He me aquí entrando por esa gran puerta de roble que me dirigiría hacia esta tortura que otros llamarían universidad. A los dieciocho decidí que era tiempo de salir de casa, donde mi mamá me dio todo su conocimiento, para venir a este lugar pero no para terminar mis estudios -que de hecho mi mamá logró conseguirme un título- si no para ayudar a otros culminar su carrera, es decir, que soy una profesora, pero no una cualquiera, una profesora de diecinueve años que fue educada en casa y no conoce como son los adolescentes.
Entré a un gran pasillo donde en el centro hay un escritorio que debía ser la recepción que estaba infestada de alumnos, nadie me notaba e intenté acercarme pero un chico alto y rubio, seguramente el típico mujeriego, se interpuso en mi camino.
-Hey ¿Eres nueva?
-No - Traté de sonar casual y seria para ganarme algo de respeto y para eso traté de obtener una imagen madura con un saco gris, una blusa blanca, unos pantalones negros y para complementar, mi pelo castaño rojizo en una coleta alta. Mi nerviosismo no ayudaba mucho que digamos.
-¿Segura? No te había visto antes y créeme que conozco a todos - Me miró con el ceño fruncido.
-Sí y si me permites... - Dije empujándolo a un lado.
-Por cierto soy Jake - Me guiñó un ojo. Exasperante. No sabía lo que le esperaba.
-Me retiro.
Tenía que pensar en otra cosa.
• • •
A las ocho y tres de la mañana entré al salón para la primera clase que tenía que dar; algunos chicos me miraban y las chicas me hacían muecas de odio, aunque nadie se calló, excepto Jake, quien me miraba divertido. Me senté en mi escritorio, dejé los papeles a un lado y esperé a que hagan silencio poco a poco. Cuando ya casi toda el aula estuvo callada Jake habló.
-Preciosa ¿No te has equivocado de asiento?
-Estoy segura de que no me he equivocado.
-Yo no lo estaría, ese es el sitio del profesor que por cierto te recomiendo que muevas tu lindo trasero de ahí - Oh no, nadie se metía con mi trasero.
-Y yo no estaría tan confiado de decir otro comentario más, -Miré mi lista y busqué su nombre con la vista, aquí está. -Señor... Marshall, si no quieres que te mande a la oficina del Decano -Dije lo más fríamente posible.
No me había dado cuenta pero todos ya se habían silenciado y escuchaban atentamente la conversación aunque por ahí había uno que otro murmullo. Se quedó mudo unos segundos y luego me miró con una sonrisa arrogante en cara.
-Claro, nena.
Fue suficiente así que lo ignoré. Esto iba a ser difícil.
• • •
Me presenté ante todos como Maia Johnson. Les dije que podían decirme Maia pero con la condición de que no se sobrepasaran.
-Supongo que habrán entendido el último tema que el anterior profesor les explicó.-Había una que otra cara indecisa e incómoda -Bueno, veo que no, les preparé una pequeña prueba para ver su nivel en el tema y depende de ello los agruparé en parejas para un trabajo que es para la última semana antes del receso de invierno. A los más bajos en el curso les asignaré un tutor con los que estén dispuestos a dar estas clases.
Hubo algunas protestas pero las ignoré empezando a entregar los exámenes. Mientras resolvían las prácticas me concentré en aprenderme los nombres y ver su asistencia y notas. Los más bajos hasta ahora eran tres: Ryan Wells, Macarena Clapton y Adrian Tomlinson. No me sorprendería ver sus exámenes. Pero lo que sí me sorprendía era ver las notas del tal Jake Marshall, no eran bajas como me las esperaba, al contrario, eran buenas.
Terminé de revisar las notas y todavía continuaban siendo esas tres personas. Solo tenía que esperar que a los que seleccioné como tutores aprobaran mi propuesta. A los cuarenta minutos sonó el timbre, me entregaron los exámenes y salieron corriendo ¡Por fin! Descanso. Lamentablemente me tenía que quedar a revisar los exámenes, pero ante todo estaba la comida.
Me dirigí al pasillo del comedor donde todavía habían algunos alumnos y parejas, no entendía como no podían ser un poco más discretos. Entré rápido para no seguir viendo ese panorama y recogí una bandeja, escogí fruta y zumo de naranja, pagué en la caja y me fui a la sala de profesores.
