Recuerdo que dolió. Dolió en lo más profundo. Tanto que creo recordar el sonido de mi corazón al romperse y el estruendo de mis lágrimas al desbordarse, pero ni una llegó a derramarse, al menos no en ese instante.
Es duro hacerse a la idea de que ya nada volverá a ser lo que era.
Una vez marchita no volverá a crecer la azucena.
Si alguien me hubiera advertido, si me hubieran parado a tiempo, posiblemente nada de esto hubiera ocurrido.
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Relatos de un alma en pena
Non-FictionNo habrá ni horarios ni fechas, solo palabras plasmadas en un pantalla. Puede que no tengan sentido o puede que lo signifiquen todo...