Capítulo 38: Volviendo a ver.

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Me adentré en la oficina submayor, el psicólogo organizaba sus papeles en la parte izquierda de la habitación, ni siquiera notó cuando abrí la puerta. Tomé asiento sin pedir permiso, en la silla para las personas que visitan a éste señor.

Volvió hacia mí y se sorprendió al verme, pegó un brinco, no supo qué decir ni qué hacer. Segundos después le sonreí de manera exagerada, debe tener de mí el concepto de loca esquizofrénica.

Saludó amablemente después del susto que le propiné, sonrió todavía con miedo y tomó asiento en frente de mí. Luego comenzó con la sesión, esto debe ser de más o menos una hora, lo cual no me preocupa porque me gusta mucho hacer amigos, soy bastante sociable, la verdad es que el muchacho que tengo en frente no era tan viejo.

-Bien, lo primero que quiero que sepas es que un psicólogo no trata a gente loca, es lo que más me preguntan. Yo atiendo a personas normales, que necesitan algún consejero. A las personas con traumas mal llamados "locos" los trata un psiquiatra ¿Está claro?

Asentí con la cabeza sonriendo de nuevo.

-Ahora, mi nombre es Oscar Martínez y quiero hacerte una pregunta... ¿me explicas cuál fue la causa, la razón por la cual decidiste hacer la famosa broma? -Callé unos segundos, haciéndole saber que no quería contestar, pero un pequeño rato después, su expresión me hizo sentir empatía, me compadezco de él, debe ser un trabajo duro convivir, o aconsejar a personas que no se abren con sus sentimientos- Por favor -suplicó.

Suspiré pesadamente, me removí en mi asiento un tanto incómoda, no me gustaría dar una explicación a alguien de algo que yo no he explicado por mis propios medios. Soy demasiado rara como para definirme ante otras personas, no sé porque hago lo que hago o porqué me pasa lo que me pasa siempre, yo creo que él mundo está lleno de maldad, y no, como dice Connor, que él destino me tiene planeadas grandes cosas. Admito que me avergüenza un poco decirle que:

-Me dejé llevar por la ira y no pensé, la ira que me causó mi profesor de lenguaje al no permitir mi entrada al aula de clases -el hombre me miraba fijamente y en sus ojos podía percibir la atención que me prestaba, era su centro de atención en este momento y algo en la garganta me incomodaba cuando me observaba de tal manera, pero pude seguir hablando- me sentí... Impotente, ¡no era justo! Pensó que lo que le decía era mentira. Y no era así, no se esforzó en corroborar la verdad. En esta vida todo es así.

Me ofreció una sonrisa reconfortante. Me aconsejó sobre lo que ocurría, luego me pidió que le contara cosas sobre mí. Fue, como redactar un libro entero.

El me hablaba y me aconsejaba, me sentía libre, era fácil comunicarse con él, sentía que no había nadie que me entendiera más ahora, y es verdad; era mi amigo. Me contó sobre su vida, sobre situaciones parecidas a la mía, sobre su juventud no muy lejana en la universidad.
Fuimos conociéndonos y teniéndonos confianza uno en el otro, terminamos la sesión y me pareció algo estupendo. Las visitas a su oficina aumentaban hasta lograr fueran todos los días, llegaba y lo saludaba, igualmente él a mí. Lo asesoraba y conocía a todos sus "pacientes", a su familia y logramos ser bastante cercanos.

Un día de esos, estaba en su oficina, seguía cumpliendo mi castigo aunque ya no lo veía así, el señor Martínez ahora es mi más Íntimo amigo. Nuestra relación no es de pareja, pero si tenemos mucha confianza, lo único es que sigo llamándolo señor y tiene veintitrés años. El punto es que me pidió el favor de que le comprara un regalo para su novia. Entonces, le pedí compañía a Connor y a Tyson.

Fuimos a la boutique, miré y probé ropa a la lata¹, y no me gustaba nada. Según Martínez, lo que me quede a mí, le quedará a su novia. De pronto en mi vista se coló un vestido celeste, ajustado a la cintura y holgado abajo, tipo boda... Pero azul. Sentí el amor a primera vista y me di cuenta que ¡si existe!

Problematic Destiny ® [#Wattys2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora