Corazones Rotos
_ No puedes seguir así, eso no le hace bien al bebé, recuerda lo que dijo el médico. _ dijo Lady Theresa mientras caminaba lentamente en la habitación de su doncella y se sentaba en el sillón de orejas que estaba junto a la ventana. _ Es muy evidente tu tristeza Jenny la tienes reflejada en tu mirada.
_ Milady es que no quería que nadie supiera aún de mi problema. Y mucho menos Lord Cockburn, solo necesitaba más tiempo para encontrar una solución. Creo que he hecho mal al permitir que su hermano hablara con ese hombre.
_ No digas eso, Gerard es el padre del bebé y tiene todo el derecho de saber que va a tener un hijo.
_ Tengo tanto miedo... _La joven sollozó y Theresa se levantó y fue hasta la cama donde ella estaba sentada y la abrazó, Jenny lloró como una niña, con grandes jadeos de dolor que a la duquesa le partieron el alma.
Después de un buen rato se calmó. Y se secó las lágrimas con la manga del vestido
_ Ya lloraste todo lo que tenías que llorar, a partir de este momento las lágrimas se acabaron, primeramente, por ese niño hermoso que está creciendo dentro de ti y segundo porque no estás sola y tienes mi palabra.... todo va a salir bien.
_ Gracias por estar en estos momentos tan difíciles aquí a mi lado, usted ha sido muy buena conmigo y mire yo como le he pagado... Por mi irresponsabilidad usted que acaba de casarse no ha podido irse a su viaje de luna de miel por estar aquí conmigo.
_ Eso no es así, no he viajado todavía porque mi esposo tiene algunos asuntos pendientes que tiene que solventar primero, antes de irnos a nuestro viaje.
Aunque la duquesa dijera lo contrario Jenny sabía que la renuencia a irse en esos momentos era por ella. Jamás tendría como pagarle su ayuda incondicional. Lady Theresa se merecía lo mejor del mundo porque había sufrido mucho para encontrar la felicidad al lado del hombre que amaba.
Inmediatamente sus pensamientos se extraviaron hacia Jacob, su amado Jacob, él era un hombre, muy bueno, humilde de corazón y también era muy guapo a pesar de las leves marcas que le había dejado la viruela. Su tez era marfileña, su color de cabello era igual al de sus hermosos ojos color avellana.
Después de aquella fatídica noche, ella había rechazado volver a verlo; no encontraba la manera de como volver a mirarlos a los ojos. En algún momento jugó con la idea de seguir adelante y no decirle nada o al menos hasta que estuviera preparada para contarle toda la verdad y tenía la esperanza que su amor por ella fuera tan grande como para perdonarla y continuar con todos esos planes y sueños que tenían, pero ahora las cosas eran distintas, su bebé lo cambiaba todo, y ningún hombre perdonaba una traición como aquella.
Como si le leyera el pensamiento, Lady Theresa le preguntó:
_ ¿Ya has decidido hablar con Jacob?
_ Creo que no estoy preparada, pero es algo que debo hacer pronto.
_ Es lo mejor, ya he perdido la cuenta de las veces que ha venido a buscarte.
_ Soy la persona más horrible de este mundo... ¿Cómo pude hacerle algo tan malo a alguien tan noble y bondadoso como él?
_ No digas eso por favor, que me vas a hacer enojar y créeme que no te va a gustar verme enojada... Y eso que te ha pasado le ha pasado a mucha señorita de las mejores familias de Londres y créeme cuando te digo que todas ellas actuaron bajo sus plenas capacidades, no como tú que tenías varias copas de alcohol encima querida... No justifico tu conducta que quede claro, pero quiero que sepas que no eres la única que ha pasado por algo así.
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Mi Amor es Tuyo
RomanceLord Gerard Cockburn es un hombre atractivo y sinvergüenza, fiel a su merecida fama de seductor; gracias a su vida desenfrenada y libertina ha perdido gran parte de su fortuna, por lo que su madre le exige que asuma sus responsabilidades y se case c...