• • •
La sala consistía en dos oficinas, en la de la izquierda, había computadoras para realizar los trabajos; la otra, una mini cafetería donde había bebidas - y yo yéndome al comedor a comprar -, una máquina de comestibles, una cafetera, etc. En el centro de las dos oficinas se encontraban mesas y sillones en los cuales estaban algunos profesores. Me acerqué a un mueble en un rincón y saqué mi comida, mi laptop y las pruebas.
Cuando estaba por terminar mi jugo una chica, rubia con lentes que -realmente- hacían resaltar sus ojos grises, de tal vez unos veintitrés años vino hacia mi y me saludó con una gran sonrisa.
-Hola, soy Emily Vairon, la profesora de cálculo.
-¡Hola! Emm... Soy Maia, Maia Johnson - Le devolví la sonrisa.
-Me preguntaba... ¿Quieres venir conmigo después de clases? No sé... ¿A tomar un helado o ir al cine? Para conocernos.
-Pensaba revisar unos exámenes pero bueno, sí, sí me gustaría.
-¡Perfecto! ¿Nos vemos a las cinco?
-¿Me das tu número para llamarte?
-Claro, te lo apunto - Emily sacó una pluma y un papel un poco arrugado de su bolsillo y escribió en él, luego me lo tendió y lo acepté con gusto - Bueno, me tengo que ir ¡Nos vemos!- Salió por la puerta soltando lo último en un grito. Me reí mientras miraba el papel y apunté el número en mi celular. Jesús. Recién la conozco y ya me cae genial.
• • •
En mi espera a que sean las cinco, revisé la mitad de las prácticas. Ya corregí la de Ryan Wells, uno de los que necesita tutor y tendré que citarlo; la de Jake Marshall y la de Keisy, también Marshall -¿serán hermanos? ya veremos-. La de ella estaba escrita por un lapicero rosado chillón. Dios, cómo no le aburre ese color... Revisé mi reloj por millonésima vez y eran las cuatro y veinte. Me harté, así que fui a buscar mi Jeep. Estaba cruzando la pista cuando una moto se me cruzó y detuvo delante mío.
-Hey nena ¿Necesites que te lleven?
¿Qué es lo que no entiende? ¿Acaso no le entra por su cabeza que soy su profesora?
-No, no necesito. Deberías comprender que me tienes que hablar correctamente.
-No estamos en clases así que puedo llamarte como sea.
-No, no puedes - Le escupí. ¿Que no ve que me estoy hartando de él?
Se levantó de su moto y dio un paso hacia mí por lo cual yo retrocedí uno. Continuamos así hasta que yo choqué con la pared y paró.
-¡Jake, ven ya! ¡No tengo todo el día!
-¡Ya voy Keisy! ¡Estoy ocupado! - Le respondió, al parecer había supuesto bien, a su hermana que apareció en la puerta.
-Ugh - Keisy me miró con disgusto y entró de nuevo por la puerta. Ahora veo que eran los típicos Barbie y Ken, los dos rubios, ojos verdes y buen cuerpo. Por cierto no he admitido que él tiene buen cuerpo, simplemente digo... Olvídenlo.
-¿En qué estábamos? - Me muestra su dentadura blanca en una sonrisa cínica.
-En que tú ya te ibas - Dije seria y me alejé.
Yo pensaba que estar con chicos iba a ser normal, al parecer me equivocaba. Yo creía eso porque mi primo a sus dieciséis años y yo doce, se mudó a vivir con nosotras después del accidente de sus padres. Él se comportaba conmigo como si fuera su mejor amiga y siempre era bueno. Como no salía mucho, no sabía exactamente cómo eran los hombres, así que me imaginé que ellos eran como él. Pero no era así. No eran así. Y lo supe cuando llegué aquí. Son arrogantes, creídos y muchas cosas más, así que no voy a caer con ellos.

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Studying you [Cancelada]
Teen Fiction¿Alguna vez has oído que te hagan la vida imposible? Pues a mí me tocó un aula completa que me lo haga, pero yo no era una adolescente más en clase si no...