Estaba completamente dormida cuando
comencé a escuchar música en mi
habitación. Abrí los ojos y George estaba
sentado frente a mí. Me le quedé
mirando fijamente y él me sonrió.
- Te traje esto –dijo entregándome
una caja. Sin decir nada me senté en
la cama y la abrí. Eran mis chocolates
favoritos, sin nuez porque la odiaba,
caros y difíciles de encontrar. Me le
quedé mirando y sonreí un poco.
- ¿Por qué? –pregunté quitándome
algunas lagañas de los ojos.
- Supongo que hoy que salí temprano
por la mañana con mis papás… recordé
que te gustaban y decidí traértelos -
se encogió de hombros.
- ¿Enserio? -pregunté y él asintió.
- George, odias despertarte temprano -
dije tirándome de nuevo en la cama.
- Lo odio tanto como tú -dijo con
media sonrisa-. Bueno, solo venía a
eso... si en la tarde quieres dar una
vuelta, estaré disponible -anunció.
- Genial -dije mientras volvía a cerrar
los ojos.
- Por cierto Scar... en tus sábanas
hay una mancha enorme... es roja -
cuando dijo eso, sentí como las
mejillas se me encendían. ¿Qué?
¿Mancha roja? ¿De qué? Me incorporé
rápidamente y George hizo cara de asco.
Mordí mis labios y miré hacia donde
estaba y efectivamente, esto parecía
una bandera de Japón. Me dio tanta
vergüenza que casi quería llorar.
- Adiós -dijo y salió por mi balcón-
disfruta tus chocolates -dijo una vez
fuera.
Me levanté corriendo de la cama y
entré al baño, me bajé la ropa interior
y noté algo extraño. ¿Vacío? Salí del
baño y caminé hacia la cama. Miré esa
mancha con cierta sospecha. Luego
miré el calendario y se supone que yo
no debería... me acerqué a la mancha y
la toqué, luego noté que olía raro...
me acerqué y olía a dulce... esto era
falso.
- ¡George ! -grité molesta. Revisé bien
mi ropa y luego corrí hacia el balcón-
¡Estúpido sal! -gruñí y él salió con una
gran sonrisa.
- ¿Es fea la venganza cuando no es