico la soltó, cayó al suelo jadeando, intentado recuperarse del
golpe. Lágrimas ya resbalaban por sus mejillas.

Austin: Maldita les… Pero Austin no pudo culminar su frase, pues Dinah ya se había lanzado sobre él y estaba golpeándolo con todas las fuerzas que tenía mientras Normani intentaba detener a Luis.

Dinah: ¡Corre Mila! -Grito.

Camila no dudo ni un segundo en hacerlo. Con el estomago aun doliéndole, corrió y corrió hasta llegar al estacionamiento. Una vez allí busco las llaves de su auto
desenfrenadamente hasta dar con ellas. Un minuto después, Camila surcaba las calles en dirección a su casa a máxima velocidad, con lágrimas en los ojos y un
terrible dolor en el vientre.
Al llegar, como siempre, la casa estaba vacía. Su madre y su padrastro solían trabajar hasta muy tarde, y Sofi, su pequeña hermana, era cuidada por su tía durante las
tardes. Camila suspiro. A veces deseaba poder llegar, abrazar a su madre y contarle lo que había sucedido…

Pero no podía. Y cuándo tenía la oportunidad de decirlo, no lo hacía. No lo hacía porque tenía miedo de que la llamasen cobarde.
Ya tenía bastante con que todos en la escuela (Exceptuando Dinah, Normani y un par de gays) la
llamaran estúpida lesbiana. No quería ser la estúpida lesbiana cobarde.
Triste y adolorida, subió a su habitación y empezó a llorar.

Camila: ¡ERES TAN ESTUPIDA! ¡¿POR QUE NO DEJASTE QUE TE BESARA ESA VEZ?! ¡¿Por qué, IDIOTA?! -se gritaba
a sí misma, llorando sobre su cama.
…………………………………………….
Austin: Vamos, Camila, se que quieres hacerlo -Había dicho Austin mientras la mantenía presa entre los casilleros y sus brazos. Camila se sentía asqueada por su olor a sudor, por sus
labios demasiado cerca de los suyos, por sus brazos demasiado grandes para su gusto…

Camila: Austin, yo… no… no quiero -Dijo, con nervio sismo en su voz.

Austin: Vamos, Camila, solo un beso.

Camila: No… ya… ya te lo dije -Decía, intentando empujarlo. Pero su fuerza era muy superior a la de ella por mucho.

Austin: ¿Por qué no? Camila se quedo callada. Sabía lo que sucedería que si lo decía. En México había cambiado de escuela tres veces por esa razón.

Austin: El que calla otorga, preciosa.
Y lentamente, Austin acerco sus labios a los de Camila. Ella apretó los ojos fuertemente, esperando que al abrirlos todo fuese una muy mala pesadilla. Pero no era así. Sus
bocas casi se tocaban y Camila estaba aterrada. Cuando Austin rozo sus labios ligeramente con los suyos, Camila ya no pudo contenerse.

La Chica de la VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora