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JaeBum, 20 años.

Era un hombre de más de veinte años. Hijo de una importante familia, una familia de dinero y de reconocimiento en toda corea. Su madre, confeccionando vestidos de novia y, su padre, con una tienda de joyas. No estaba de más decir que aquel matrimonio estaba arreglado. Pero no importa la razón, a través de aquella unión, nació aquella criatura. Desde el momento de su nacimiento, estuvo rodeado de lujos y caprichos varios. Tuvo una educación de envidiar y unas capacidades que pocos comparaban. Creció acostumbrado a aquella vida y, era claro, que nunca perdería.

Pero los años fueron pasando y, lentamente, los caprichos cambiaban. Paulatinamente tenía deseo y antojo por más cosas nuevas.

De vez en cuando, abandonaba la comodidad de su hogar, para salir a dar una vuelta por allí. Disfrutaba de salir y de divertirse, era como cualquier hombre joven de su edad. Aunque, uno de aquellos días, en los que almorzaba bajo la compañía de sus padres, de camino a casa, pasó cerca de una de las tantas secundarias de la ciudad. Iban de salida, por lo que el ver a los adolescentes salir y correr de un lado a otro, no era nada inesperado. Pero, entre aquellos chicos, sus rasgadas pupilas observaron lo que gustaba de llamar 'reliquia'. Un jovencito, que no superaba los quince años, con una paciencia tan hermosa, que le cautivó totalmente, en el segundo que vio aquel de peinado cabello.

No hacía falta ver más. Algo cegado por la hermosura de este, comenzó a espiarle. Con cuidado y dedicación. A la salida de la escuela, lo cuidaba en el camino que hacia solo de vuelta a casa, había logrado conseguir archivos sobre tal chico. Obteniendo así, la respuesta a sus principales dudas: Su nombre y su edad.

No hacía falta más. Eran ya dos meses de seguimiento de aquel hermoso chico. Solo dio las simples órdenes: Buscarlo, traerlo y sin un solo rasguño. Claro, le fue concedido como el resto de sus caprichos. Cuando vio a uno de sus guardaespaldas con el pequeño en brazos, enterneció sus ojos ante tal dulzura. Pidió a las criadas que cambiarán su uniforme y guardaran su bolso, no lo necesitaría. Una vez todo estuvo listo, personalmente, llevó al menor a una enorme habitación, decorada de tal forma que al menor no le faltase nada. Lo acomodo en el centro de la amplia cama y, con cuidado, sujeto con un grillete su tobillo izquierdo, dejando recorrer una extensa cadena, bastante fina y delicada, hasta llegar al otro extremo, que amarró a las patas de la cama. Todo listo. El pequeño despertaría en poco, pero mientras, seria mejor prepararse. Su belleza era mayor desde la cercanía en la que podía apreciarla en aquel momento. Beso su frente con un aire dulce y desapareció de la habitación. Solo debía esperar un poco.

Junior, catorce años de edad.

Un estudiante de secundaria que recientemente estaba descubriendo un mundo totalmente nuevo para el, en el cual las personas se acercaban a el sólo por su "aspecto físico", dándole a entender que sus insinuaciones sólo tenían intenciones ocultas en ellas.

Todos los días las personas de mi secundaria me seguían con sus miradas desde que entraba hasta que salía de las clases, vez en cuando me citaban para reunirme con desconocidos y la mayoría de ellos se me declaraba de una manera muy sugerente, para mi edad, todo un inexperto en el tema no sabía cómo reaccionar ante la situación y generalmente respondía a sus peticiones con un "no, no estoy interesado", luego de esas simples palabras ellos dejaban de hablarme y su mirada "acosadora" pasaba a ser una de odio.

Al salir de clases siempre debía recorrer un camino muy solitario para llegar a mi casa, ya que mi casa no estaba tan lejos pero aún así en el horario que salía no se podía ver ningún alma por la calle a esa hora.

Los primeros dos meses en mi secundaria fueron realmente tranquilos, pero siempre llegaba alguien a quien debí a rechazar por no estar preparado para ese tipo de relaciónes, un día al salir de mis clases note que alguien me estaba "siguiendo" trate de acelerar mi paso para llegar rápidamente a mi casa, pero todo fue inútil, porque sentí como alguien me ponía un paño con un olor extraño y luego no recuerdo nada, sólo se que desperté en esta habitación bastante lujosa, trate de levantarme de la cama y me Di cuenta que mi ropa había sido reemplazada y en mi pie estaba sujeto a un grillete amarrado a una de las patas de la cama.

Secuestrado por un idiota. [Bnior] pausada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora