Prologo

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Una joven pareja se encontraba en algún suburbio de Albuquerque en Nuevo México esperando la llegada de sus invitadas en un pequeño y bello restaurante no muy lujoso además de bastante tranquilo con música en vivo, el sitio era cálido, gente amigable reunida en el lugar solo para conversar o pasar un buen rato en compañía de amigos o familiares después de días completos de trabajo, en una de las mesas se encontraba una joven pareja conformada por un hombre de unos veintinueve años más o menos cabello lacio y negro con una sonrisa amable y complexión delgada un poco atlética pero no muy fuerte además de que no era muy alto un metro setenta pare ser exactos no haciéndolo por esto menos atractivo por los ojos cafés de los que era dueño, uno muy claro que daban a veces la visión de que brillaban en algunas ocasiones con la luz del día, además que reflejaban lo alegre y amable que era ese hombre en particular, Shiro Takamachi doctor especializado en neurología con un excelente puesto en el hospital de Albuquerque además de ser el pilar principal de la bella familia que formó junto a su bella esposa Momoko Takamachi una mujer de la misma edad que él, en cambio ella se dedicaba a la venta de inmuebles su trabajo era su pasión su pelo al igual que el de su esposo era lacio pero pelirrojo poseía unos hermosos y expresivos ojos violetas de complexión delgada y un bello porte siempre cuidaba su apariencia aunque era una mujer sencilla en su forma de ser además de alegre, tierna y optimista tenía una estatura un poco más baja que la de su esposo un metro sesenta y cinco, algo que la distinguían bastante era su preciosa así como franca sonrisa acompañada siempre de un muy buen humor, mientras la pareja esperaba la llegada de sus pedidos a la mesa notaron como en ese momento llegaban las dos personas a las cuales habían invitado a cenar, Shiro al lograr divisar a su entrañable amiga comenzó rápidamente a realizar señas para que los divisaran y se acercaran a donde ellos se encontraban, la también doctora Precia Testarossa especializada en cardiología era una mujer un poco más alta que su amigo llegando a medir un metro con ochenta centímetros además de tener un cuerpo hermoso que hacia envidiar o desear a cualquiera, tenía un cabello largo así como lacio de un tono lila además de una sonrisa casi perfecta pero a la vez tierna y bondadosa que podía derretir a cualquier mujer si se lo proponía además de poseer unos grandes y bellos ojos violetas un tono más intenso que los de Momoko llegaban a parecer piedras preciosas perfectamente pulidas, era acompañada por otra bella mujer también alta un poco menos que su esposa solo un metro setenta Lyndy Testarossa Harlaown con cabello lacio igual o un poco más largo que el de su esposa pero de un tono verde claro una bella sonrisa tranquila así como encantadora enmarcaba su rostro además de que tenía un porte muy sereno pero bastante enérgico en algunas ocasiones tal vez su profesión de abogada la hacían parecer así aunque en realidad era muy tranquila además de amable, comprensiva y alegre sus ojos verdes solo un tono más fuerte que su cabello denotaban su carácter pero cuando se lo disponía podían notarse más intensos así como serios o risueños, ellos muchas veces reflejaban la nobleza de la mujer que era su dueña, después de algunas dificultades para pasar y no molestar a nadie mientras lo hacían, lograron llegar al sitio que ocupaban sus amigos y estaba reservado para los cuatro para por fin así poder saludarlos y sentarse con ellos a degustar la deliciosa cena que los Takamachi había tenido la amabilidad de invitar esa bella noche, después de los abrazos y saludos entre todos, esperaron la cena y por supuesto mientras aguardaban que les sirvieran decidieron ponerse al día sobre lo que pasaba en sus vidas.

-Me alegra que hayan podido venir a la cena- Shiro hablaba mientras bebía un poco de vino

-Si a nosotras también ya sabes que no habíamos tenido tiempo por el trabajo pero sobre todo la distancia es la que nos hace más difícil la comunicación- la doctora hablo tranquila mirando a sus amigos después de tanto tiempo de no hablar con ellos por lo menos no frente a frente

-Bueno pero lo importante ahora es que están aquí, aunque sea para esta cena ¿no creen?-

-Así es Momoko pero queremos darles una sorpresa o no amor- Lyndy tomo la mano de su esposa mientras la veía alegre

Siempre te he amadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora