Nada es lo que parece

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Jamas, enserio jamas en la vida crei volver a encontrarme con esa chica rara que habia conocido hacia un año exactamente, camine hacia ella, estaba identica a la ultima vez que la vi excepto que ahora vestia ropas de invierno (por que olvide decirles que estamos en invierno, una epoca no muy agraciada por mi) su cabello se miraba igual de perfecto -Hola Natalia, ¿como estas?- ella me hablo con una sonrisa en su rostro.

-En realidad bien, desde que segui tu consejo de no creer en el amor- en cuanto dije eso ella me miro con esos ojos que la umtima vez estuvieron a punto de asesinarme -Yo jamas diria eso, solo te dije que aprendieras a disfrutarlo- me dijo mientras comenzaba a caminar tomandome del brazo y jalandome para que caminara junto a ella, la verdad no deseaba hacerlo la ultima vez que la vi yo crei que todo habia sido un sueño, por que enserio que clase de persona se disipa en humo color rosa.

Como sea no se si eran las ganas de volver a platicar con ella o simplemente el hecho de que cuando estaba con ella no me sentia tan sola como siempre me sentia pero la segui, mientra caminabamos ella me hizo una preguta que no esperaba -Y dime querida te sigues incendiando- yo simplemente me quede anonadada ante su pregunta pero le conteste ya que simplemente creia que ella era producto de mi cabeza (si, lo crean o no o al menos deseaba que fuese eso) le conteste -Pues no, desde el dia en que me dijiste que me concentrara en lo que era importante no- ella sonrio alegremente, continuamos caminando sin decir palabra alguna. No se cuanto caminamos por que para cuando me di cuenta estabamos a una calle de llegar al centro de la ciudad, ella me señalo un Starbucks -Hay que tomar algo de cafe, yo invito- yo era adicta a comer siempre traia chocolates, paletas o cualquier clase de caremelo asi que si alguien me invitaba yo simplemente respondia -Si, claro- le sonrei y ella me debolvio la sonrisa, me sente en una de las mesas de afuera y ella entro por los cafes, yo amaba el pequeño pueblo donde vivia su nombre era Follet no era un lugar muy grande pero era lindo, en esta epoca del año caia nieve la plaza principal se miraba hermosa, yo espere a la bella chica producto de mi cabez (segun yo)  con esa hermosa vista, las bancas cubiertas de nieve, los niños jugando a hacer pequeños muñecos de nieve o haciendo angeles en el suelo.

Me distraje con la hermosa vista por que cuando me di cuenta ella estaba sentada a un lado mio sonriendome -Eh vuelto querida- dijo yo solo le sonrei y tome un poco del cafe que habia puesto frente a mi, nunca enserio nunca habia tomado algo parecido a ese capuccino y eso que siempre venia a comprar pero esta vez sabia diferente, era calido con sabor a galletas de chocolate recien hechas como las que hacia mi mama aveces -Wooow esto sabe genial, seguramente cambiaron la receta- dije ella solo me sonrio y me contesto -Si sabe muy bien, como toda una bebida para dioses, ¿no te parece?- yo tome un poco mas del capuccino note que ella no dejaba de observarme, entonces le conteste -En realidad yo no creo en ese tipo de cosas, para mi todo eso es falso-

Ella se quedo sorprendida en cuanto dije esto -Como es que no crees en los dioses, o acaso eres cristiana y crees que existe solo uno- en cuanto termino la oracion se hecho a reir y se detuvo para esperar mi respuesta -No, yo no soy cristiana, judia ni nada por el estilo, yo simplemente digo lo que pienso- ella solo me observo con curiosidad y dijo -¿Y no crees en los dioses griegos o romanos?- esa pregunta se me hizo extraña por que la vredad si, yo si creeia en esa clase de dioses por mas extraño que les paresca yo le conteste -Pues en realidad eso seria genial, yo amo la literatura- ella me observo detalladamente de nuevo y me sonrio -Entonces no me eh equivocado- yo bebi un pocoa mas de mi cafe antes de contestarle -Sobre mis creencia...-rei un poco antes de terminar -cualquiera se da cuenta de que no soy como los demas- ella asintio con la cabeza y dijo -De hecho mi pequeña estas en lo correcto y lamento decirte que eso no es muy bueno, recuerda que nada es lo que parece- ella se levanto y roso su mano en mi mejilla, aun recordaba el dia en que mi padre hizo lo mismo y aparte su lijosa mano de mi, pero la mano de ella era tan suave y tenia un dulce aroma, me concentre tanto en envidiar su piel que no me di cuenta que ella se habia levantado ya.

-Bien pequeña. me temo que debo irme, por ahora- dijo ella con una leve sonrisa, yo solo asenti con la cabeza levante mi vaso y le dije -Gracias por el cafe y la compañia chica extraña- le sonrei y ella me debolvio la sonrisa y dijo -Mi nombre es Afrodita querida- en cuanto dijo esto ella se disipo en el mismo humo color rosa que la ultima vez, yo comenze a reir y dije -Que gracioso se llama como esa diosa griega- en cuanto dije esto una pequeña caja aparecio frente a mi, la abri, dentro de ella habia dos brazaletes eran de bronze parecian estar entrelazadas, debajo de ellas habia un pequeño recado:

Estos brazaletes te serviran si llegas a estar en peligro, espero nunca los necesites

A.

Este regalo definitivamente me dejo aun mas sorprendida que toda la tarde junto a ella, termine mi cafe y llegue a casa saque la pequeña caja de mi mochila y la puse en uno de mis cajones y lo cerre, la noche transcurrio como cualquier otra me duche, cenamos, vimos algo de television mientras Alfred y yo le haciamos bromas a Rupert sobre lo linda y tranquila que seria la vida mañana que el se fuera a la universidad, en cuanto dieron las 9:30 mi mama nos mando a dormir, yo aun pensaba en esa extraña tarde pero lo que no podia sacar de mi mente era lo que decia esa tarjeta ¨si llegas a estar en peligo¨ tal vez ella sabia que algo malo me pasaria, pero yo queria saber ¿por que?. ¿cuando? en fin preferi sacarme todas esas ideas de mi cabeza y dormir y esperar que el dia en que nesecitara los brazaletes nunca llegara.

Semidiosa por errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora