Capítulo 1. Cuando me vaya.

2.6K 27 2
                                    

Joseph y Lucie, padres de Robin, tenían sentimientos encontrados; eran felices porque al fín su hija tenía la oportunidad de alcanzar su sueño, algo que no hubiera podido lograr quedándose en su pueblo natal, pero por otro lado se sentían tristes porque su única hija se iba a una ciudad desconocida y no sabían cuando regresaría, si es que lo hacía.

Robin estaba en una situación parecida a la de sus padres se sentía emocionada por la oportunidad que se le presentaba, vivir en otra ciudad, conocer gente nueva, hacer nuevos amigos y una infinidad de cosas más que pasaban por su mente; pero se sentía triste por dejar a sus padres, amigos, su trabajo pero sobretodo la aquejaba el hecho de pensar qué haría en caso que no le fuera como esperaba.

El día de partir a Nueva York estaba cerca y Robin seguía experimentado emoción, melancolía; e incluso, miedo.

-¿Cómo se siente la mejor bailarina del mundo?- preguntó Adrianne.

-Tanto como ser la mejor...no lo sé Adrianne- respondió Robin.

-Lo escucho y no lo creo Robin Carter- dijo Adrianne simulando sorpresa.-Hasta hace unos días y durante muchos años nos tenías fastidiados diciendo que algún día el mundo sabría lo que era realmente bailar, y eso sería gracias a ti, ¿qué te pasa?, ¿acaso estas dudando en ir a Nueva York?

-Tanto así como dudar....

- ¡Estas dudando Robin!- la interrumpió Adrianne

-No estoy dudando Adrianne...lo que sucede es que no sé lo que me espera en Nueva York, es un cambio drástico, no conozco a nadie y a lo mejor haya mejores bailarines que yo y...

-¡Escuchame con atención! Tu, yo y todo Kentwood sabe que no hay mejor bailarina que tú amiga, así que deja el pesimismo y ve a demostrarles a esos que se dicen bailarines lo que realmente es bailar.

- ¡Gracias amiga, eres la mejor! ...pero...

-¡Pero nada!, Robin estas ante la oportunidad de tu vida, lo que siempre has querido esta sucediendo, lo que pase en el transcurso sabrás como resolverlo, porque aparte de ser la mejor amiga, hija, bailarina, eres la más guapa e inteligente...

-Se que soy guapa- dijo Robin con sorna- Pero ¿como me ayudará ser guapa estando en Nueva York?

-Se me olvidaba que además eres inocente- dijo Adrianne con los ojos en blanco- Amiga llegado el momento sabrás como utilizar tus encantos...

- ¡Adrianne!- dijo Robin un tanto asustada.

-Oh! Eso no significa que tengas que acostarte con alguien...aunque si tu quieres...

-No tienes remedio! Adrianne tu sabes que yo...

-Si, ya sé...eres virgen, y como sigas así pronto te veremos en las iglesias, jajaja

-Tu sabes como pienso, para dar ese paso hay que sentir algo especial por aquella persona, no es sólo acostarte y ya.

-Haber si no cambias de idea cuando llegues a Nueva York, porque ya me imagino el menú masculino...

- Jajaja, eres incorregible amiga.

Y es que Robin es una chica que cree en el amor, en encontrar su alma gemela, casarse y tener 2 hijos; ni más ni menos. En Kentwood, tuvo dos novios Nick y Taylor, el primero la engañó con una "amiga" y el segundo se fue a vivir a otra ciudad y tuvieron que terminar. No es que no sintiera nada por ellos, pero más que amor les tenía un gran cariño.

Las palabras de Adrianne ahora retumbaban en su cabeza, no es algo que hubiera pensado, y no porque no fuera posible sino porque tenía la mente ocupada en otras cuestiones, ahora que lo pensaba era verdad; a lo mejor en Nueva York encontraba lo que quería- no un acostón, como le dio a entender Adrianne- sino al amor de su vida. Faltando un día más para partir a su nueva vida, casi no pudo dormir porque ahora no era su carrera como bailarina ni la vida en la nueva ciudad lo que la emocionaba sino la posibilidad de encontrar al hombre de sus sueños.

A la mañana siguiente Robin seguía guardando cosas en su equipaje, tenía temor de dejar olvidado algo, de repente entro Lucie, su madre:

- ¿ Empacando de nuevo ?- dijo a Robin.

- Si, mamá...no quiero olvidar nada.-respondió Robin un tanto ausente.

- Te falta meter a Dexter en la maleta- ( Dexter es su perro)

- Pásamelo por favor...

- Se va a ahogar.

- ¿Quién?- preguntó Robin.

- Dexter.

- ¿Porqué?

- Acabas de pedirme que lo traiga para que lo metas en la maleta hija.

- Estoy un poco distrída mamá.- respondió Robin nerviosa.

- Amor... te quiero más que nada en la vida, lo sabes- dijo su madre con voz entrecortada- y por eso deseo lo mejor para ti aunque eso signifique que te alejes de nosotros, sé que llegarás a ser alguien muy importante.

- Mamá ! Te amo, eres la mejor, no les defraudaré- respondió Robin llorando.

- Lo sé mi niña, lo sé. - respondió Lucie llorando

Madre e hija se fundieron en un abrazo, no hacían falta las palabras, se conocían mejor que nadie en el mundo, eran las mejores amigas y confidentes. Se extrañarían, de eso no había duda, pero el amor de las madres es tan grande que son capaces de todo con tal de ver a sus hijos felices.

Familiares y amigos organizaron una reunión para despedir a Robin y desearle lo mejor en su nueva vida, los mayores le dieron consejos de cómo cuidarse y evitar los peligros de la gran manzana; y los jóvenes le dieron consejos de cómo disfrutar la vida, estando sola podría hacer lo que quisiera y nadie se enteraría, eso sí, a ellos los mantendría informados de sus fechorías. Las horas transcurrieron hablando de experiencias vividas en común, no pararon los buenos consejos- tampoco los malos - pero sobretodo abundaron los buenos deseos hacía Robin.

Esa noche, intentando dormir, repasó diversos eventos felices a lo largo de su vida, no se dió cuenta cuando se quedó dormida, tuvo el mejor descanso que no experimentaba en días. 

Soñando despiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora