Jueves 25, 18:23 pm, enfrenté de mí, una casa pobre, a mi izquierda y derecha, un camino estrecho lleno de plagas de la ciudad: vagabundos, esclavos y todas las malarias que se escondes en las sombras por temor a ser maltratadas.
Thomas y yo estábamos esperando que nos dejaran pasar al hogar, en el tiempo que paso mientras esperábamos, pude observarlo con más detalle: era un hombre de poco cabello, con un bigote largo y un gran estómago, blanco y llevaba un monóculo en el ojo izquierdo, dorado, hecho de oro puro tal vez, vestía una camisa blanca con lineas azules en vertical, sus pantalones eran apretados, negros y tenia zapatos de calidad, no era un hombre cualquiera, era un hombre adinerado, era notable a simple vista. A diferencia mía, yo llevaba mi ropa de siempre, un sombrero negro, abrigo negro, camisa y corbata. No pude peinarme pero no era para preocuparse, ya que siempre mi sombrero esconde mi despeinada melena.
Luego de un rato, ya oscureciéndose, nos dejaron pasar. Quien nos atendió era un anciano en el final de sus días, parecía de unos 90 años, se le veían los huesos y no podía cerrar su boca, ya que al verlo así, no tenia fuerzas ni para hacer eso.
-Guena nohes haballeros, ¿Hue se les ofrehe? (Buenas noches caballeros, ¿Qué se les ofrece?)
Sin poder pronunciar bien las palabras, me daba pena el pobre anciano.
-Buen día señor ¿Aqui se puede encontrar productos de alta calidad?
-¿Eh? No 'mijo, se jonfunde, io limpio zapahos (¿Eh? No mi hijo, se confunde, yo limpio zapatos).
No pude entender lo último que dijo, pero al ver el lugar, se veían paños por todas partes, y zapatos brillando en cada esquina, se podía decir que limpiaba zapatos. También se veía una puerta la cual me daba intriga, ya que estaba pintada con la misma pintura de la pared, como si ocultara algo.
De la nada, Thomas levanto su pie izquierdo y dijo:
-"Soy joven y quiero el especial de la casa".
Yo sin entender, el anciano guiñó su ojo izquierdo y fue a abrir la puerta que me daba dicha intriga, había una escalera bastante larga que iba de bajada.
-"Esto va de parte de la casa".
Yo, sorprendido por ambas acciones, del anciano y de Thomas, ya que el viejo al parecer, hablaba bien y eso de hablar sin formular bien las palabras, era una obra de teatro para la gente, así para que piensen que solo es un viejo más.
-¿Conoces al viejo, Thomas?
-Si, se llama Leroy Bridge, pero nosotros le decimos El viejo parlanchín.
-¿Y ese apodo por que?
-Por su forma de fingir al hablar.
-¿Y eso de el pie izquierdo y lo de "parte de la casa"? ¿Que, era una clave?
-Correcto señor, el pie izquierdo es para indicar si se viene con compañía, el derecho es por si se está solo.
-Ya entiendo...
Bajando las escaleras encontramos una puerta: de roble negro, tallado fino y al pasar la mano, no lastimaba, tampoco dejaba astillas, era perfectamente lisa y de la mas fina calidad posible. Antes de la puerta, estaba una mesa, sobre ellas unas máscaras de animales, había de elefante, venado, gato, lobo y de gallo.
-Pongase una mascara, mientras mas pequeño el animal, significa que es más adinerado.
Él agarró la del gato, si es cierto lo que dijo, debe ser bastante rico, más de lo que tenia en mente.
Yo agarré la del elefante, por mi condición económica.
-No pensé que iba a ser tan pobre, detective
-Ni yo que usted iba a ser tan rico, ahora muévase.
Él abrió la puerta y se vio un mundo distinto, se caminaba sobre piedras, había locales pequeños, pero era de alta calidad los productos que se vendían: aceite, muebles, comida exótica, ropa cara y cada cosa que una persona rica puede perfectamente conseguir. Cada mercader usaba una máscara de gallo, y había personas con mascaras variadas, pero ninguno de elefante, como la mía.
El lugar era muy cerrado, había luz en cada esquina de cada local. Al observar arriba se veía madera, como si fuera un techo, pero era el piso del viejo.
Había varias personas y todas con mascaras, trajes y anillos en sus dedos, me daba asco ver a toda esta gente, y que ellos piensen que soy un plebeyo.
-Me mintió, dijo que solo los 15 mejores vendedores del país sabían de su lugar.
-Si, solo 15 sabían, pero las persona que usted puede ver, son de la parte rica de Inglaterra. Solo 15 mercaderes saben de este lugar para conseguir productos exclusivos de afuera del país y los ricos saben del lugar porque los mercaderes les dicen, y así se expande el conocimiento de este establecimiento.
-Me vio la cara de tonto, y no me gusta que me hagan eso, recuerde que yo tengo el arma, así que no se haga el inteligente conmigo y si próximamente necesitaría de su ayuda, me tendrá que decir todo lo que sepa.
-No volverá a pasar, confíe en mi.
Pude observar un establecimiento bastante grande, iluminación en cada pared y estaba hecha de mármol, ventanas pequeñas, cuadradas y el vidrio estaba sucio, pero no tanto. supuse que allí debería vivir Jefferson Beuclair. No pude observar más por el hecho de que no querer llamar la atención, además la suciedad no dejaba ver.
Recorriendo el lugar, noté que había un local el cual vendía trapos, telas y diferentes objetos relacionado con ella. Quien atendía el puesto era una mujer, cabello rubio, alta y de gran cadera, pero de poco pecho. A través de los agujeros de la máscara, noté que sus ojos eran verdes, como una esmeralda. Supuse que esa dama tal vez podría darme más información para poder descubrir la identidad del asesino.
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El Pañuelo Rojo
Mystery / ThrillerUn detective privado es contratado para investigar un caso en el cual las víctimas son asesinadas, y el asesino deja un pañuelo rojo en cada escena.