Capitulo 6, parte 1.

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Mis párpados tiemblan y mis ojos se abren lentamente. Siento algo húmedo alrededor de mi cabeza y me cuesta mucho ubicarme en dónde estoy. Mi cuerpo está débil y con la ayuda de mis brazos logro sentarme apoyando mi espalda contra la pared. Mi ropa se moja por el líquido del suelo.
Miro a mi alrededor, solo son cuatro paredes de piedra cubiertas de moho y sin una ventana. Hay una apertura en una de las paredes que funciona como una puerta. Fuerzo mi vista para intentar ver lo que hay detrás de aquella, pero solo veo oscuridad y por el esfuerzo manchas negras aparecen. Cierro mis ojos fuertemente durante unos segundos y luego los abro, las manchas negras no desaparecieron, pero disiparon. La única luz en el cuarto proviene de una vela.
Siento una punzada en mi cabeza que me obliga a apretar la mandíbula y los puños. Miro hacia abajo y por la poca luz que produce la vela puedo distinguir un líquido espeso de color rojo alrededor mío. Toco mi cabeza y el dolor se hace más fuerte, al sacar mi mano puedo ver que esta cubierta de sangre.
Estoy atrapada y me estoy desangrando. No puede estar pasando.
El miedo inunda mi mente y comienzo a mirar a todos lados en busca de algo: un arma o alguien. Entonces recuerdo, Octavia estaba conmigo. Ella está aquí.
- Octavia- digo débil y mi voz se escucha rara. Espero su respuesta, pero no hay ninguna-. Octavia.
Por la puerta entra una figura fornida y alta. Me hecho para atrás lo más posible y mi respiración se acelera.

Él o ella se acerca hacía la luz dejándome ver su rostro

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Él o ella se acerca hacía la luz dejándome ver su rostro. Es un hombre de unos 25 o algo así, su cara esta pintada con diferentes formas, una de ellas en su cabeza calva. Su mirada es fría e indiferente, lo cual me asusta más.
- ¿Quién eres?- pregunto, pero él solo se acerca a mi sosteniendo la vela- No me toques- digo cuando se intenta acercar a mi.
El desconocido se aparta un poco y dirige su mirada a mi cabeza, examinando mi herida supongo. Se acerca más a mi y me agarra de los hombros intentando inmovilizarme.
- ¡Suéltame! ¡No me toques!- grito, pero estoy débil y no logro defenderme lo suficiente.
Sigo golpeándolo como puedo, pero nuevamente las manchas negras vuelven a aparecer y me mareo. Mis golpes cesan y mi vista se oscurece completamente.
- Por favor- digo antes de caer inconsciente en los brazos de quién sabe quién.
Flashback:
- Abre la boca.
El niño de 6 años abrió la boca cansado de estar allí. Se había levantado temprano ese día para ir al colegio, pero su camino fue interrumpido por una fuerte falta de aire. Su madre se encontraba angustiada y su única opción fue llevarlo a la improvisada enfermería de la señora Tyler.
Esa enfermería era una parte crucial para lo más humildes. La señora Tyler había atendido a personas en su casa desde que aprendió lo necesario y cuando su joven aprendiz se unió a ella, la enfermería creció. Se seguía atendiendo a los clientes en la casa de la anciana y no había ningún precio incluido, si se quería aportar mejor. Los medicamentos los conseguía la señora Tyler intercambiando abrigos que ella misma cosía o su discípula se las arreglaba para hacer unos tratos con los trabajadores del hospital central.
Esas últimas semanas habían sido muy atareadas para ellas dos. Muchas personas habían llegado a la enfermería con los síntomas de una falta de oxígeno. Algunos no podían ver y otros no podían respirar con facilidad. La causa era desconocida, pero no por mucho tiempo.
- No, así no. Tienes que sacar la lengua- le dijo la joven al niño que no obedeció a sus órdenes-. Tengo una idea: si abres bien la boca, te doy un caramelo.
El rostro del niño se iluminó inmediatamente.
- ¿De frutilla?- le preguntó.
La practicante se fijo en el bolsillo de su delantal blanco (regalo de la señora Tyler) fijándose si le quedaba un caramelo de frutilla. Usaba estos para animar a los niños y a veces, hasta a los adultos. En su bolsillo habían tres caramelos de frutilla.
- Sip, de frutilla. Pero solo lo tendrás si sacas la lengua bien afuera.
El niño sacó la lengua tanto que la aprendiz tuvo miedo de que se lastimará. Con su linterna iluminó la boca del niño y se fijo si estaba inflamada o roja. No tenia nada.
- ¿Sientes algo raro? Además de que no podes respirar mucho- le preguntó.
- Dice que siente hormigas en los pies y le duele la cabeza- interrumpió la madre.
La joven doctora miro al niño nerviosa. Esos eran claros síntomas de falta de oxígeno, ¿qué estaba pasando?
- Te daré unos remedios para que te sientas mejor- le dijo al niño y le revolvió el cabello intentando despreocuparlo. Luego se dirigió a la madre-. Debe tomarlos cada doce horas y si no mejora en unos días ven de nuevo y lo revisaré, ¿ok?
Escribió la dosis de medicamento y cada cuanto debía tomarlo en un papel, y se lo entrego a la madre del niño que sonrió agradecida.
- Gracias, Kata. Por todo- le agradeció y la doctora no pudo hacer más que sonreírle.
Cuando la gente dejo de venir y el horario de trabajo termino, Kata se sacó su delantal y lo colocó con cuidado en el perchero de la entrada de la casa. Comenzó a buscar a la señora Tyler por el lugar. Primero el otro cuarto, luego el pequeño living y por último la cocina. Allí la anciana cocinaba en una olla vieja una sopa de tomate, su especialidad.
Con cuidado, Kata se acercó a ella y le tocó el hombro llamándole la atención.
- La gente esta llegando con más síntomas de falta de oxígeno, estoy comenzando a preocuparme- se sincero la chica y la mujer asintió.
- Aquí hay gato encerrado, lo huelo- respondió.
- No empiece con esas metáforas viejas, señora Tyler- dijo y rieron-. ¿Fue un día atareado?
- Llego una chica del orfanato hoy- respondió y Kata pudo notar que su expresión cambiaba-. Tiene 15 años creo y es muy parecida a vos. Cuando la examine pude notar que tenia hematomas al rededor de todo su torso y le pregunté si quería contarme lo que le había pasado. Me dijo que una trabajadora en el orfanato las prostituye.
- ¿Cómo es eso?- preguntó Kata aturdida.
- Las prostituye desde que son pequeñas y las obliga a mantenerse en silencio amenazándolas con "echarlas a la calle". Esta chica, Noora, me dijo que uno de su "clientes" le había hecho esas heridas. Así que le pregunté nuevamente si quería contarme quién era y ella me respondió.
La señora Tyler agarró un cuchillo de uno de los cajones y luego un tómate. Lo comenzó a cortar con delicadeza en pedazos iguales.
- ¿Quién fue?- preguntó su discípula.
- Fue Gerard Purcell- esta vez la anciana corto con fuerza el último pedazo del tomate y los hecho a la sopa.
- ¿Gerard Purcell? ¿El miembro del consejo?- Kata estaba impresionada- ¿Cómo es que nadie lo sabe?
La señora Tyler agarró un trapo maltrecho y con él limpio el cuchillo hasta dejarlo reluciente. Con este miró su reflejo y sonrió agriamente.
- Nadie hace nada al respecto- guardó el cuchillo nuevamente en el cajón y miró a Kata-, pero alguien debería.
- Sí, alguien debería.
Fin del flashback.

I am mine// Bellamy Blake Fanfic\\ The 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora