2. "Directo".

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-Oh, sí… lo siento. Perdí la noción del tiempo –sonreí y él también lo hizo. Una de sus manos rodea mis hombros y camino mirando nuestros pies que van a la par. Siento que en cualquier momento me voy a desmallar y deseo caer en sus brazos en este momento. Me está abrazando… ¡en tan solo unas horas de conocernos! Siento la felicidad correr a toda prisa por cada parte de mi cuerpo y levanto la mirada para encontrarme con sus labios entre abiertos y rosados. Siente que lo estoy observando y clava sus ojos en los míos para después sonreírme. Bajo mi rostro más que apenada y suelta una risita.

-Tranquila, no muerdo –toma mi mentón y después, me guiña con su ojo izquierdo color azul cielo.

-Lo sé… -susurro, tratando de ocultar mis nervios.

-Solo si tú lo deseas, ahí si muerdo –ciento como mis mejillas comienzan a arder. No digo y –claramente no puedo decir-, ninguna palabra. Saca unas llaves de su bolsillo y al presionar un botón, su auto suena para indicar que ya no tiene seguro. Abre la puerta del pasajero y me sonríe, indicándome que entre en él. Segundos después está a mi lado y pone en marcha el coche-. ¿Vives muy lejos de aquí?

-No realmente, quizá a veinte minutos –me limito a decir y asiente.

-¿Me podrías decir por dónde?

-Hmm…

-Ya sabes… es que, yo no sé dónde vives –suelto una risita-. Y quisiera saber para poder visitarte más seguido –trago saliva y observo mis uñas nerviosa-. Claro… solo si tú me lo permites.

-Sí, no te preocupes –sonrío y ambos nos quedamos observándonos. Sus ojos ven a mis labios y no puedo acceder a verlo más. Desvío mi mirada hacia la ventana y escucho como una pequeña y casi inaudible risita sale de sus labios, así como… si se estuviera burlando de mí de alguna extraña pero bonita manera-. Sigue derecho, te diré cuando tengas que dar vuelta a la izquierda.

-Bien... –sonrío marcando mis pómulos y me mira mientras que tiene su dedo índice acariciando sus labios-. Elizabeth –me llama y levanto mis cejas-. ¿Eres así?

-Así… ¿así como?

-Así… tan… callada y tímida –me remuevo incomoda en el asiento y muerdo mi labio inferior.

-No… bueno, un poco.

-Creo que no deberías…

-No te conozco lo suficiente –le digo sin dejar que termine lo que quiere decirme y deja de verme para posar su mirada hacia el frente con una mano al volante.

-Confía en mí –me dice aun con su mirada al frente. No digo absolutamente nada porque la voz de mi mejor amiga diciéndome que me haga un poco la difícil aparece de repente.

-Aquí, a la izquierda –le aviso y hace lo que le pido. Su cabello está más peinado que nunca. No dudo que haya llevado algún cepillo para arreglarse en los vestidores-. Es esa, la blanca –asiente y se estaciona frente a ella. Me sonríe.

-No salgas, te abriré la puerta –me guiña un ojo y quiero derretirme enseguida. Trato de calmar mis nervios y cuando abre mi puerta, me tiende su mano y no sé realmente si tomarla-. Ya te dije que no muerdo –suelta una risita y me sonrojo. Tomo su mano y me ayuda a bajar de su auto. Una vez más toma mi mochila y bajo mi mirada apenada.

-Gracias… -susurro. Saco mis llaves de mi pantalón y camino hacia la puerta de casa. Escucho ruidos dentro e inmediatamente la puerta se abre. Mamá está muy guapa, no acostumbra arreglarse mucho-. ¿A dónde irás? –le pregunto y al voltear hacia atrás, veo como Niall está sonriéndome.

-Entrevista de trabajo cielo –me contesta y da un beso en mi mejilla-. ¿Quién es él? ¿Tu compañero?

-Sí, se llama Niall –al presentarlo, él le estrecha la mano y mamá le sonríe.

InnocentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora