Prólogo

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LOS ÁNGELES, 2009.

Una lágrima resbala por mi mejilla. Cierro los ojos deseando que esta pesadilla termine, pero al abrirlos, la realidad golpea mi conciencia.

-¡NO!- grito intentando detener las intenciones del hombre que había entrado en mi casa. Veo que intenta subir las escaleras que llevan a la planta superior, donde se encuentra mi madre. Pero no puedo moverme. Tengo las manos atadas al respaldo de la silla y los pies atados a las patas de ésta.- ¿Cómo puedes hacerlo?

-¿Acaso he pedido que preguntaras algo..?- responde el hombre girándose. Puedo ver sus rasgos faciales: ojos azules, nariz no demasiado grande, boca mediana, sonrisa aterradora... Intento mantener la calma, pero decido defenderme ante la respuesta con movimientos en la silla para que me deje en libertad .- Sabes que no servirá de nada... No sé para que lo intentas.- dice con una sonrisa malvada.

-¿Por qué haces esto?- consigo preguntar antes de que las lágrimas comiencen a salir de mis ojos.- Solo dime por qué...- logro decir segundos después con un hilo de voz.

El hombre se da la vuelta y clava sus ojos en los míos, haciendo que un escalofrío recorra mi cuerpo de arriba abajo, haciendo que las fuerzas que me quedaban para sostener mis lágrimas se esfuman y vuelven a resbalar por mis mejillas .

-¿Sabes? Tu padre era una persona muy especial para mi- suelta una risa sarcástica- y tu madre, era lo mejor que me había pasado en la vida... Tu padre se entrometió en mi camino, y ahora me encuentro aquí, y ya ves... ¿Las razones? Venganza.- vuelve a sonreir malvadamente.

Antes de que pueda contestar, mi madre entra en la habitación y observa la escena aterrorizada.

-¿Qué está pasando aquí?- pregunta con las manos en alto. El hombre se gira al escuchar la voz de mi madre.

Saca una pistola de su bolsillo interno de la cazadora que llevaba escondida, y apunta hacia ella.

-Annastasia, tiempo sin vernos- mi madre no es capaz de contestar e intenta caminar hacia mí, pero el hombre hace un movimiento para que se quede en el mismo lugar.- Arianna...

Sin pensarlo dos veces, me intento zafar otra vez de la silla, haciendo que el hombre se gire hacia mí. Detrás de él, veo que mamá intenta venir hacia mí, pero el hombre vuelve a girarse y dispara.

-Mamá, por favor... No te muevas más.- gracias al cielo, no acertó, pero sigue apuntando a mi madre. Me fijo en el lugar al que había disparado, la puerta de la cocina ahora tiene un agujero de bala. Un "te amo" inaudible sale de mi boca haciendo que mi madre sonría responda un "yo también" de la misma manera.

-Y dime, ¿que tal has estado todos estos años?- habla esta vez el hombre.- ¿Has sido feliz junto a aquel hombre que tanto te quería y amaba como decías tú?

Mi madre me mira dos veces antes de contestar.

-Si, muy feliz, tanto que hemos formado una familia. Y dime, ¿que tal has estado tú?- pregunta ella intentando parecer calmada, aunque en sus ojos puedo ver un miedo inmenso.

-Buscándolo, para acabar con él. Pero que mejor venganza que acabar con lo que más quiere.- contesta el hombre mirando a mi madre apuntándola.

Sin dejarle contestar, dispara. Esta vez acertando.

Corazón de aceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora