Era un día normal como cualquier otro...
—Maggie, ¿me dejas dormir en tus tetas? —preguntó Gilinsky con una sonrisa, la antes mencionada sólo negó rodando los ojos.—Yo te trato...—antes de decir otra cosa miró a Claudia. —¿Me dejas perderme en tus tetas?—preguntó de la misma manera a lo que la morena asintió y éste sonrío perversamente. —Perfecto.—
—¡Tyler!—gritó Manu hacia el chico, corrió hasta él para abrazarlo fuertemente. —
—Meep meep.—contestó él para luego abrazarlo. —¡Tanto tiempo! —dijo el chico caminando a lado de Manuel perdiéndose en la cancha de la fraternidad, Zayn que los miraba desde una de las gradas sólo se encogió de hombros negando.—No es mi estilo.—fueron sus últimas palabras para luego levantarse de ahí y caminar hasta la cafetería a buscar algo de comida.
Bárbara y Dakota estaban sentados en una de las mesas de la cafetería, Cameron había llegado, sentándose detrás de Bárbara un poco incómodo, pero él quería protegerla, sentirla y darle todo su cariño, Zayn había llegado hasta ellos, saludó a todos y al llegar a Dakota sólo le dijo un simple, "Hola, pasiva." los demás rieron mientras él hacía un puchero diciendo que no lo era.
Todo marchaba bien, los chicos jugaban y se divertían, un día normal en Hamilton. Días, meses, fiestas, peleas, salidas, juegos y amores, cada día se construía una nueva historia en ésta fraternidad, no era como cualquier otra, aquí no éramos sólo amigos, aquí éramos una familia.
[...]
Un año transcurrió al igual que el grado al cual los chicos, todos habían salido de sus clases con muy buenas calificaciones, los gemelos Sprouse tenían una beca para una de las universidades que ellos querían, los dos habían aceptado de inmediato.
Era viernes por la tarde, todos esperaban ansiosos el sonido del timbre avisándoles que ya se irían a casa pronto y los mayores, a su nuevo instituto; la universidad.
No pasó mucho tiempo puesto que luego de 30 minutos el timbre sonó y todos salieron corriendo de ahí.
{Por la noche.}
Todos estábamos sentados en forma circular, en medio estaba una gran fogata, todos reían y jugaban aunque, la melancolía estaba presente, muchos dejaríamos de vernos y otros continuaríamos en la fraternidad esperando la mayoría de edad y poder seguir con nuestros estudios. La primera en hablar fue Maggie, Jack la abrazaba por los hombros mientras que su otra mano comía algunas frituras que habíamos llevado para pasar la noche.
—Bueno, chicos, atención.—dijo con una sonrisa, en ése momento todos miraron hacia ella esperando que hablara.—Fue lo mejor éstos años con ustedes, conocí a muy buenos amigos que poco a poco fueron ganándose mi cariño, jamás los olvidaré chicos, son muy especiales para mi.—terminó de hablar, Manu, Nash y Bea ya estaban llorando por el discurso, luego de eso, fue el turno de Jack.—
—Ya que la Zángana dejó de hablar.—soltó una risita pues Maggie le había dado un golpe detrás de la nuca.—Yo no pienso despedirme, no soy bueno en eso, sólo digo un "bye", no me pondré sentimental, sólo que una cosa si diré, los aprecio mucho chicos.—los demás hicimos bulla para luego lanzarle palomitas. —
—Ahora yo quiero decirle algo.—Nash se levantó de su lugar, en su mano portaba un peluche de tortuga que Maggie le había obsequiado. —Cuando empezó la fraternidad, jamás pensé encontrar chicos como ustedes, estaba con Cameron cuando bajé del auto y dije, " ¿Y ahora que haré? "—niega levemente sin dejar de sonreír.—Encontré muy buenos chicos con ustedes, a todos, sin excepción alguna, tienen un lugar en mi corazón. —todos a coro hicieron un " awww.", sólo se sentó esperando que los demás dijeran algo.—
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Hamilton Fraterny.
Historia CortaY pensar que todo comenzó con un, "Weee, ¡ya estamos en la universidad!