Cualquiera en el mundo hubiera podido imaginar mis intenciones cuando te miraba, pues nunca habría mirado así sin un motivo tan grande como el que ahora sentía.
Todas las veces anteriores quedaban difusas, perdidas, incluso olvidadas en el instante en el que nuestras miradas se cruzaban. Todos los que en mi vida hubieran tenido relación con mi persona, pasaban a ser insignificantes en ese preciso instante.
Día a día, segundo a segundo, mi cabeza buscaba un por qué, mientras mi corazón buscaba un poquito más de ti.
Hubiera apostado todo por ti, por nosotros.
Sin embargo, preferí dejar la partida a medias.
No quería perder. Pues prefiero no arriesgarme a ganar.
ESTÁS LEYENDO
Los pájaros muertos que decidieron anidar en mi cabeza.
De TodoTodos necesitamos sentirnos comprendidos con nuestros problemas. Yo, necesito escribir para poder salir un poco de ellos. No sabrás quien soy, pero si decides leerme, te convertirás en un fiel confidente.