Capítulo 1

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-"no te alejes tanto Milo"- una voz dura y firme reprendió a un niño de 6 años que corría por las calles que conducían a la ciudad de Israel.

-"si papá"- respondió el pequeño que daba brinquitos sobre las rocas hasta que algo atrajo la atención de los turquesas que tenía el niño -"¡mira papá un caballo!"- chilló con sorpresa y entusiasmo para correr hacía el animal.

-"¡Milo!"- gritó el hombre que tenía las manos ocupadas con tarros de barro con aceite al no ver al pequeño.

-"whooo"- exclamó con entusiasmó observando de pata a cabeza al inmenso cuadrúpedo color negro -"eres hermoso"- llevó sus pequeñas (y mugrientas) manos para acariciarlo por su largo cuello.

-"aquí estas pequeño stout"- el mayor dejo los tarros en el suelo dejando sus manos libres para jalarle la oreja al niño -"no te vuelvas a alejar"-

-"hay... Papá"- gruñó el niño -"fue tu culpa"- acusó.

-"¿cómo que mi culpa?"- recupero los tarros.

-"si, vas muy lento"- explicó con simpleza.

-"Milo"- se talló la sien -"si no te estas quieto no te vuelvo a traer a la ciudad"- amenazó.

-"¡no papi!"- abrazo a su progenitor.

-"bien"- Milo se le despegó -"ahora sigamos que estamos retrasados"-

Antes que los dos pudieran seguir su camino un hombre canoso tomo las riendas del caballo con fuerza mientras miraba mal a Milo y a su padre.

-"¡alejarse de mi caballo malditos samaritanos!"-

Kardia torció la boca apresurando los pasos de Milo que lo miraba sin entender.

-"vámonos stout"-

-"¿por que ese hombre grita?"- murmuró por lo bajo.

-"por que esta enojado"-

Los samaritanos se alejaron del escandalizado anciano que soltaba maldiciones contra sus personas pero Kardia ni su hijo  le prestaron la menor atención.

Desdé que tenía uso de razón siempre había recibido insultos y maldiciones por parte de los judíos; ellos decían que eran unos paganos, pero eso a Kardia no le importaba lo que le molestaba era que al ser samaritano su hijo pagara las consecuencias.

-"stout quedate aquí mientras yo vendo el aceite"-

Llegaron a la ciudad de Israel donde Kardia vendería el aceité que extraía de sus cultivos por suerte a las personas no les importaba si eras samaritanos, judío, egipcio o romano solo les interesaba el preció y calidad del producto.

-"si papá"- Milo se sentó en el suelo cono niño obediente.

-"no te alejes"-

Milo asintió energéticamente, Kardia suspiró algo cansado retomando los barriles del suelo perdiéndose de vista.

El niño observó a su alrededor  buscando algo que captara su atención; estaba en un mercado donde las personas vendían e intercambiaban diversos productos, también habían animales.

-"hola"- su 'observación' fue detenida por un niño que lo saludaba desdé unos pasos de distancia.

-"hola"- devolvió el saludó.

Los ojos turquesas de Milo se encontraron con unos ojos aguamarina que lo vieron con curiosidad.

-"soy Camus"-

-"Milo"-

Ambos niños de 6 años se estrecharon la mano cada una diferente. La de Camus era suave y delicada: como una tersa tela fina mientras que la de Milo estaba sucia y con tierra.

Siguieron observándose lo único en que eran iguales: en la estatura pero lo demás era distinto. El color de piel, la vestimenta, el cabello etc...

El cabello azul de Milo era corto y revuelto con una cinta roja adornando su pequeña frente, su piel morena cubierta por un camisón azúl-rey el cual le llegaba por los muslos en donde dividía un cinturón rojo-vino  de tela atada en su pequeña cintura y unos shorts cortos color verde que dejaba a la vista sus piernitas raspadas.

Pero Camus era diferente; todo de él lucía limpio y fino. Cubierto por un camisón blanco que llegaba hasta los píes sin una pizca de tierra o suciedad.

Los dos niños se sonrieron con complicidad antes de correr por los alrededores. No hubo más explicaciones, ambos se perseguían el uno al otro riendo y jugando por los lugares.

Eran tan diferentes pero al mismo tiempo tan iguales.

Siguieron jugando todo el rato que fue posible mientras se asían preguntas.

-"¿Donde vives?"- pregunto Camus ocultándose detrás de un pilar.

-"cerca de Nasaret"- contesto tratando de atrapar al niño -"¿y tu?"-

-"ahí "- señalo el gran templo de los sacerdotes religiosos.

-"¿eres un sacerdote?"- la pregunta causo una risa por parte de su nuevo compañero de juegos.

-"Mi papá"- en un descuido Milo logro tocar su hombro, era su turno de perseguirlo -" mi papá es un sacerdote ¿y él tuyo?"-

-"es cultivador y vendedor de aceite"- infló el pecho con orgullo -"¿como se llama tu papá? "-

-" Degel"- toco el hombro de Milo -"te toca"- rió y siguió corriendo.

-"¡no es justo!"- gruño -"mi papá se llama Kardia"-

-"¿por qué tienes una cinta en la cabeza?"- desde hace varios minutos deseaba preguntar eso.

-"es mi cinta de batalla"- explico acomodándola.

-"es muy bonita"- se acerco a él olvidando el juego -"¿donde la compraste?"-

-"me la regalo mi tío Sisifo"- le sonrió a Camus -"es sastre"-

-"¿tu tío te la hizo?"- no pudo ocultar su sorpresa.

-"si, dice que los mejores regalos son los que uno mismo hace"- abrió los ojos ampliamente -"¿no te han dado un regalo?"-

-"si"- se apresuró a aclarar -"pero mi papá siempre lo compra a ultimo momento al igual que mamá"-

-"entonces jamás te han dado un regalo que ellos mismo hallan hecho"- el otro negó -"que mal"- Su mirada se entristeció.

-"¡stout!"- grito alguien.

-"es mi papá "- el niño corrió hacia la dirección de su progenitor no sin antes despedirse -"adiós Camus"- agito su mano.

-"adiós Milo"- devolvió el saludo sonriendo, esperaba volverlo a ver...

Notas de la autora:

Al fin les cumplí de hacer un CamusxMilo esperó que lo disfruten hasta la próxima

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⏰ Última actualización: Dec 15, 2017 ⏰

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